Mendoza. El partido que Suárez arrancó con un jugador menos, con un gobernador aún "molesto" por el impedimento de poder desarrollar la minería

  • 12 de febrero, 2020
El Gobierno está tratando de salir del impacto que le causó el fracaso de la minería. Suarez sostiene que su imagen no cayó, pero la base del proyecto para diversificar la economía no estará. El escenario nacional es complejo, podría no haber obra pública y está obligado a volver al orden fiscal. Por Marcelo Arce Rodolfo Suárez ya armó su rutina en el trabajo que tiene desde hace dos meses exactos. Llega a la Casa de Gobierno cerca de las 8, dedica toda la mañana a lo

El Gobierno está tratando de salir del impacto que le causó el fracaso de la minería. Suarez sostiene que su imagen no cayó, pero la base del proyecto para diversificar la economía no estará. El escenario nacional es complejo, podría no haber obra pública y está obligado a volver al orden fiscal.

Por Marcelo Arce

Rodolfo Suárez ya armó su rutina en el trabajo que tiene desde hace dos meses exactos. Llega a la Casa de Gobierno cerca de las 8, dedica toda la mañana a los asuntos de agenda, almuerza en un salón contiguo a su despacho, casi siempre con un ministro distinto, a la tarde vuelve a cubrir la agenda y cerca de las 20 regresa a su casa.

Una cuestión se autoimpuso y lo trasladó a su vez a sus colaboradores: no trabaja de gobernador de noche. No hace reuniones, no hay cenas para la rosca política, ni nada de eso. "Cuando dejo el despacho al atardecer todos los días- les dijo a sus asistentes- vuelvo a hacer mi vida normal. No quiero perder eso".

Los fines de semana decidió moverse sin custodia por la misma razón, para tener la sensación de que en su vida diaria poco y nada cambió.

Por supuesto que sintió el impacto de pasar de ser un intendente en un municipio en el que prácticamente todo funciona como en piloto automático, a administrar una provincia con más de 100.000 empleados y que se hace, para una sola persona, prácticamente incontrolable.

Tuvo que empezar a delegar, a confiar en sus ministros y en los funcionarios de segundas líneas. A diferencia de Alfredo Cornejo, la impresión es que a Suarez se le hará muy difícil tener el control de todo.

Es sabido que su gestión arrancó golpeada de movida y el fracaso del intento por impulsar la minería lo marcó. Sin embargo, en Peltier 251, a un tiempo ya de ese notorio traspié político, minimizan sus consecuencias. Algunas encuestas realizados durante enero lo mimaron a Suarez en ese sentido, tanto, que aseguran dentro del Ejecutivo que "si hoy fueran las elecciones, otra vez ganaríamos y por el mismo resultado de octubre".

Puede ser. Sin embargo el impacto de lo que sucedió es profundo. El desarrollo de la minería era una de las patas sobre las cuales el nuevo gobierno pretendía pararse para apostar al desarrollo, a la diversificación de la economía y, como resultado, para la generación de riqueza y empleo.

Más allá de su fracaso, el gobernador sigue convencido de que ese era el esquema. Y los que están alrededor de él cuentan que continúa molesto. Muy molesto. "Van a tener que explicar los que se opusieron cómo se va a desarrollar la provincia en los próximos años. Nos han condenado por mucho tiempo", es el rezongo.

Y esa queja no solo apunta hacia el peronismo, que lo dejó solo en aquellos momentos tan calientes de finales de diciembre cuando se votó la derogación de la Ley 7722. Sino que, fundamentalmente, responsabiliza a Jorge Difonso, el actual legislador y exintendente de San Carlos, como el dirigente político que encendió la mecha que después derivó en las protestas sociales tan fuertes que forzaron al gobierno a dar marcha atrás.

Más allá de la convicción de que la minería era la salida y del enojo que lo acompaña todavía, Suarez se felicita por haber frenado en su momento. Entiende que, de haber insistido con su idea, quizás las protestas hubieran derivado en alguna muerte en las calles.

Ahora bien. Si el desarrollo minero era el plan para crecer y diversificar la economía ¿Cuál es la estrategia ahora que esa posibilidad está clausurada? No existen muchas respuestas a ese interrogante.

