Catamarca: Los Apuntes del Secretario y los aprendizajes que dejaron los 25 años de Alumbrera

  • 27 de febrero, 2020
A pesar de presentaciones judiciales, protestas aisladas o cortes de ruta, la realidad de la minería en Catamarca dista un abismo de lo que ocurría 25 años atrás, cuando la provincia negociaba la explotación de su joya más preciada: Bajo La Alumbrera. En aquellos momentos, prácticamente toda la comunidad de Andalgalá renegaba del incumplimiento de los pactos previos, uno de los cuales había sido convenido con las autoridades provinciales y nacionales para que el mineral saliera a través del ferrocarril Belgrano, lo que por cierto iba a dar otras posibilidades de desarrollo a la "Perla del Oeste". Tampoco estaba asegurado que, ni en mínimos porcentajes, los empleados fueran del departamento. Ni hablar de los proveedores. Prácticamente el ciento por ciento pertenecía a Tucumán, la provincia que mayores beneficios logró con Alumbrera, incluidas las ganancias para la Universidad de Tucumán, vía YMAD. Sin embargo, el proceso minero de 25 años dejó dos cosas importantes para Catamarca. 1.- L

A pesar de presentaciones judiciales, protestas aisladas o cortes de ruta, la realidad de la minería en Catamarca dista un abismo de lo que ocurría 25 años atrás, cuando la provincia negociaba la explotación de su joya más preciada: Bajo La Alumbrera. En aquellos momentos, prácticamente toda la comunidad de Andalgalá renegaba del incumplimiento de los pactos previos, uno de los cuales había sido convenido con las autoridades provinciales y nacionales para que el mineral saliera a través del ferrocarril Belgrano, lo que por cierto iba a dar otras posibilidades de desarrollo a la "Perla del Oeste". Tampoco estaba asegurado que, ni en mínimos porcentajes, los empleados fueran del departamento. Ni hablar de los proveedores. Prácticamente el ciento por ciento pertenecía a Tucumán, la provincia que mayores beneficios logró con Alumbrera, incluidas las ganancias para la Universidad de Tucumán, vía YMAD. Sin embargo, el proceso minero de 25 años dejó dos cosas importantes para Catamarca. 1.- La experiencia de no haber sabido negociar como correspondía un recurso no renovable. 2.- La garantía de poder hacer minería sin peligros de contaminación. De hecho, cuando ha terminado el proceso de más de dos décadas a cielo abierto, nadie en sano juicio puede aludir a problemas ambientales emergentes.

Aquella pésima negociación del castillismo, lo repetimos, sirvió para que los gobernantes que vinieran corrigieran los errores y permitieran que la provincia, en materia de minería, sea considerada a nivel mundial como la mejor de todas de Argentina para llevar a cabo inversiones de gran escala. Hoy, salvando los escollos del impacto ambiental, está asegurado que la fuente de trabajo es para los catamarqueños, lo mismo que los proveedores mineros, quienes con tiempo se vienen preparando para atender proyectos del futuro como el de Agua Rica, que será materializado por las mismas empresas que operaron Alumbrera. Independiente de ello, el uso de las utilidades y las regalías está reglamentado y ningún funcionario o intendente, sea del palo que sea, tiene libre disponibilidad para usar dinero que, obligatoriamente, debe ser aplicado a obras de infraestructura que permitan el desarrollo.

Lejos de Andalgalá, donde brillan con luz propia el oro y el cobre, Antofagasta de la Sierra se ha convertido en estos tiempos en un foco de conflicto por la explotación del litio. Un grupo de representantes de los pueblos originarios llegó hasta el despacho del juez Raúl Cerda para solicitarle, aduciendo falta de licencia social, que frene la construcción de un acueducto que, supuestamente, no tiene la Declaración de Impacto Ambiental definitiva (sí provisoria) y que afectaría el curso de agua del río Los Patos. Complementariamente, el mismo grupo, hasta ayer, vino produciendo cortes de ruta en Barranca Larga (Villa Vil, Belén), camino a Antofagasta, donde por una semana no se dejó pasar a los camiones de la empresa Livent (ex Minera del Altiplano). También en este tema surgen nítidas las diferencias respecto a los años 90. Grupos más numerosos, que apuestan por la minería sustentable, realizan sus propias medidas de fuerza en rutas, en la plaza de Antofagasta y en los medios de comunicación. Comprenden y justifican a los ambientalistas, pero defienden la única posibilidad de que en la puna haya progreso y trabajo genuino. Más allá de las posiciones en pugna y de la capacidad de movilización de los manifestantes, después de varios días, creemos que la Provincia debía actuar conforme lo prescriben las leyes. Cortar la ruta sin dejar alternativas al libre tránsito es, primariamente, un delito y el Estado es el encargado de poner orden. Por suerte, la intervención de un fiscal frenó posiciones de violencia entre ambientalistas, camioneros y trabajadores del rubro.

La controversia antofagasteña escapa a la posición a favor de la minería del intendente recientemente reelecto, Julio Taritolay, un radical que piensa en su pueblo como la gran mayoría de los habitantes. Muchos de éstos, además, no comprenden una situación verdaderamente paradojal. Durante largas décadas, en el Salar del Hombre Muerto, se explotó el litio y todas las ventajas se las llevó Salta. Nada quedaba para Catamarca y para su departamento más extenso y más deshabitado, en cuyo límite con la provincia vecina se asienta el Salar, que terminó dando trabajo a los salteños, regalías a los salteños y otros beneficios a los salteños que fundaron pueblos a su alrededor (Huaytiquina, San Antonio, El Tolar y hasta Campo Quijano). Ahora que las empresas mineras que van por el litio han dejado rutas, hospitales y se aprestan a construir un dique en Antofagasta, surge una protesta que parece tener más intransigencia que razonabilidad. Por ello justificamos a los trabajadores que, en los últimos días, proclamaron que hay millones de dólares en juego y detrás de ellos está el futuro promisorio o el abandono de la tierra que los vio nacer.

El Esquiú.com