Por Beatriz Nofal y Rut Diamint
El sistema global atraviesa tensiones de orden económico, migratorio, ambiental y de seguridad. Hay un retroceso de algunos procesos de integración, notablemente en economías desarrolladas, junto con una disputa sobre las hegemonías, y un debilitamiento del sistema de comercio multilateral.
Dado los nuevos desafíos y oportunidades que presenta la globalización, los gobiernos de Argentina y Chile han creado el Foro 2030. El Foro es un mecanismo para pensar de forma conjunta las posibilidades a futuro y contribuir a la formulación de estrategias para un desarrollo sostenido y sustentable y para integrarse mejor al mundo.
Los temas de la agenda bilateral se estructuran desde un paralelismo de valores hacia acuerdos vinculados a las capacidades de cada actor y a su potenciación conjunta. Por ejemplo, en ciertos sectores agroalimentarios hay una relativa ventaja comparativa en Argentina, mientras que en minería hay un mayor desarrollo en Chile y, en otros, como en el turismo y el medio ambiente, las ventajas se potencian al coordinarse iniciativas.
En el campo de la ciencia, la cooperación entre ambos países es limitada. La apuesta es establecer alianzas que favorezcan el mejoramiento de la ciencia, y la innovación, su aplicación productiva.
La vinculación física entre Argentina y Chile, que comparten más de 5000 km de frontera, es crucial para la integración productiva y el intercambio comercial bilateral, y también para su conexión con otras naciones de la región y del mundo. Los obstáculos naturales por superar son enormes, y requieren de obras de infraestructura de gran magnitud y exigencias de calidad y sustentabilidad.
El mercado de energía local fluctúa con los ciclos económicos. El diseño de una alerta temprana evitará que problemas de abastecimiento se conviertan en conflictos. Su eficacia resultará de anticipar riesgos y la transparencia y confianza recíprocas.
Ambos países, no obstante sus diferentes modelos de integración al mundo, necesitan fortalecer los encadenamientos productivos regionales y globales en la industria y los servicios, y progresar en el campo de la innovación. Ello requiere participar activamente en la discusión de las reglas del comercio internacional, incluyendo las de la nueva economía digital, impulsando un protagonismo activo y coordinado en el proceso de reformas de la OMC, con énfasis en el fortalecimiento del principio de no discriminación y de favorecer a los países en desarrollo. Asimismo, una voz conjunta, tendrá más fuerza para solicitar el cumplimiento de los acuerdos constitutivos de la OMC, en particular, el Acuerdo de Agricultura, cuyo compromiso de una reforma continua del comercio permanece incumplido, perjudicando nuestras posibilidades de escalonamiento e inserción internacional en la cadena de valor agroalimentario.
Otra meta deseable es promover un diálogo político sistemático intra-bloques, entre Alianza del Pacifico y Mercosur, en los principales temas de la agenda internacional. A su vez, la eventual difusión y aprobación del Tratado Mercosur- Unión Europea, anunciado en Osaka durante la Cumbre del G20, permitirá una mejor identificación de las oportunidades e iniciativas para fortalecer los encadenamientos productivos y su integración internacional.
La misión del Foro es contribuir a pensar una estrategia común. Los objetivos del desarrollo son más alcanzables, y las crisis más evitables, actuando de manera conjunta que de modo aislado. Este nuevo nivel de sintonía requiere evolucionar de un enfoque en que los países se centran en la lógica bilateral a una lógica global, y pasar de un sistema de simples consultas a decisiones mutuamente coordinadas.
Beatriz Nofal y Rut Diamint son economista y politóloga, respectivamente. Miembros del Foro de Diálogo y Reflexión Estratégico Argentina-Chile 2030.
Clarín