Crece la demanda de agroalimentos y cae la de minerales en la pandemia

  • 8 de junio, 2020
A nivel global hay una merma generalizada en las compras de minerales como el cobre y el hierro. Los granos y la carne, en cambio, siguen firmes. Jorge Castro La crisis desatada por el estallido de la pandemia del coronavirus, y su contrapartida necesaria el cierre forzoso de la economía, ha hundido al sistema global

A nivel global hay una merma generalizada en las compras de minerales como el cobre y el hierro. Los granos y la carne, en cambio, siguen firmes.

Jorge Castro

La crisis desatada por el estallido de la pandemia del coronavirus, y su contrapartida necesaria el cierre forzoso de la economía, ha hundido al sistema global en la peor recesión de su historia desde la Gran Depresión de la década del 30?, con una caída de 5% a 8% del producto mundial en 2020; esto acompañado de un aumento de la desocupación mundial de más de 30% en los últimos 6 meses. Sólo en Estados Unidos, que en febrero tenía una tasa de desempleo de 3,5%, la más baja en 60 años, han alcanzado a 42 millones de desocupados la semana pasada.

Esto ha derrumbado la demanda en el mundo, con una caída generalizada de los minerales, encabezados por el petróleo que llegó a venderse a valores negativos en marzo de este año (-U$S 3 y -U$S 5 / barril / WTI en EE.UU.), debido al alza de los costos de almacenamiento provocada por el aumento de la producción, en tanto que la demanda virtualmente desaparecía.

Nada de esto ocurrió por los commodities agrícolas, que salvo la breve pausa del primer trimestre en China, donde estalló el coronavirus y cerró su economía en ese periodo, la demanda global se recuperó rápidamente, encabezada por las carnes, lo que beneficio directamente a las exportaciones de proteínas animales de la Argentina, que mostraron una notable recuperación en los últimos 30 días, con un alza de más de 30% en las ventas a la República Popular.

El crecimiento de la producción agrícola en la etapa post pandemia está encabezada por Brasil, con una cosecha de granos que superaría las 230 millones de toneladas en 2020, acompañada por una ampliación del área sembrada que la llevó a más de 60 millones de hectáreas en este periodo. FAO / OCDE estiman que Brasil está en condiciones de aumentar su producción en más de 40% en los próximos 10 años, lo que le otorgaría inequívocamente el primer lugar en términos agroalimentarios.

El otro gran impulsor de esta extraordinaria recuperación de la producción agroalimentaria mundial es el grupo de países integrados por Rusia, Ucrania y Kazakhstan, que ya se han transformado en los segundos productores de granos después de Estados Unidos, con una producción de más de 280 millones de toneladas este año, además de convertirse en los primeros exportadores globales de trigo.

China y la región asiática continúan y profundizan su condición de eje de la demanda mundial de agroalimentos. Lo esencial de lo que ha ocurrido con la demanda global de alimentos en la región asiática lo muestran dos indicadores fundamentales: en primer lugar, el nivel de consumo, que era 23% del total mundial en 2000, trepo a 28% en 2017 y sería más de 40% en 2040; y luego, del auge de la clase media con ingresos cada vez más cercanos a los norteamericanos, que son los primeros del mundo (U$S 67.000 anuales), y que ya alcanzan a U$S 35.000 / U$S 45.000 por año. La región asiática representa a 45% de la clase media global en 2020, y sería 52% en 2040.

La contracción económica ha hundido la demanda mundial de cobre y mineral de hierro, con una caída de 6,1% en febrero, acompañada por una disminución de 8,4% en el segundo trimestre del año, seguida por un retroceso de 4% del aluminio en este periodo.

Hay una correlación directa entre la caída de la demanda de mineral de hierro en China (-30% en los primeros 6 meses del año), y la producción de este mineral clave como insumo esencial de la industria manufacturera con una reducción de casi 40% en la producción de sus principales exportadores que son Australia y Brasil.

En definitiva, hay una diferencia estructural cada vez más acentuada entre la demanda mundial de minerales ?cobre y mineral de hierro en primer lugar-, y los commodities agrícolas, vinculados sin mediaciones a la capacidad de consumo proveniente de China y la región asiática, que como ha ocurrido invariablemente a partir de 2001 (ingreso de la República Popular a la Organización Mundial de Comercio / OMC) se ha convertido en el eje de la demanda global de agroalimentos, y tiende a hacerlo cada vez más por motivos estructurales y no coyunturales.

En este sentido, la pandemia del coronavirus es un simple episodio históricamente circunstancial, sin vínculo alguno con el proceso de acumulación capitalista.

Al mismo tiempo, paradójicamente la pandemia es el primer episodio sanitario auténticamente global, propio de la globalización y de la integración mundial del sistema, mientras que la "gripe española" de 1919 fue un fenómeno esencialmente norteamericano y europeo.

Clarín