Para el desarrollo del litio, Bolivia se ha decantado por un modelo de industrialización de empresa mixta.
La Razón (Edición Impresa) / Óscar Vargas Villazón
El litio se ha convertido en uno de los minerales más buscados del mundo, ya que es un elemento clave en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. Bolivia se ha decantado por un modelo de industrialización de empresa mixta. ¿Qué características tiene este modelo para lograr una industria de valor agregado?
Según la empresa norteamericana SRK, las reservas geológicas del Salar de Uyuni son de 21 millones de toneladas métricas (TM) de litio equivalente (LCE), constituyéndose en las más grandes reservas de este mineral en salmuera del mundo. Por otra parte, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), la demanda de carbonato de litio equivalente (LCE) en 2017 fue de 212.000 toneladas métricas (TM).
Este potencial ha generado muchas esperanzas, las cuales hoy se ven cristalizadas con el acuerdo para crear una empresa mixta plasmada en el Decreto Supremo 3738, del 7 de diciembre de 2018. Este convenio permite responder a las siguientes interrogantes: ¿quién controla el recurso y define cómo se procesa y se comercializa? ¿Cómo desarrollar una industria en torno al litio que no solo sea competitiva, sino que también atienda las necesidades de los bolivianos?
Antes de responder a estas preguntas cabe responder a otra interrogante: ¿cuáles son los regímenes de propiedad que tienen otros países productores? En Chile, el litio tiene una restricción constitucional para ser explotado por empresas privadas. Se dice que Chile es hoy el mayor productor de litio del mundo junto con Australia, cuando en realidad el litio está en manos de dos empresas autorizadas a extraer este mineral en el país vecino: la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), que hoy es la principal productora mundial de este elemento; y Albemarle, una empresa estadounidense.
En Argentina el régimen de propiedad es de concesión libre, por lo que hay una búsqueda frenética de inversionistas privados, especialmente en el yacimiento del Salar de Hombre Muerto, en la provincia de Catamarca. En las provincias de Jujuy y de Salta las operaciones se desarrollan bajo un modelo de privatización.
En Bolivia, para la tercera fase de industrialización, la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) se asoció con la empresa alemana ACI Systems Alemania GmbH (ACISA), conformando la empresa YLB-ACISA. Se trata de la primera empresa mixta en Bolivia, cuyo capital proviene tanto de empresarios alemanes como del Estado nacional. El 51% de las acciones pertenecen al Estado boliviano y el 49% a la firma alemana. La participación igualitaria de ambos socios hace que sea muy importante adoptar fórmulas que permitan la cooperación y el consenso de las dos partes en la toma de decisiones. Por lo tanto, la característica principal de la gestión en esta empresa mixta es la convivencia, la convivencia del interés público y del interés privado. En este modelo, el Estado boliviano aporta la propiedad minera y los privados, la inversión; impulsando siempre la producción de productos con valor agregado y bienes terminados, como las baterías.
En palabras del ingeniero gerente general de la estatal YLB, Juan Carlos Montenegro, "si nos quedamos con la minería es solo extractivismo, en Bolivia consideramos que la verdadera industrialización del litio está vinculada con el campo energético, de lo contrario no se puede hablar de industrialización".
* Docente de economía de la UCB, experto en litio.
La Razón (Bolivia)