Por Ernesto Kozameh, Abogado, exjuez, magíster en Derecho y Magistratura Judicial
Si es explotado de forma correcta, El litio se transformará en factor de importantes ingresos para los países productores.
En 2010 comenzó la fiebre por el litio. El mineral tiene a Argentina, a Chile y a Bolivia como grandes protagonistas en su provisión, tanto que concentran casi el 70 por ciento de la producción mundial, sobre todo en la zona atacameña donde convergen dichos países, en lo que se denomina "el triángulo del oro blanco".
La extracción se produce en los salares que abundan en la región. En Argentina, la zona está integrada por las provincias de Salta y de Jujuy, pero Catamarca y La Rioja son poseedoras de grandes extensiones de salares.
En años recientes, el uso para construir baterías que conserven la electricidad (usadas para celulares, autos eléctricos, satélites, etcétera), en la producción de energía nuclear y en las industrias aeronáutica y de precisión óptica, generó un requerimiento mayúsculo de litio y una suba exponencial de su precio.
Sin dudas, si es explotado y administrado de forma correcta, se transformará en factor de importantes ingresos para los países productores y, fronteras adentro, de grandes recursos para las provincias donde este se encuentra.
En paralelo, su explotación genera daños irreparables en el medioambiente.
Dicha explotación se realiza, como se dijo, en los salares que lo contienen, para lo cual se practican excavaciones de piletas con agua, la cual se hace evaporar durante ocho a 10 meses y por tanto se pierde, para luego retirar el litio del fondo ya secado.
Esa pérdida del agua evaporada es la que genera un negativo impacto en el medioambiente, además de lo que perjudica al salar. En ese sentido, en San Pedro de Atacama, Chile, los pobladores están muy preocupados, pues la explotación de litio, sostienen, hace peligrar la existencia del único río que da vida a esa pintoresca población. Igual suerte corren poblaciones y regiones cercanas al triángulo internacional.
Es muy difícil el equilibrio entre la explotación de recursos en procura de ingresos para las poblaciones de esos países y provincias tan necesitados y las medidas para evitar el daño ambiental ecológico.
Incrementar los recursos y hacerlo con saneamiento es factible.
El equipo liderado por el científico argentino Ernesto Calvo, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, obtuvo el primer puesto del concurso internacional Bright Minds Challenge ("Mentes Brillantes"), que se desarrolló en la ciudad de Ámsterdam, Holanda, por un proyecto que consiste en eliminar la contaminación en el proceso de extracción de litio.
El diseño de este equipo consiste en evitar la evaporación del agua reutilizándola y quitando el agregado de sustancias químicas. Mediante un sistema de bombeo, se extrae la salmuera para introducirla en un reactor que atrapa de forma selectiva el cloruro de salmuera, por un lado, y el litio, por el otro, devolviendo aquel al salar.
La exigencia de que las mineras y concesionarias de la explotación, todas extranjeras, utilicen esa metodología evitaría, en gran medida, el negativo impacto ambiental que hoy se registra.
Desde otro ángulo, y además de respetarse el medioambiente, es menester que la explotación de las entrañas de nuestra Latinoamérica genere para esta recursos importantes y no migajas en pago de su sangrado.
Sería muy útil que, en el caso de la explotación del litio, Argentina, Chile y Bolivia se unieran con la finalidad específica de exigir, en forma mancomunada, que esta se lleve a cabo con el menor daño ambiental, y, al mismo tiempo, de encarar en conjunto no sólo la provisión de la materia prima.
Esos países tienen la capacidad suficiente de exportar el litio industrializado ?como, por ejemplo, en baterías? y mucho más si lo encaran unidos, ya sea con intervención estatal o con manos privadas controladas, a las que no hay que temer sino supervisar de forma correcta.
Ello significaría no sólo un incremento en los ingresos por exportaciones, sino un aumento de la ocupación de mano de obra en la tarea de enriquecer la materia prima. Y, lo que es fundamental, convertiría a la unidad de los tres países en la primera productora del mundo, lo cual generaría lazos comunes concretos de fortaleza real, superiores a las declamaciones teóricas.
Argentina y Chile, pese a tantos lazos, guardan rencores de conflictos limítrofes pasados y cuestiones bélicas ingratas que los afectaron. Bolivia y Chile, de igual modo, mantienen incluso en la actualidad un diferendo serio sobre la salida al mar que reclama el primero.
Unirse en cuestiones libres de debate y discusión, en provecho conjunto, es la mejor manera de entenderse y de superar las diferencias.
* Abogado, exjuez, magíster en Derecho y Magistratura Judicial
La Voz