Un mapa minero de más de 3.000 años

  • 14 de febrero, 2019
Considerado el mapa geológico más antiguo del momento en él hay descriptas canteras de piedra y oro con fidelidad contrastada por satélites. La firma de su autor al reverso lo hace único en su tipo.
Una joya. El antiquísimo papiro se conserva en el museo italiano de Turín y su nivel de detalle en cuanto a descripciones topográficas con indicaciones geológicas lo hacen único en su tipo. A principios del siglo XIX, se localizó en Deir el-Medina, el pueblo de los trabajadores de las tumbas reales del Valle de los Reyes, un papiro cuidadosamente enrollado. Con una longitud de cerca de tres metros por 41 centímetros de altura, el documento contenía una auténtica representación cartográfica de las minas egipcias en el Wadi Hammamat, el desierto oriental egipcio. El Papiro de las minas fue elaborado en el reinado de Ramsés IV (siglo XII a.C.), lo que lo convierte en el mapa más antiguo de estas características que se conoce. En él se registra las zonas mineras de importancia en tiempos faraónicos con detalles sobre canteras de oro, plata y piedra grauvaca. La historia indica que Ramses IV en su tercer año de reinado se dedicó a los proyectos funerarios de la Necrópolis de Tebas. Ergo, necesitó de las materias primas para las grandes figuras y así fue como encomendó a un escriba la elaboración del mapa geológico. Amennjat fue el escriba encargado y su trabajo resultó fue de tal precisión que en la actualidad la fidelidad de su mapa pudo ser contrastada por tecnología satelital. Amennjat era uno de los muchos trabajadores que vivían en Deir el-Medina y entre los restos arqueológicos del poblado se puede identificar su casa gracias a una pequeña inscripción que coincide con su firma en el mapa. Seis expediciones se concretaron a partir del mapa del escriba y 8 mil hombres fueron enviados por Ramses IV a la zona minera descrita para explotar las canteras ubicadas a 130 km de Tebas. La zona no solo era importante por sus minas sino por ser también una vía de acceso al mar Rojo, entrada de los productos del sur de Arabia y de la India a la ciudad de Tebas. En el mapa, con orientación sur-norte, se detalla la localización de las canteras de piedra y minas de oro a lo largo de los 15 km. del valle, con distintos colores según los tipos de roca. Así, las negras son las rocas sedimentarias utilizadas en la escultura; puntos marrones, verdes y blancos para las gravas; áreas de minería de oro y pozos de agua. También se detallan anotaciones en escritura hierática, una estela con el nombre de Seti, un templo dedicado a Amón y la distancia de las rutas entre ellas, es tan preciso que incluso se detallan el tamaño de los bloques de piedra. James Harrell, especialista en geología arqueológica retirado de la Universidad de Toledo, confirmó que no hay equivalentes contemporáneos del papiro de Turín. Si bien es probable que se hayan trazado otros mapas en épocas faraónicas, usualmente esos documentos no se dejaban en las tumbas y raramente un papiro sobrevive milenios. Además no hubo otras culturas que produjeran diagramas con ese nivel de detalle. De hecho la Geología evolucionó recién a mediados del siglo XVIII con las primeras aproximaciones de la representación espacial del mundo geológico. En 1989 cuando estudió el mapa en profundidad, pudo comprobar in situ el nivel de detalle a través del color de las rocas locales que aún hoy pueden ser reconocidas en el papiro. Bajo custodia La disposición de protección militar para la explotación fue una de las acciones logísticas que permitió en la época contar con la información dispuesta en el mapa. Con el conocimiento de la ubicación de las canteras más datos estratégicos, los soldados eran dispuestos para la protección de los mineros de saqueos de tribus guerreras que merodeaban el lugar. Diario de Cuyo