Olavarría: Un golpe duro a la identidad minera de Sierras Bayas

  • 11 de noviembre, 2019
Lo que cerró no fue la planta cementera de Loma Negra en Sierras Bayas. Sino la Compañía Argentina de Cemento Portland, parte fundamental del ADN de la localidad serrana más singular. A cien años del primer despacho de cemento. La "Lone Star" de capitales tejanos que constituyó una de las primeras villas obreras del país. El antropólogo Carlos Paz relata la historia. Silvana Melo smelo@elpopular.com.ar No fue tan simple. No fue que Loma Negra cerró su planta de Sierras Bayas, como

Lo que cerró no fue la planta cementera de Loma Negra en Sierras Bayas. Sino la Compañía Argentina de Cemento Portland, parte fundamental del ADN de la localidad serrana más singular. A cien años del primer despacho de cemento. La "Lone Star" de capitales tejanos que constituyó una de las primeras villas obreras del país. El antropólogo Carlos Paz relata la historia.

Silvana Melo

smelo@elpopular.com.ar

No fue tan simple. No fue que Loma Negra cerró su planta de Sierras Bayas, como la vocería mediática informó con el dato de este tiempo. Es mucho más profundo. Lo que cerró fue la Compañía Argentina de Cemento Portland de Sierras Bayas. La cementera que le dio identidad a esa tierra serrana que es distinta a toda su vecindad. Allí donde la industria minera antecedió al cemento. Y fue una adelantada, en tiempos donde el apogeo era del modelo agroexportador. Que no necesitaba de la industria para que todo floreciera alrededor. Al menos para los capitalistas. Cerró, si hacía falta otro símbolo de estos tiempos, a cien años del primer despacho de cemento. Y a cuatro días de la enésima visita presidencial en campaña a la ciudad.

"Menciono a la fábrica con su nombre originario", dice el antropólogo Carlos Paz, después de pronunciar "Compañía Argentina de Cemento Portland". El hombre que hace veinte años desarrolla un proyecto de arqueología industrial, estudiando la osamenta de lo que fue la explosión fabril de una ciudad que es, define, "un fenómeno único". Esa compañía fue en sus comienzos "la Lone Star, es decir, Estrella Solitaria, por ser la planta de capitales tejanos: la bandera de Texas, tiene una estrella". Después tomó el nombre extenso que reivindica Paz cuando fue de capitales argentinos hasta que en los 90 fue vendida al Grupo Fortabat. "Este fue el primer golpe grande, devastador en lo simbólico, por lo que significaba la fábrica en la comunidad, ese orgullo de ser sierrabayense".

La clave es que el origen de la identidad minera se remonta a medio siglo antes del cemento. Entonces la asimilación con Loma Negra es casi una afrenta identitaria. "Ese origen ?analiza el docente e investigador- determina una industrialización muy temprana para lo que fue nuestro país, que no necesitaba la industria porque tenía en auge el modelo agroexportador".

Génesis y emblema

Sierras Bayas es "un sitio emblemático en el proceso de desarrollo de la actividad minera" en el partido de Olavarría, describe Carlos Paz, que la considera "génesis de nuestro subsistema minero con el desarrollo de innumerables caleras y canteras desde finales del Siglo XIX en un contexto pluriétnico". Es decir, con la inmigración como protagonista.

Pocas ciudades sostienen referencias tan fuertes en la memoria colectiva. Olavarría arrastra una historia que la carga de pergaminos. Y le destina nombres que son difíciles de sostener en tiempos sombríos: esas denominaciones "provocan una articulación inmediata con la producción de cemento desde hace décadas en nuestro país; justamente de este contexto surgieron los estereotipos que marcaron a nuestra ciudad desde los años ?70: "Olavarría capital del trabajo", Olavarría "Capital del Cemento"; este último estereotipo se mantiene por los actuales volúmenes de producción".

La década del ?70, analiza Paz, "mostraba una realidad absolutamente diferente: eran los tiempos en que la tecnología aeroespacial llegaba a las plantas de cemento de Olavarría y los controles automatizados de los hornos mostraban el desarrollo alcanzado por las fábricas locales".

Eran tiempos dorados de una ciudad que atraía migrantes de las vecindades y de más allá. Eran los que llegaban buscando hacerse la Olavarría, cuando el trabajo sobraba y se derramaba por las fronteras de la ciudad. Dice el investigador que "por cada trabajador del cemento, existían catorce empleos indirectos, lo que generaba un mercado de trabajo de más de diez mil personas". Era algo inédito. "En la región y en el partido".

En febrero se cumplieron cien años del primer despacho de cemento de la Compañía Argentina de Cemento Portland. Ocho meses después una fábrica desangelada y sin identidad caía víctima de los tiempos.

