Catamarca: Los Apuntes del Secretario brinda una explicación sobre el funcionamiento de YMAD
- 9 de octubre, 2020
Cada tanto se pone sobre el tapete de los debates el funcionamiento de Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD). Se alude a su viabilidad, sus negocios o su composición societaria. Cuando se llega a este último punto muy pocos comprenden cómo una empresa enteramente catamarqueña comparte posiciones y hasta tiene dependencia con la Nación y, especialmente, con la Universidad de Tucumán. Si su origen tien
Cada tanto se pone sobre el tapete de los debates el funcionamiento de Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD). Se alude a su viabilidad, sus negocios o su composición societaria.
Cuando se llega a este último punto muy pocos comprenden cómo una empresa enteramente catamarqueña comparte posiciones y hasta tiene dependencia con la Nación y, especialmente, con la Universidad de Tucumán. Si su origen tiene que ver con Farallón Negro, la mina de su propiedad que emplea a 500 personas y produce oro en territorio belicho, o con el área que comprende a los "bajos" andalgalenses (entre ellos está Alumbrera) o del Cerro Atajo, no debería acaso disponer de todas las ganancias o, llegado el caso, asumir las pérdidas. La lógica indica que si, como lo ha planteado durante la semana anterior el diputado provincial Hugo Daniel Ávila. Él tampoco comprende cómo la autoridad catamarqueña no revisa contratos que pudieron tener sentido hace 62 años, cuando se creó YMAD, pero que en la actualidad representan una combinación absurda.
Desde tiempos inmemoriales se sabe que en las alturas de Andalgalá o Belén existen riquezas minerales. Oficialmente las descubrió, a comienzos del siglo pasado, el investigador Abel Peirano y las anotó a favor de la Universidad de Tucumán. La Nación colaboró para ratificar estudios de cateo y abrir camino a la exploración. Por estas cuestiones, que pueden ser legales pero no legítimas, Nación y la UNT comparten la propiedad de recursos naturales que están en Catamarca y son de Catamarca. El colmo del absurdo. La Nación designa al presidente de la empresa y la Universidad, sin gastar una emoción, se lleva el 20% de las ganancias. Con la Alumbrera embolsó verdaderas fortunas y pretende seguir haciéndole con otros yacimientos, a punto tal que plantea cuestiones legales y la más de las veces sus dos directores votaron con presidente de períodos anteriores en contra de los intereses de Catamarca, que cuenta solamente con dos de los cinco votos en el directorio. Esto sucedió, por ejemplo, cuando la provincia pretendió cobrar regalías como lo hace con cualquier otro inversor. No logró el caro objetivo porque perdió la votación que definió el expresidente Manuel Benítez, un pícaro de aquellos. Con estos datos, ¿no habrá llegado el momento que en medio de tantas reformas el gobierno comience a operar la transformación de YMAD como lo pide el diputado Ávila?
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Por si no faltaran reproches a la conducta que observa la UNT en relación a los genuinos recursos catamarqueños, las fortunas que se llevó a la vecina provincia en los tiempos de esplendor del proyecto del Bajo la Alumbrera no habrían sido precisamente bien administrados y aplicados al proyecto de construir una ciudad universitaria. Ello podría originar, en algún momento, que varios directivos de la alta casa de estudios deban rendir cuentas ante la Justicia. Cualquier auditoría, por ligera que sea, daría resultados enfrentados con la transparencia, tal como lo denunció un medio de renombre de tierra azucarera. Por ello y por varias cosas más, sus reclamos sobre el proyecto integrado para utilizar las instalaciones de Alumbrera en el emprendimiento de Agua Rica cada día pierden peso. Aparte que el acuerdo se estableció en un marco de legalidad y existen coincidencias generalizadas que fue favorable a la empresa interestadual, aunque se acepte que el adelanto de 12.5 millones de dólares pudo haberse mejorado.
El Esquiú