Pero algún atisbo pueden encontrarse en lo que sucederá en unos días nada más. A mediados de semana el Gobierno participará de la presentación de una empresa dedicada a la programación, que contrató a 100 profesionales, hecho que lo mostrarán como un eslabón más en el desarrollo de la economía del conocimiento.

Esta industria, rodeada de incertidumbre por algunas decisiones nacionales recientes, le da trabajo en la provincia a casi 20.000 empleados,todos en blanco y con salarios altos, además. El año pasado, movió alrededor de U$S160 millones en exportaciones.

En materia energética, el panorama también está rodeado de incógnitas. La Nación anunció que promoverá una nueva ley de promoción de la actividad hidrocarburífera, que será determinante para saber cómo y de qué manera se podrá desarrollar Vaca Muerta.

Por ahora, las reglas de juego para las empresas petroleras siguen siendo las mismas que rigen desde agosto pasado y que no han generado otra cosa más que falta de inversión y caída en la producción de petróleo.

Después de la cosecha de uva, se conocerán los alcances de las nuevas políticas para la agroindustria y en abril podría definirse el futuro del yacimiento de sales de potasio que está en manos de Vale. La empresa se comprometió para esa fecha a brindar un informe con su plan de salida del proyecto, y allí Súarez decidirá si la provincia se queda o no con la explotación de la mina malargüina.

No hay mucho más sobre la mesa. Y el escenario económico nacional y la realidad financiera provincial no son alentadores tampoco.

El actual gobernador mendocino empezó bien su relación con el presidente Alberto Fernández. Se vieron solo un par de veces hasta ahora y nunca estuvieron mano a mano en privado. Pero la provincia obtuvo respuestas cada vez que, o el propio Suarez o alguno de los integrantes de su gabinete, trajinaron los pasillos de la Casa Rosada.

Tres situaciones, al menos, podrían convertirse en la prueba de fuego de esa relación. Una de ellas es el pedido que ya hizo el Gobierno de Mendoza para que el Banco Nación refinancie vencimientos de deuda con esa entidad para este año y que llegan a los $3.500 millones. Suarez le hizo este pedido al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y este lo derivó al presidente del Nación, Eduardo Hecker.

Del recorrido que siga el reperfilamiento de deuda nacional que se está negociando tanto con el Fondo Monetario Internacional como con los bonistas dependerá si ese acuerdo solicitado llegará o no a buen puerto.

Otra deuda también está sobre esta mesa: son $1.200 millones que Mendoza le debe a Anses, aunque este pago podría ser postergado luego de una negociación más amplia en la que estarían involucrado no solo Suarez, sino el conjunto de los gobernadores.

También el mandatario provincial aguarda del presidente un gesto rotundo de que está dispuesto, por encima de los reclamos que están haciendo La Pampa y Río Negro, a seguir adelante con el proceso para hacer el dique Portezuelo del Viento.

Alberto cumplió la semana pasada con el cronograma de pagos para el financiamiento de la obra que dejó firmado Mauricio Macri, pero hacia adelante habrá un hito clave: una audiencia pública que deberá convocar (o no, esa es la discusión) el ministro de Ambiente Juan Cabandié y en dónde las provincias que se oponen quieren hacer escuchar su voz. El pedido de Suarez es que la Nación declare que no hace falta esa audiencia, porque jurídicamente es innecesaria dentro del proceso.

Sin minería y con recursos acotados para hacer obra pública, Portezuelo es vital para esta administración. La obra no comenzará hasta finales del 2020, pero se calcula que serán más de 11.000 los puestos de trabajo que se requerirán y además su construcción generará un impulso a otras industrias como la metalmecánica, por ejemplo.

Pero hay un dato más importante. Cuando la represa esté concluida (se calcula que demorará unos cinco años al menos) lo producido de la generación eléctrica quedará en manos de la provincia y esos recursos serán destinados a un fideicomiso que servirá para financiar otros diques. Es decir, si los objetivos se cumplen, Mendoza contará con un fondo propio para encarar este tipo de obras a futuro. Volviendo al tema, obras que están pensadas en el mejoramiento del uso del agua, que eran otro de los pilares de Suarez y que estaban diseñadas, por más redundante que suene, también con el desarrollo de la minería.

