Catamarca: Cara y cruz, desafíos 2020

  • 3 de enero, 2020
La nueva década, tercera del siglo, para ponerse a tono con los sentimientos inaugurales que caracterizan todo inicio de año, encuentra al gobernador Raúl Jalil con los desafíos que debe superar para edificar un liderazgo diferenciado de su antecesora claramente planteados. La armónica relación entre Jalil y Corpacci atenuó el impacto de las tensiones que podían esperarse del enroque, más que nada por la adaptación del ultracorpaccismo huérfano. La exmandataria, ahora diputada nacional,

La nueva década, tercera del siglo, para ponerse a tono con los sentimientos inaugurales que caracterizan todo inicio de año, encuentra al gobernador Raúl Jalil con los desafíos que debe superar para edificar un liderazgo diferenciado de su antecesora claramente planteados.

La armónica relación entre Jalil y Corpacci atenuó el impacto de las tensiones que podían esperarse del enroque, más que nada por la adaptación del ultracorpaccismo huérfano. La exmandataria, ahora diputada nacional, se replegó de la arena pública tras entregar los atributos del poder; Jalil, en contrapartida, cumplió en suministrarle amparo presupuestario a sus protegidos. Vale decir: los jefes del acuerdo peronista concluyeron 2019 honrando sus mutuos compromisos.

Cuentas en cero o casi, quizás quede todavía algo, tangencial, boyando, pero los conflictos en la largada de la era Jalil, a diferencia de lo que le ocurrió al intendente Gustavo Saadi en la Capital, fueron muy circunscriptos, vinculados a las reservas de sectores de la administración pública bien pagos frente la reforma del Estado que el mandatario propone o a alguna designación controversial en el gabinete o la Justicia.

Dos asuntos de mayor alcance, estructurales, se recortaron sobre estas escaramuzas: la resistencia que la minería genera en amplios sectores de la sociedad y la menesterosa prestación del servicio de agua potable son dos herencias envenenadas de Corpacci, que Jalil no considerará tales, pero tiene que comenzar a resolver para afianzarse.

El poder desestabilizador de la antiminería quedó probado en Mendoza, donde el gobernador, Rodolfo Suárez, se vio obligado a retroceder en reformas a la ley minera que habilitaban el uso de elementos tóxicos en la actividad pese al abrumador respaldo legislativo que habían obtenido. En la movilización contra los cambios convergieron el ambientalismo y la producción.

Mitos y verdades se confunden. Para la administración Jalil, el episodio mendocino opera como advertencia sobre lo oneroso que podría resultarle prescindir de una política consistente que tienda a separar la paja del trigo, para aventar tanto los temores infundados como las sospechas de corruptelas, cimentadas acá por el despilfarro de la renta pública proveniente de Bajo La Alumbrera y varias súbitas prosperidades.

Gestionar el debate minero, tomar la iniciativa, es medular para el Gobierno pues, como lo demostró Mendoza, lo legal cede en determinadas circunstancias ante lo político. El consenso en torno a la minería está todavía en construcción y, en el concreto caso catamarqueño, podría decirse que los vaivenes de tal construcción condicionarán otra: la del perfil de estadista de Jalil en esta nueva etapa de su carrera.

La otra cuenta pendiente es la del agua. Esta temporada veraniega ha sido particularmente crítica porque a las crónicas deficiencias de la SAPEM Aguas de Catamarca su superpuso la sequía, interrumpida hace pocos días.

Corpacci resolvió en gran medida el problema de la energía. A su sucesor le toca el del agua, cuya profundidad surge nítida apenas se advierte que las cisternas hogareñas, recurso de familias sin expectativas en el mejoramiento del servicio, resignadas a acopiar reservas propias como si fueran beduinos en el desierto, ya no alcanzan. Paso previo a la multiplicación exponencial de tanques particulares o el retroceso al pintoresco aljibe.

Sobre su decisión de avanzar en la política minera, con la mira puesta en Agua Rica y el litio, Jalil mandó señales claras con reuniones y un periplo por la zona por dónde pasaría el camino que transportará el material desde el yacimiento a las instalaciones de Alumbrera. Por ahora, no hay cruce dialéctico con los antimineros, que persisten en sus manifestaciones y pronunciamientos.

Con el agua, el Ministerio de Agua, Energía y Ambiente comprometió inversiones y obras para lograr un servicio "óptimo" el verano que viene.

El Ancasti