Artículo de Ramón Briones
Que Soquimich haya nombrado a la familia Ponce como su asesora estratégica, resulta particularmente curioso, porque se nombra asesor al propio dueño de la empresa y eso es algo muy sorprendente. También llama la atención que esto se haga a pesar del debate público sobre lo ocurrido con el Litio y Soquimich y lo que intentó hacer el gobierno de Bachelet. Resulta extraño que después de la firma del contrato, cuya historia alguna vez será desclasificada, la familia Ponce, decida dar un paso tan visible reafirmando toda su potencialidad en la dirección de sus negocios.
Desentrañar lo anterior no es tarea fácil para un observador externo a negocios de esta naturaleza. El primer gobierno de Piñera, inició las investigaciones del incumplimiento de SQM y el segundo gobierno de Bachelet, inició un juicio en medio del escándalo de los dineros políticos "invertidos" por SQM.
En un giro brusco arregló el pleito central por la vía de una modificación de contrato, saltándose así a pie junto, una licitación abierta y competitiva y la participación de los pueblos indígenas.
Lo primero fue santificado por la Contraloría que dio como argumento algo tautológico, que como era modificación no se requería nada y no hizo el análisis que normalmente ha hecho de desentrañar el fondo del asunto, es decir, si la modificación era realmente tal cosa o simplemente una fórmula para una nueva contratación y concesión de bienes del país, a una empresa que no merecía ni merece ser socia de Chile. Falló aquí la Contraloría.
En cuanto al tema de los pueblos Atacameños, hay un importante litigio en la Corte de Apelaciones de Santiago y puede ocurrir como en otras oportunidades que los Tribunales pongan orden y establezcan los hechos como realmente son.
La transacción con Soquimich y señor Ponce que llevó a cabo el gobierno de Bachelet, con intervención de varios ministros, empaña definitivamente, a nuestro juicio, cualquier legado que se quiera hacer de su obra, que curiosamente en materias económicas fue completamente incompetente para poner atajo a las demasías de los grupos económicos.
No solo regaló el Litio y todo el desarrollo tecnológico asociado a el, sino que no sancionó a la empresa ni a ninguna otra que cometiera graves ilícitos o abusos. En el caso del Litio, se santificó el acuerdo con el señor Ponce y Soquimich, el propio Consejo de Defensa del Estado, todo ello en tiempo record, entre la primera vuelta presidencial y el resto del mandato. O sea, a la hora nona.
Dicho gobierno no resistió la fuerza de China y en consecuencia ahora, una empresa de un país comunista, tiene injerencia directa en la principal actividad no metálica relacionada con el Litio en Chile, bajo la asesoría de la familia Ponce.
En un acto de suprema ingenuidad el gobierno de Bachelet aprobó un contrato contra todas las buenas prácticas y negoció que la presidencia de Soquimich sería para una distinguida persona, ex presidente de la Confederación y Producción del Comercio.
Un "árbitro" de lujo que a menos de un mes de asumir, entrega la dirección estratégica a uno de los accionistas, lo que obviamente debe haber sido visado por los futuros socios chinos y seguro también de las AFP.
Realmente estamos viendo cosas asombrosas, pero no para nosotros que sabemos cómo se mueven las cosas en los mercados chilenos y por eso nos resulta tan difícil llegar a ser un país del primer mundo. Lo ocurrido pone en ridículo la forma como hacemos los negocios en Chile, los grandes negocios por cierto. Los que son determinantes para todos los efectos.
El actual gobierno se hace el desentendido y nada se dice sobre el Litio en la cuenta presidencial y sus ministros dan bendiciones vagas. En el fondo sin duda les gusta la presencia de los socios chinos, que serán omnipotentes, y que el Sr. Ponce sea el hombre clave en esta industria, por obvias razones.
Se repite así la historia del Salitre y el Cobre con nuevos actores. Los ministros del Gobierno de Bachelet deben responder con claridad sobre sus actos, y asumir en serio sus responsabilidades.
Por si no están informados, Chile estaría exportando principalmente carbonato de Litio por los próximos años, mientras en Argentina se preparan para fabricar ya baterías.
Reiteramos lo dicho hace tres años, no hay otra salida que expropiar como propusimos hace ya varios años, sin ser escuchados por el mundo político.
Co autor de la columna el abogado Hernán Bosselin Correa.
Radio Cooperativa Chile