La minería cierra un año difícil, pero con expectativas a futuro, por Favio Casarín

  • 7 de enero, 2021
  • casarin
Allá por fines del año 2019, se presagiaba un duro año 2020 para la industria minera. Las nuevas autoridades nacionales recibieron una oficina administrativa que había perdido el rango primero de mini

 

A este desastre organizado, se le sumó el espectáculo dantesco de la derogación –con grandes festejos de referentes mineros adjudicándose la paternidad- de la ley antiminera en Mendoza. La misma que una semana después los mismos que la derogaron volvieron a ponerla en actividad –esta vez con silencio atroz de los festejantes de los días pasados, pasando de ser padres orgullosos, a negarse a la prueba de ADN-. Apocalíptica imagen reflejaba la minería por esos días.

Así las cosas, mientras una parte del imaginario minero lloraba por la leche derramada, y la otra seguía descorchando champagne asegurando los miles de millones de inversiones que van a venir, en la minería real no se vislumbraba ningún rumbo certero en el horizonte. Y como si todo esto fuera poco, apareció en marzo la pandemia. Nosotros que crecimos con los que estaban bien, ahora nos dábamos cuenta que a la noche estaba todo mal. ¿Podía salir algo peor?.

Sin embargo, comenzaron a encadenarse una serie de circunstancias, sobre todo en la segunda mitad del año, que nos dejan finalizando el mismo, en un escenario mucho más positivo que a fines del 2019.

Se preguntará usted cómo es posible esta tesis. Con cuáles argumentos puedo sostenerla, a sabiendas que los números indicarán una caída en las exportaciones frente a los ya pobrísimos números del año 2019, que nos dejó el grotescode la conducción 2018/2019.

Lo de los números, ya sabíamos que era imposible de revertir en un año, aún sin pandemia. Pero en una industria como la minera, en la cual a diario repetimos que se trata de una actividad que necesita de grandes inversiones cuyo recupero –en el mejor de los casos- será a largo plazo, la mirada general sobre la actividad debe también sostenerse no solo sobre lo puntual y coyuntural, sino ponerla en perspectiva.

Así, podemos señalar hechos y acciones positivas, que nos permiten asomar la cabeza por sobre algunas miserias que venimos arrastrando desde hace años y se han mantenido, al igual que acciones ociosas, repetitivas y contraproducentes para la industria, pero que –de seguir transitando el buen camino- irán quedando cada vez más rezagadas, al igual que los fabricantes de mentiras que las sostienen. Veamos:

Tras el decreto de aislamiento social obligatorio del mes de marzo, y la inclusión de la actividad minera como esencial, la industria demostró capacidad para adaptarse, sorteando los inconvenientes logísticos que -salvo la industria petrolera que puede parecerse-, ninguna otra tiene: trabajadores con domicilios en diferentes provincias, restricciones al transporte terrestre y aéreo que dificultaron el traslado de personas y de insumos. Sumado al cuidado sanitario, que salvo casos muy puntuales la minería sobrellevó con éxito. Ha sido –y es- una gran tarea, que se debe hacer conocer, poniendo el foco mucho más en esto, que en el hecho de haber donado barbijos. Esto importa porque es auténtico y se trabajó para el bien de todo el país que necesita la minería, con el cuidado de las personas. 

Se puso de manifiesto durante el año con ejemplos concretos, que el accionar activo pesa y se valora mucho más que las palabras, y cuando una provincia adopta políticas certeras, se obtienen resultados. Tal es el caso de Santa Cruz, que con el trabajo silencioso y bajo perfil de sus autoridades,pasó a convertirse en la principal provincia minera metalífera del país. La contrapartida fue San Juan, y quedó al desnudo la mediocre gestión minera de los últimos años. Las políticas y la buena gestión dan más resultado que la verborragia. Enhorabuena, y es otro de los puntos positivos que el resto de las provincias deben imitar, y se ha dejado translucir en este año.

