La seguridad y los riesgos operacionales deben ser la prioridad en la agenda mundial del sector minero

  • 18 de febrero, 2019
El sector minero es sin duda uno de los principales sectores económicos a nivel mundial situados en el ojo del huracán de la seguridad laboral. España, donde la minería ha sido durante muchos años una de las fuentes de empleo más importantes del país, bien lo sabe: con más de 3.600 explotaciones mineras generadoras de cerca de 30.000 empleos directos en 2010, en ese mismo año se registraron más de 6.100 accidentes laborales, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), respectivamente. Y es que la seguridad y las enfermedades laborales han sido desde siempre las principales reivindicaciones de los trabajadores en este sector.
Y si bien se trata de un sector que, en España, en plena transición de esta industria, se encuentra en declive (el 31 de diciembre del pasado año 24 de las 26 explotaciones de carbón del país echaron el cierre), en otros países como Sudáfrica se encuentra en pleno auge. Una prosperidad que inevitablemente viene de la mano de altos porcentajes de siniestralidad. En este país africano, el sector minero se está llegando a convertir en un gran problema para el país debido precisamente a la crítica falta de seguridad y la no implementación de los protocolos de Prevención de Riesgos Laborales. Ante la preocupación por la amenaza para la economía del país que supone este riesgo, del 4 al 7 de febrero se celebró en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) la Feria Investing in Africa Mining Indaba que contó con la participación de DuPont Sustainable Solutions (DSS) y donde su director regional para Turquía, Medio Oriente y África, Johan van der Westhuyzen, explicó que "si bien los directivos son conscientes de las características y procedimientos necesarios para un exitoso programa de gestión de riesgos, aún no están logrando implementar estas medidas y requisitos críticos hasta el momento en los trabajadores de primera línea de producción". Así lo reafirmó July Ndlovu, CEO de Anglo American Coal South Africa, quien puso sobre la mesa el caso práctico de su empresa, donde el operador de la explotación minera implementó una serie de medidas de seguridad a lo largo de los años, consiguiendo reducir el riesgo y, sin embargo, en el año 2017, la mina sufrió la pérdida de tres de sus trabajadores. "Detuvimos las 10 minas y hablamos con nuestros 16.000 empleados para averiguar qué procesos eran erróneos", relató Ndlovu. "Si bien no se detectaron fallos en los procesos, sí pudimos llegar a detectar una preocupante falta de liderazgo por parte de los supervisores de primera línea. Cuando un trabajador es ascendido a supervisor de primera línea necesita desarrollar las habilidades necesarias para ser también un líder. Aprendimos que, como organización madura, debemos disponer de los sistemas y procesos oportunos para mejorar, pero el enfoque debe estar en la cultura de seguridad". La minería en Impala Platinum también cree que contar con la cultura adecuada es un requisito fundamental para mejorar la salud y la seguridad. "En Impala Platinum, la seguridad no es una prioridad para nosotros sino un valor", afirma Thabile Makgala, su secretaria ejecutiva. "Una cultura de seguridad sólida depende de que sus líderes estén comprometidos con ella. Para implementarla en cualquier organización es fundamental apelar a los corazones y las mentes de nuestros empleados". Los distintos ponentes de esta Feria Investing in Africa Mining Indaba coincidieron en resaltar la seguridad y la evaluación adecuada del riesgo como los puntos de mayor importancia que deben abordarse de manera integral dentro del contexto operativo de Sudáfrica. Un objetivo alcanzable si la organización se centra en cultivar una cultura de seguridad sólida a todos los niveles, mejorar la capacitación de los empleados e introducir nuevas tecnologías destinadas a reducir el riesgo. "En la actualidad hemos podido comprobar, afirma Van der Westhuyze, que los directivos no ponen la suficiente atención en los riesgos potencialmente elevados que pueden llevar a incidentes a gran escala. También nos dimos cuenta de que los costosos procesos de administración de riesgos no identifican necesariamente los riesgos de manera efectiva. En Sudáfrica, en concreto, el sector minero se enfrenta a una crisis de seguridad que está teniendo un impacto negativo en el sector ya deprimido que ahora representa menos del 7% de la producción económica del país". Unas conclusiones que encajan a la perfección con los asombrosos resultados obtenidos en la última encuesta de DSS en 2018 sobre riesgos operacionales realizada a altos directivos de más de 350 compañías de todo el mundo -el 60% de las cuales representan industrias de alto riesgo- que pone de relieve cómo los líderes de las empresas no están identificando ni están preparándose de forma adecuada para afrontar los riesgos operacionales que pueden llegar a acarrear catastróficas consecuencias en la propia sociedad, los empleados y las operaciones comerciales de la empresa, llegando incluso a poner en cuestión su continuidad. Algunas de las principales conclusiones extraídas de la encuesta global de 2018 a ejecutivos sobre riesgos operacionales de DSS revelan que, si bien existe un consenso general entre los ejecutivos participantes acerca de cuáles son las líneas fundamentales de un programa ideal de gestión de riesgos, los líderes no logran implementar dichas líneas en sus organizaciones. Esta carencia se manifiesta especialmente de las siguientes maneras: 1) Los directivos no prestan la suficiente atención a aquellos riesgos que pueden generar incidentes a gran escala. Mientras que el 78 por ciento de los encuestados coincide en afirmar que unas bajas tasas de incidentes no implican un riesgo reducido, dos tercios de los directivos encuestados reconocen sentirse seguros cuando ven datos que indican que las tasas de incidentes son bajas o tienden a cero. Los directivos parecen estar permitiendo así que las bajas tasas de incidentes proporcionen una falsa sensación de seguridad y están ignorando otros importantes indicadores de riesgo. 2) Los directivos resuelven las lagunas que pueden existir en los procesos de gestión de riesgos sumando más procesos. La mayoría de encuestados están de acuerdo en que los procesos y los sistemas por sí solos resultan insuficientes en la gestión del riesgo y para garantizar el desempeño operativo, coincidiendo en la importancia de contar con sistemas de gestión de riesgos que estén integrados, se complementen entre sí y se revisen periódicamente para verificar su efectividad. Sin embargo, el 44 por ciento de los encuestados reconoce que las brechas en los sistemas vigentes representan un desafío para sus organizaciones y que una falta de integración en los procesos también puede provocar fallos en los sistemas de seguridad y aumentar las lesiones o incluso los accidentes graves. 3) Los directivos reconocen una cierta desconexión entre los trabajadores con respecto a la gestión de riesgos. Una cuarta parte de los directivos encuestados considera que los principales cargos de responsabilidad de las empresas no están alineados con los principales riesgos que enfrenta la empresa. Más de la mitad (55 por ciento) no cree que los ejecutivos senior estén totalmente alineados con los principales riesgos que enfrenta la organización, lo que supone una señal inequívoca de que existe una importante y creciente brecha de participación entre los líderes de la empresa y los trabajadores, que impide que una organización reconozca y mitigue los riesgos de manera efectiva. interempresas.net