El peligro de informar sobre el mercado de los metales preciosos sin tener ni idea
- 25 de febrero, 2020
por José Ángel Pedraza La escalada del precio del oro en los últimos meses ha provocado que cada vez más medios generalistas informen sobre este mercado. Aunque es positivo que el oro llegue hasta el gran público que, de otra forma, no se pr
por José Ángel Pedraza
La escalada del precio del oro en los últimos meses ha provocado que cada vez más medios generalistas informen sobre este mercado. Aunque es positivo que el oro llegue hasta el gran público que, de otra forma, no se preocuparía por informarse sobre ello, la irresponsabilidad y el desconocimiento de algunos colegas ha provocado situaciones curiosas e, incluso bochornosas.
El último ejemplo lo hemos tenido con varios medios de comunicación de la India, país con una especial vinculación con el oro desde hace siglos. Un hecho llamativo, ya que se supone que dichos medios deben estar más familiarizados con el asunto que los de otros países.
Los hechos sucedieron así: una serie de medios de comunicación de la India se hicieron eco de un despacho de la agencia Reuters, cuya fuente era el Servicio Geológico de la India (Geological Survey of India), y en el que se daba cuenta del descubrimiento de vetas de oro en el distrito de Sonbhadra, en el estado de Uttar Pradesh.
El problema es que su desconocimiento de los términos que se utilizan en esta materia les hizo interpretar que las 3.000 toneladas de mineral de oro ("gold ore") de las que hablaba el experto eran en realidad, 3.000 toneladas de oro.
Inmediatamente, las calculadoras echaron humo y comenzaron a hacerse las comparaciones más peregrinas: unos valoraban las reservas en nada menos que 12 billones de rupias (casi 167.000 millones de dólares); otros aseguraban que, con el oro procedente de esos yacimientos, el Banco de la Reserva de la India se situaría como el segundo, después de la Reserva Federal estadounidense, con mayores reservas de este metal precioso.
Hasta el gobernador del estado de Uttar Pradesh comenzó a hacer cábalas ante los micrófonos sobre lo que semejante inyección económica podría suponer para la región.
La bola de nieve comenzó a rodar en los medios de comunicación y las redes sociales, hasta tal punto que portavoces del Servicio Geológico de la India se vieron obligados a contactar de nuevo con Reuters para puntualizar las informaciones que se estaban difundiendo, y que nada tenían que ver con la realidad.
Como explicaron desde la central del GSI en Calcuta, en dos zonas concretas de la región de Uttar Pradesh se habían identificado, en unas exploraciones llevadas a cabo entre 1998 y 2000, sendos yacimientos de oro con unas reservas de mineral de alrededor de 52.806 toneladas, con una concentración de 3 gramos por tonelada.
Cualquier persona familiarizada con el sector del oro sabe que las métricas que se utilizan en minería hacen referencia al mineral que contiene oro, no al oro puro que se puede extraer del yacimiento. Un dato que, inmediatamente, viene acompañado por el de la concentración, es decir, cuántos gramos de oro hay por tonelada.
En este caso, los colegas de los medios de comunicación indios deberían haber sacado sus calculadoras para hacer una sencilla operación: 3 gramos por 52.806 toneladas son 158.418 gramos o, lo que es lo mismo, 158,4 kilos de oro.
Evidentemente, la diferencia entre 3 toneladas y 158,4 kilos es notable. Para un país que apenas cuenta con producción propia de oro (2-3 toneladas anuales) y que se ve obligado a importar la práctica totalidad de las 700-800 toneladas de oro que consume anualmente (por valor de más de 31.000 millones de dólares), la noticia era una auténtica bomba. Tanto, que muchos colegas no se resistieron a que la realidad les estropeara un excelente titular.
Desde la redacción de Oroinformación tuvimos conocimiento de la noticia, pero, afortunadamente, la valoramos en su justa medida y descartamos su publicación, ya que un yacimiento de 0,16 toneladas no es una gran noticia. Mejor eso, que pasar el bochorno que han tenido que pasar en otros medios.
Y no porque seamos los más listos de la clase, sino porque, por el bien de nuestros lectores, procuramos saber de lo que hablamos y, sino es así, buscamos asesoramiento de quienes sí lo saben.
No es nada nuevo dentro del periodismo: se llama, simplemente, profesionalidad.
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