Catamarca: La política, detrás de la 3ra. visita de Macri

  • 20 de noviembre, 2018
Ya comentamos, editorialmente, la importancia institucional que encierra una visita presidencial a Catamarca, provincia con escasos atractivos electorales ?representa menos del 1% del padrón nacional- para tenerla en cuenta con demasiado recurrencia, como ocurrió en los últimos tres años. La del miércoles, lo repetimos por las dudas, fue la tercera incursión de Mauricio Macri por tierras de la Virgen del Valle y Fray Mamerto Esquiú.
Pensar que al Jefe de Estado, de repente, le surgió una especie de amor reverencial por las "cosas nuestras", es pecar de ingenuos. Tomar distancia de la realidad. Detrás de los protocolos y las escenas de la visita al dique El Bolsón o a la villa rodeina, hay política, ese bichito que, de "pituco de barrio norte", convirtió a Macri en un animal moderno atrapado por la sensualidad del poder. Palabras y gestos La historia de las crónicas recientes no fue un hecho casual. El reportaje que el presidente de la Nación, diez días atrás, concedió a Carlos Vega (radio Niquixao, de El Rodeo-Ambato) estuvo perfectamente diagramado dentro de un plan que, irremediablemente, lo iba a terminar reuniendo con la gobernadora de Catamarca. En aquella conferencia telefónica, cuando le preguntaron por la relación con Lucía Corpacci, el líder del PRO y la coalición Cambiemos respondió que, aunque tuvieran visiones distintas, era "buena", y abogaba por mantenerla mientras duraran sus mandatos que, si no reeligen, siguen hasta diciembre de 2019. Esa primera señal de amistad, al día siguiente, se prolongó en el anuncio del viaje a Catamarca, donde cumplió un periplo de cuatro horas al lado de Lucía Corpacci. Estuvo con ella en el aeropuerto, en El Rodeo y en el departamento La Paz, desde donde destacaron la trascendencia de una obra monumental como el dique El Bolsón. Pero, aparte, Macri habló para los medios de comunicación y realzó las potencialidades mineras y turísticas de Catamarca, al punto de anunciar que el próximo año será el impulsor de la construcción de un aeropuerto internacional, lo cual es ciertamente una gran noticia. Si no fuera por el embuste del Plan Belgrano, escribiríamos noticia maravillosa. Su apuesta por el turismo, digamos que es novedosa, aunque sabemos que Catamarca cuenta con una geográfica diversa y una buena parte de ella puede ser utilizada para la aventura que tanto apasiona a los extranjeros, particularmente europeos, muchos de los cuales se llegan hasta las alturas eternas de la cordillera y precordillera andina. En relación a la minería, la visión y diagnóstico de Mauricio Macri son invariables. En cuanto discurso realiza en materia de exportaciones, apunta a ella como factor de desarrollo y creación de puestos de trabajo. Destaca a la Alumbrera (por ende a Yamana, una de sus accionistas, y dueña de Agua Rica), como uno de los motores del sector y destila optimismo en dirección a la "revolución del litio", el material estratégico que guardan los salares puneños. Casualidad o coincidencia, ese discurso se parece demasiado o es idéntico al que menea Lucía Corpacci cuando le toca hablar del futuro de la provincia. Ergo: la minería los une y está, nítidamente, por encima de las diferencias políticas. Este hecho, aunque resulte obvio decirlo, otorga ventajas comparativas para Catamarca en relación a otras provincias, pero fundamentalmente respalda el necesario entendimiento que, en nombre de todos los catamarqueños, hay que tener con la Casa Rosada. En este sentido, y en este mismo espacio, siempre rescatamos como imprescindible para mantener la paz social tener diálogo fecundo con el gobierno nacional, mucho más aún si se tratara de expresiones políticas diferentes, lo que ocurrió en la mayor parte de los 20 años del Frente Cívico (hubo relaciones carnales con el menemismo), en el peronismo de los ?80 (tiempos saadistas y alfonsinistas) o ahora mismo. Cuando aparecieron los cortocircuitos, las consecuencias fueron funestas para para los catamarqueños. Más allá de buenas o malas gestiones, a Saadi lo intervinieron y a Brizuela del Moral lo empujaron al abismo durante las administraciones menemista y kirchnerista, respectivamente. Dilemas opositores Cantar loas a la simbiosis Macri-Corpacci, en lo que parece un sino paradojal de los catamarqueños (en 35 años de democracia, solo en 7 la provincia estuvo alineada a la Nación. En los otros 28, cuando aquí gobernaban los peronistas, allá lo hacían los radicales y/o aliancistas, o viceversa), significa llevar malas noticias a los opositores locales que, de todas formas, hacen esfuerzos por convencer a la conducción nacional que los ayude o, en su defecto, que no ayude a Corpacci. Parece una jugarreta cruel del destino, pero no es una jugarreta. Los radicales, lilitos o promacristas de estos lares se encuentran en una encrucijada que, a cada paso, les provoca impotencia y desazón. No aceptan que ser oposición en provincias pobres como Catamarca es una tortura. No toman ejemplo de lo que, entre 1991 y 2011, sufrió el peronismo bajo la férula radical. Y, por supuesto, miran con disgusto los entendimientos nacionales con los provinciales. Si fuera por ellos, aconsejarían a CAMESSA que cobre sus acreencias o le corte la luz a la provincia. Lo mismo le dirían a Fabricaciones Militares: que cierre Minas Capillitas. Ni hablar de la Justicia Federal: a esa le pedirían que impute a todos los que ellos consideran corruptos. En fin, que explote la provincia, que arda por los cuatro costados, tal como ocurriere en 1991. Nada de esos malignos presagios, por suerte, ocurren. Y en el horizonte, por imperio contrario, se divisan nubarrones cargados de electricidad para la "opo". Durante el reportaje de Macri con radio Niquixao, que duró poco menos de media hora, ni se acordó de los teóricos aliados locales. No les dedicó una sílaba. Peor, todavía, les fue el miércoles. Varios representantes se acercaron al aeropuerto, a El Rodeo o El Bolsón. El Jefe de Estado apenas le tributó un saludo de circunstancia. Si hacemos un racconto serio, hay que decir el visitante le dedicó más tiempo al empresario periodístico, Carlos Vega, que a las principales figuras del Cambiemos vernáculo. Fue la nota política de la semana la tercera visita de Macri desde que, a fines de 2015, asumió la presidencia de la Nación. Duró apenas cuatro horas, pero dejó conclusiones más que evidentes. La principal es que su interlocutora excluyente se llama Lucía Corpacci, con la que confiesa tener una relación de responsabilidades mutuas que espera mantener, conforme a sus propias palabras, hasta el final del mandato. ¿Será por qué están en juego altos intereses del país? No lo sabemos, ciertamente. Pero los sospechamos. De la misma forma que lo sospecha la oposición, esa espectadora de lujo de los tiempos macristas. El Esquiú