Razones para confiar en el oro como activo de inversión

  • 9 de octubre, 2020
El año 2020 ha sido muy negativo en muchos aspectos, en especial, por la pandemia de Covid-19, que se ha cobrado miles de vidas en el mundo y ha provocado una crisis económica sin precedentes en la historia reciente. En cambio, para los activos de inversión considerados como refugio, entre los que destacan los metales preciosos, 2020 ha sido muy positivo, con unas importantes revalorizaciones, como ya hemos visto en anteriores posts. La lenta recuperación que va a experimentar la economía global hace que existan razones de peso para seguir confiando en el oro como activo de inversión. El oro ha protagonizado una importante revalorización en lo que llevamos de 2020, por más que el estancamiento de su cotización desde finales del verano haya deslucido ligeramente unas cifras realmente espectaculares.

El año 2020 ha sido muy negativo en muchos aspectos, en especial, por la pandemia de Covid-19, que se ha cobrado miles de vidas en el mundo y ha provocado una crisis económica sin precedentes en la historia reciente. En cambio, para los activos de inversión considerados como refugio, entre los que destacan los metales preciosos, 2020 ha sido muy positivo, con unas importantes revalorizaciones, como ya hemos visto en anteriores posts. La lenta recuperación que va a experimentar la economía global hace que existan razones de peso para seguir confiando en el oro como activo de inversión.

El oro ha protagonizado una importante revalorización en lo que llevamos de 2020, por más que el estancamiento de su cotización desde finales del verano haya deslucido ligeramente unas cifras realmente espectaculares.

No olvidemos que, a finales del pasado julio, el metal registraba su cotización más alta de la historia, batiendo la cifra alcanzada en 2011, y que apenas unos días después, a principios de agosto, registraba un nuevo máximo histórico, por encima de los 2.000 dólares la onza.

Como señalan desde la consultora británica Metals Focus, históricamente el oro mantiene una relación inversa con las bolsas, ya que el metal precioso está considerado como una protección frente a la inestabilidad en los mercados de capitales.

Precisamente, los buenos resultados obtenidos por las bolsas en el periodo 2016-2019, al calor de un dólar fuerte, provocaron que el interés de los inversores se alejara del oro, lo que influyó en su precio.

En cambio, desde que se desencadenó la pandemia de Covid-19, el oro ha estado cotizando de forma paralela a otros activos de mayor riesgo y, en particular, a las acciones estadounidenses.

Tanto el oro como el S&P 500 (considerado como el índice más representativo de la situación real del mercado estadounidense) alcanzaron sus respectivos máximos históricos durante el pasado mes de agosto, antes de ceder parte de sus ganancias en el mes de septiembre.

Esta correlación positiva ha sido el resultado de una importante caída de los rendimientos de otros activos que compiten con el oro, como los bonos del tesoro. Caída que ha sido mucho más acusada en los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo, que tocaron fondo el pasado mes de septiembre.

En un entorno de tipos de interés históricamente bajos (e incluso negativos), que se van a mantener durante los próximos años, según confirmaron hace unas semanas desde la Reserva Federal, no es extraño que los inversores hayan recurrido a otros activos de carácter defensivo, como los metales preciosos.

Razones geopolíticas

Además de los tipos de interés bajos y los escasos rendimientos de otros activos con los que compite el oro, el metal sigue atrayendo a los inversores debido al complicado panorama geopolítico al que nos enfrentamos, que va a mantener elevada la volatilidad a corto plazo.

Lingotes de oro con el sello de Trump

El foco de inestabilidad más próximo en el tiempo son las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, ya complicadas de por sí, que se han enredado aún más tras el bronco debate entre el candidato demócrata, Joe Biden, y el presidente Donald Trump, y tras conocer que éste ha contraído el Covid-19.

A esto hay que añadir el crecimiento de la tasa de infecciones por coronavirus y la posibilidad de que se adopten medidas más restrictivas en diversos países europeos, lo que podría agravar el estado de la economía. Todo ello preocupa seriamente a los inversores.

Según Metals Focus, en este escenario es probable que se mantenga la volatilidad a corto plazo y que el oro sufra durante los momentos de convulsión en el mercado, que tienden a beneficiar al dólar.

Sin embargo, el panorama a medio plazo se presenta muy positivo para el oro, ya que todo apunta a que el entorno macroeconómico va a seguir estando en una situación complicada, lo que va a beneficiar a quienes inviertan en oro.

De momento, se descarta la posibilidad de una recuperación rápida y las medidas monetarias y fiscales adoptadas por gobiernos y bancos centrales van a seguir siendo positivas para los metales preciosos, ya que se reduce el coste de oportunidad de invertir en ellos

A ello hay que añadir el aumento de la deuda soberana de las naciones y el mantenimiento de las tensiones en el comercio internacional (especialmente si Trump resulta reelegido), factores ambos que van a contribuir a mantener el buen momento del oro.

Los bonos van a seguir con rendimientos negativos durante bastante tiempo, por lo que los inversores van a seguir alejándose de activos de mayor riesgo para aproximarse a refugios como el oro.

El oro como solución a la crisis provocada por el COVID19

Todos estos riesgos potenciales explican por qué se espera que el precio del oro siga siendo elevado en 2021, incluso a pesar de que se descubra una vacuna para el coronavirus y la economía global comience a mostrar signos de recuperación.

Además, en un entorno como éste, un gran número de inversores institucionales van a empezar a contemplar el oro como un activo estratégico y una protección frente a la inflación, en vez de un mero recurso defensivo a corto plazo.

Lingotes de oro bancarizado

Pese al desplome de la demanda en sectores clave para la industria del oro como son la joyería o las compras por parte de los bancos centrales (que en agosto, por primera vez en año y medio, pasaron a ser vendedores netos), el impacto de la pandemia en el suministro de oro procedente de la minería ha sido mucho menor de lo esperado.

De hecho, a pesar del cierre temporal de numerosas minas en países como Sudáfrica, se estima que la producción global anual apenas se va a contraer alrededor de un 2%, para registrar nuevos máximos en 2021.

Y la producción procedente del reciclaje también va a obtener buenos resultados en 2020 y 2021, impulsada por el alto precio del metal.

A ello hay que añadir que la demanda de inversión sigue creciendo, lo que va a servir para compensar en parte la caída de la demanda de otros sectores (joyería e industrial). El doble carácter de activo refugio y protección frente a la inflación que tiene el oro va a ser determinante para que siga resultando atractivo para los inversores.

Metalesdeinversion.com