Un sistema social

La estructura de la fábrica con villa obrera "es un sistema social: no sólo es la reproducción del trabajo fabril, sino que implica la reproducción social del trabajo". En ese contexto, "generaciones de trabajadores fueron parte de los planteles de esta fábrica, la vida familiar se desarrolló entre el sonido del "pito" que marcaba las entradas y salidas de los turnos. La sociabilidad, el deporte, la vida familiar se conjugaba con el trabajo fabril". La vida misma giraba alrededor de la fábrica. Se nacía, se amaba, se florecía y se moría en el escenario de la fábrica. Que como sistema social "ordenaba la vida diaria, imponía disciplina, buscaba sacar el trabajador de las influencias ?nefastas? como los bares, por ejemplo". Estas estructuras de villas obreras controladas por patronales todopoderosas, "fueron los sistemas con villa obrera que se originaron en Inglaterra después de la revolución industrial".

Esta organización social marcó durante estos 100 años la vida de la comunidad: "fue una de las primeras Company Town o sistemas de fábrica con villa obrera de nuestro país", destaca el investigador. La "Lone Star" fue parte de un "proceso de industrialización temprano" en relación con lo que fue el resto del desarrollo industrial en la Argentina. Y recalca, por importancia, que la planta se radicó "en plena vigencia del modelo agroexportador que culminaría en 1930".

Paz asegura que la identidad de Sierras Bayas sigue siendo fuertemente minera. A pesar del padecimiento por los cambios empresariales que significaron sentir que esa cultura identitaria "se esfumaba hace dos décadas". En estos años "ha sido notoria la necesidad de reconstruir esa identidad obrera, esa identidad forjada en el trabajo fabril".

En esa búsqueda, "emprendimientos particulares articulados a la minería artesanal, las actividades culturales relacionadas a la minería, la puesta en valor del museo con la participación de la comunidad y la colaboración de nuestra Facultad de Ciencias Sociales muestra la necesidad de que el patrimonio industrial se convierta en un instrumento que revitalice esa identidad obrera, que represente las épocas del pleno empleo, porque en realidad esta fábrica nunca dejará de ser la Compañía Argentina de Cemento Portland, la primera fábrica de cemento de Sudamérica, orgullo de los sierrabayenses y de Olavarría", se apasiona el arqueólogo industrial.

Por eso volver al nombre original de la fábrica no es un detalle.

La Sierras Bayas inmigrante

Sierras Bayas se hizo fuerte, minera y singular a partir de su componente migratorio. La riqueza fabril de Olavarría la pobló de sindicatos peronistas fuertes y combativos. Sierras Bayas fue cuna de movimientos sociales y de protestas históricas. Carlos Paz recuerda la gran huelga de 1927 en respuesta a las ejecuciones de Sacco y Vanzetti en Estados Unidos. La inmigración italiana tenía un componente anarquista que se movía en las organizaciones obreras y que durante estas décadas de trabajo de investigación el antropólogo anotó: "siempre aparecen relatos de grupos anarquistas que se reunían clandestinamente aquí y allá; está claro que la Ley de Residencia tuvo que ver con la represión de estas revueltas obreras".

Esta historia y estos orígenes consolidan esa identidad inoxidable. "Yo trabajé 22 años en Loma Negra. Tuve compañeros muy amigos que pasaban de Sierras Bayas a Loma Negra luego de la venta de la empresa y conozco el sentir de ellos. Sierras Bayas siempre tuvo un sentido localista, de pertenencia muy grande de la población con su hábitat. El pueblo sigue siendo absolutamente minero en ideología y sentir".

Este contexto facilita comprender el dolor en la asimilación de la Compañía Argentina de Cemento Portland con Loma Negra. Cuando Loma Negra como localidad nació de la fábrica y tomó su nombre. Pero Sierras Bayas se nombra desde sus propias serranías y no desde una empresa. "Son dos casos absolutamente diferentes ?explica Paz-. En las tres fábricas originarias de las sierras hay dos modelos de gestión que se caracterizaron por un paternalismo muy fuerte, de Fortabat y Von Bernard en Loma Negra y Cementos Avellaneda y otro absolutamente diferente en Sierras Bayas, lo que hizo que fuera mucho más autónoma porque el patrón estaba ausente, estaba en Estados Unidos. Es una de las cosas que difiere a Sierras Bayas del resto".

Orgullos

De todas maneras, habrá un orgullo desde las entrañas. Que viene desde el vientre de la tierra.

Un orgullo que descose los territorios de esta ciudad para ponerles base a ciertas instituciones del país.

Porque el granito de Sierra Chica que en 1870 nació de la familia de los Gregorini, migrante de Italia, se pisa en los suelos de la catedral de La Plata y de la catedral de Buenos Aires.

Y de la Compañía de Cemento Portland de Sierras Bayas salió el despacho para construir las bases del Congreso Nacional.

El Popular