El tercer tema podría traer discordia en el vínculo con Buenos Aires que, hasta aquí, es más que aceptable. Fernández apunta a dar la discusión por una nueva coparticipación y en ese sentido recortar fondos en la ciudad de Buenos Aires. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, estuvo el viernes en Mendoza buscando el respaldo de Suarez para frenar esa embestida y se llevó el compromiso de que así será.

Pero claro, esa buena relación con el presidente no alcanza para destrabar el debate por el Presupuesto 2020 en la Legislatura. El PJ mendocino se opone a permitirle al Poder Ejecutivo la toma de deuda ($64000 millones para reprogramar vencimientos de la deuda y otros U$S300 para financiar obras públicas) y la pauta de gastos para este tiene futuro incierto.

En el tablero político de Mendoza hoy existe una realidad: sin liderazgo claro, el PJ está atomizado en al menos cuatro partes: la que representan los hermanos Emir y Omar Félix, el kirchnerismo, los intendentes de Maipú, de Lavalle y de Tunuyán y el ciurquismo expresado en las comunas de La Paz y de Santa Rosa.

Los negociadores del oficialismo han acercado posiciones con Matías Stevanatto, con Roberto Righi y con Martín Aveiro, pero el resto sigue lejos aún lejos de acordar. No quieren que Mendoza vuelva a tomar deuda.

Y tiraron sobre la mesa asimismo un planteo político que busca forzar a los radicales para que terminen arriando una de sus banderas de los últimos años: el peronismo quiere que el Gobierno reconozca que la situación de la provincia es mala y que la prédica en ese sentido de Alfredo Cornejo fue una farsa.

A decir verdad, el panorama financiero es complicado, pero lejos está Mendoza de ser una provincia fundida. La foto fiscal de 2019 terminó siendo complicada por un puñado de factores. Primero, porque los gastos del Estado se indexaron al ritmo desbocado de la inflación. Segundo porque los ingresos cayeron empujados por el desplome de la actividad económica. Y tercero, aquí sí tiene responsabilidad Cornejo, se abrió de manera desmedida la canilla del gasto público en un año electoral.

Varias decisiones ya están tomadas en este contexto. Se buscará imponer el criterio en las paritarias con los gremios estatales de que será imposible aplicar un actualización mes a mes . Aquí podría proponerse un esquema de rediscutir aumentos de manera trimestral o cuatrimestral.

Un puñado de reglas de oro se han establecido. Una de ellas es volver al camino del rigor fiscal que se desvió el año pasado, otra es no aplicar mayor presión impositiva, en especial a los sectores productivos, y una tercera es no tomar deuda para cubrir gastos corrientes.

Si el peronismo no autoriza el endeudamiento que se solicitó, no haría falta aplicar el roll over porque el pago de las obligaciones de deuda estarían compensados con los fondos que surgirán si el Banco Nación y el Anses aceptan renegociar los casi $5000 millones que les debemos.

El problema estará en la obra pública, un dinamizador de la economía que no contará con un impulso fuerte por parte del Estado este año. Sin esos U$S 300 millones, el ritmo del gasto en este sector bajará del 10% del Presupuesto el año pasado, a un 5% este año.

Desde la Capital Federal no habrá que esperar demasiado en este aspecto. Suarez no negoció nada ante Fernández más allá de que el radicalismo (y los gobernadores de ese partido lo apoyaron fuerte) respaldaron la ley de sostenibilidad de la deuda que se aprobó en el Congreso. Desde Mendoza no pidieron, como moneda de cambio, que el presidente baje línea a los legisladores peronistas que no votan el Presupuesto provincial. El gobernador apuesta, con una cuota importante de voluntarismo, a que se imponga la sensatez.

También será muy difícil que, ante falta de fondos para obras, bajen como en otras épocas recursos desde Buenos Aires. Este presidente, al menos por este año, será el administrador de la escasez.

Un funcionario de alto rango, tratando de terminar con el luto por la minería que buena parte del gobierno aún no supera, apeló a una metáfora futbolística para definir el estado actual de cosas. "Está claro que estamos jugando con un jugador menos el partido. Lo que tenemos que hacer es salir y jugarlo". El asunto es que, para Suarez, el partido recién empieza.

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