La instalación del debate minero en la provincia de Chubut, fue otro de los puntos fuertes. Más allá de que el proyecto de zonificación adolece de serias deficiencias desde el punto de vista jurídico, reconoce una ley previa tachada de inconstitucional, e hiere de muerte otros proyectos importantes en la zona cordillerana y los uraníferos, el solo hecho de que se vuelva a hablar de minería en Chubut puede anotarse como un punto a favor de la actual autoridad minera. No es fácil salir del lastre que dejaron en el tema el penoso paso de las gestiones anteriores, cuyos horrores instalaron la antiminería en la provincia; y de 10 años de errores comunicacionales graves –que continúan- en el tema del Proyecto Navidad.

Otro punto importante es el esfuerzo –aún individual de algunos actores y empresas- en establecer una comunicación más horizontal y llana, tratando de explicar, compartir e ir dejando de lado frases propagandísticas vacías de contenido y de efecto contraproducente, tales como “hacia una minería sustentable” o “los miles de millones que la minería puede traer”. El cambio empieza a notarse, deberán reveer la postura algunas cámaras mineras y entenderlo, ancladas aún en el siglo pasado.

De gran impacto positivo y por varios motivos, han sido los Seminarios organizados por la Comisión de Minería del Partido Justicialista. Las temáticas abordadas –abiertas a todo público-, con una gran asistencia de interesados, normalmente son eludidos por los grandes eventos editoriales: empresas públicas; participación público-privada; licencia social; inversiones mineras; regalías. La variedad de los expositores de todos los sectores, participando autoridades mineras de la Nación, de las provincias, gobernadores, legisladores, líderes de organizaciones sindicales, comunicadores, referentes de las comunidades originarias, y expertos del sector privado, conformaron un verdadero crisol de ideas y propuestas que son debatidas por el sector, y que han instalado agenda para el año 2021. Quedó claro que la minería de eventos en hoteles para hablarnos entre nosotros mismos es tema agotado.

En estos Seminarios del PJ se presentó el proyecto de la Comisión de Minería para la constitución de una empresa minera nacional público-privada, denominada “Compañía Argentina de Minerales S.A.”. A esta altura ya es una necesidad para el país y para el impulso de la actividad, al estilo de las que ya existen en los principales países mineros del mundo, inclusive en los más desarrollados. Será uno de los temas claves del 2021.

Otro de los buenos temas instalados, es la iniciativa de la Secretaría de Minería de la Nación, en cuanto a la necesidad de un mercado de capitales de minería a los fines de potenciar el financiamiento de proyectos mineros con participación de inversores locales, y el establecimiento de precios de referencia del mercado de metales. Sin dudas un gran tema, que desde estas columnas hace años hemos instigado. Ponerlo en escena por parte de la Secretaría, demuestra la voluntad de dar lugar a las ideas nuevas e iniciativas que posibiliten la salida del estancamiento y proyección de la minería.

Hubo también puntos bajos, que atrasan y se deben corregir. Uno de ellos es que algunas provincias que promocionan como exitosa la exportación de salmuera de litio. El modelo “granero del mundo” aplicado a la minería no va. El límite debe ser la exportación de carbonato de litio. Por suerte, desde distintas columnas de referentes, se ha repudiado esto, lo que evidencia que desde el mismo sector estamos marcando tendencias.

Lo peor del año para la industria minera, también se debe resaltar, y es una mancha muy oscura dentro de un año que como se ha narrado, la mayoría ha hecho muchos esfuerzos por salir adelante. Ello fue la condena a Barrick por contaminación dolosa del proyecto binacional Pascua Lama, que incluyó el cierre definitivo del mismo. Hechos como este no se pueden tolerar más, y el mismo sector minero debe tomar las medidas y marginar a quienes no cumplen las normas, si es que queremos ser creíbles. Una vergüenza para todos, y esta Compañía debió haber sido expulsada de la cámara empresaria minera a la que pertenece en nuestro país. Aún están a tiempo de pronunciarse sobre este nefasto episodio.

En conclusión, la minería cierra un año particular con sabor a poco en cuanto a números. Pero se han sentado algunas bases y cambios de paradigmas que abren expectativas significativas hacia el futuro. Está en nuestras manos, como dijo el célebre el filósofo español José Ortega y Gasset: “¡Argentinos a las cosas, a las cosas!”.

Por Favio Casarin

Geólogo y Abogado

Prensa GeoMinera