Catamarca: Extraño acuerdo de YMAD

  • 29 de marzo, 2019
Se informó ayer en este espacio sobre un cuarteto de contratos laborales bien gordos celebrados por YMAD con personas bien vinculadas en Catamarca. La revelación de estas erogaciones hizo bastante bulla ayer entre los empleados de la firma, que viven con el Jesús en la boca por temor a perder sus puestos de trabajo.
Al mando de Santiago Albarracín, la firma ingresó desde 2016 en un proceso de ajuste sostenido que se traduce en reducción de personal y restricción de la producción, correlativo al consumo de las importantes reservas en oro y efectivo recibidas de la gestión anterior. Las nuevas designaciones, con emolumentos que no son justamente chala ?i choclo, contradicen los principios de austeridad que las autoridades alegaron para justificar despidos como los que se produjeron a principios de año. Los agentes de YMAD intuyen que las alusiones a la necesidad de mermar gastos en tren de ordenar cuentas son mero pretexto para despejar casilleros y ocuparlos con entenados, independientemente de la competencia o experiencia que puedan tener en el campo de la minería. Esta propensión a beneficiar favoritos, sin embargo, no es rara; abundan las conductas similares en administradores de otras empresas estatales. Pero la gestión Albarracín se destaca por su originalidad. Entre sus características más singulares está la de haber entregado el manejo de los fondos de YMAD a la financiera Puente en lugar de dejarlo a cargo del Banco Nación. Se desconocen las razones de esta decisión excepcional, cosa que en poco contribuye  a tranquilizar a los empleados inquietos por su futuro laboral. La inquietud podría extenderse hacia afuera de la empresa, puesto que sobran precedentes ruinosos de estas incursiones en financieras privadas con dineros públicos. Lo ocurrido con la triangulación financiera en el malogrado Banco de Catamarca en la década del ?90 es uno de los casos. Como se sabe, Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio es una empresa interestadual de la que participan el Estado nacional, la Provincia de Catamarca y la Universidad Nacional de Tucumán. Se trata de recursos públicos: ¿por qué no los maneja el Banco Nación? El acuerdo de YMAD con la financiera Puente viene a perfeccionar la incertidumbre sobre el futuro de la firma, que viene acentuándose desde que la Presidencia de la Nación puso a la cabeza a este Albarracín, ayuno de antecedentes en el terreno de la minería. El cierre de la planta de refinamiento que funcionaba en la Capital fue la primera decisión que alertó a la planta histórica de la firma. Comenzó a afirmarse la presunción de que la meta final podría ser liquidarla, previo vaciamiento. Tal especulación fue esgrimida por las entidades gremiales ante cada disposición de ajuste asumida por Albarracín. La misteriosa relación financiera con la casa Puente se superpone ahora al resto de los indicios preocupantes. Cuando la megaminería se puso en marcha en el país, con Bajo La Alumbrera, en 1997, uno de los elementos más auspiciosos fue la participación de YMAD como socia en el emprendimiento con el 20% de las utilidades. De ese porcentaje, el 60% le correspondía a la Provincia de Catamarca. Los ingresos al erario en concepto de utilidades triplicaron a los de las regalías mineras. Que vaya a darse una situación similar en el futuro es improbable, por no decir imposible. El volumen de la participación de YMAD en el proyecto Agua Rica dependerá de lo que obtenga Minera Alumbrera, en la que es socia, por el uso de su infraestructura. Independientemente de las razones que Albarracín pueda dar por la orientación de la política empresaria que aplica, hasta el momento las deducciones, dado el misterio que rodea la administración de la firma, deben extrapolarse de los hechos: ajuste sistemático, cierre de la planta de refinamiento, despidos, caída de la producción, incidentes relacionados con la inseguridad laboral, entrega de la administración financiera de los fondos a una entidad privada en lugar del Banco Nación. Suma y sigue. El Ancasti