Misiones/Minas de Wanda: cómo es el viaje al corazón de la tierra colorada
- 1 de febrero, 2021
- misiones
A 40 kilómetros de Puerto Iguazú, una visita guiada por los túneles y el taller donde se trabajan las gemas.
Diana Pazos
"El cristal de roca es transparente y se lo conoce como el falso diamante. La pirita es el oro de los tontos. La amatista violeta da energía positiva y tranquilidad, y ayuda a quienes sufren de insomnio". Los guías de las minas de Wanda, en Misiones, y los vendedores de la tienda del complejo les cuentan a los visitantes "las propiedades" de los minerales, pero aclaran constantemente: "Todo depende de la creencia de cada uno".
Leemos los carteles: el cuarzo rosa es la piedra de la armonía en la familia, la turmalina negra es protectora, el ágata verde representa el amor y la fortuna. "Primero, la salud. Y después, el amor y todo lo demás", piensa en voz alta una mujer y lleva dos dijes. Los demás clientes comparan precios y se preguntan cómo llegaron a la encrucijada de elegir entre el freno a la envidia y la paz interior.
Como la mayoría de los turistas, llegamos a Wanda desde Puerto Iguazú, a unos 40 kilómetros. La visita guiada dura alrededor de 45 minutos, en la que se explica cómo se realiza la explotación a cielo abierto, recorremos los túneles y vamos al taller de corte, pulido y tallado de las piedras.
Junto con la visita a las Ruinas de San Ignacio, las Minas de Wanda siempre fue una de las excursiones preferidas por las familias y grupos que van de vacaciones a las Cataratas del Iguazú. Pero el turismo vive una temporada atípica por la pandemia del coronavirus y ya no bajan cientos de personas de los micros como ocurría un año atrás. Por estos días, los grupos son reducidos y es obligatorio el distanciamiento social y el uso del barbijo.
Un chaparrón de verano apura el comienzo del recorrido por los túneles, que fueron abiertos por los mineros adentro de la cueva. La guía se queda unos segundos debajo de la lluvia para refrescarse, antes de indicar con la mano la entrada en medio del suelo colorado, entre la vegetación frondosa, los animales que se ven y los que se intuyen, y los sonidos envolventes de la selva. Hay un olor intenso a tierra mojada.
El origen
"Ya desde la entrada se pueden ver las amatistas incrustadas en las paredes de Wanda", señala la guía, y explica el origen de esta localidad: Colonia Wanda fue fundada en 1936 por un grupo de pioneros, en su mayoría polacos, y el nombre tiene distintas versiones.
La más conocida se refiere a una princesa polaca que se sacrificó para no casarse con el príncipe heredero al trono alemán. Otra versión muy aceptada asegura que hace alusión al nombre de la hija del mariscal Pilsudski del ejército polaco.
¿Cuándo se descubrieron las gemas? Según cuentan en la región, los primeros cristales fueron encontrados accidentalmente por la madre de don Higinio Enebelo, cuando estaba lavando la ropa en una vertiente y se le cayó el jabón al agua. Al tratar de sacarlo, la señora se cortó la mano con una piedra violeta: era una amatista, pero no lo supo hasta muchos años después.
Después de estudiar y trabajar en Minas Gerais, don Higinio volvió a Misiones para limpiar el terreno y cultivar la yerba mate y el té. Con los conocimientos que había adquirido en Brasil y al ver la piedra que había encontrado su madre, él exploró el lugar y se contactó con Mineralogía de la provincia. Luego de determinar la presencia de geodas, les otorgaron los permisos de explotación en la roca basáltica.
Es que Misiones se asienta sobre el Macizo de Brasilia, un basamento con rocas cristalinas que conforman uno de los mayores mantos de basalto del mundo, cuya formación se remonta a 150 millones de años. ¿Cómo ocurrió? El basalto de Misiones tiene un alto porcentaje de óxido de hierro, por eso el color de la tierra es colorada.
Del núcleo de la tierra salió la lava y, al enfriarse, los globos o burbujas de gas que quedaron aprisionados dieron origen a la roca básica (basalto) y a las piedras semipreciosas. Porque los gases cristalizados dieron lugar a la primera formación, el cuarzo blanco.
"El cristal de roca es el transparente y se lo conoce como el falso diamante. El cuarzo transmite varias vibraciones por segundo de energía positiva, es la piedra que se usa para los marcapasos y los relojes a pila, por ejemplo. La alexandrita gris es la piedra del estudio y el trabajo. La turmalina no tiene dureza y sirve para engarzar, brindando protección. Hay negra, rosa y verde. La amatista violeta representa paz para las personas nerviosas y permite un buen descanso a la noche. Pero todo está en la creencia de cada uno", repite la guía.
Por los túneles
Una línea de lamparitas va iluminando la mina: los visitantes contemplan las paredes, descubren piedras y caminan por los túneles porque la vista se acostumbra a la oscuridad a los pocos minutos de ingresar a la cueva.
Durante la semana, los mineros trabajan en los túneles, y no todos están abiertos al turismo. Tienen 3 km de largo, 18 metros de profundidad y 10 metros de basalto. Precisamente, cuando los trabajadores encuentran el basalto, lo primero que hacen es un frente de trabajo, es decir, limpian el terreno con máquinas retroexcavadoras y empiezan a perforar.
Las perforaciones se realizan en las paredes de 40 a 60 centímetros y se introducen 5 gramos de pólvora casera (con carbón vegetal, azufre y salitre), lo que equivale a explotar un metro de basalto para ir abriendo.
Un dato para tener en cuenta: del 100% de los minerales que se extraen, el 95% se rompe y solo del 5% se logra sacar la geoda entera. Para que pase a ser una pieza de joyería tiene que tener color, dureza y cristalización. El 1% se usa en joyas y el resto se destina a la bijouterie y las artesanías.
"Hay radares que detectan los minerales y se va rompiendo con la explotación. Al ir abriendo con el martillo hidráulico, un minero puede saber si cerca hay una geoda porque el sonido es distinto", se explica en la visita guiada.
Y se destaca que la diferencia entre una piedra preciosa y una semipreciosa radica en la dureza del mineral y la transparencia. La amatista es un caso especial, porque el valor se lo da la intensidad de su color violeta: cuanto más oscura es, la piedra tiene mayor calidad. En cambio, en el aguamarina -que es celeste-, la mejor es la más transparente.
Los cristales de cuarzo adoptan una forma particular, de acuerdo con su organización molecular que está determinada por el elemento químico que la conforma: prismas hexagonales bipiramidales, octaedros. Al penetrar el sílice en la cavidad de la roca madre (basalto), y al tener un enfriamiento abrupto, los cristales no pudieron desarrollarse. Son los cuarzos criptocristalinos: las ágatas son translúcidas y los jaspes son opacos.
Los cuarzos fenocristalinos se originaron por procesos de enfriamiento lento: amatistas, topacios, cristales de roca. La mayor extracción es de amatista (el cristal de roca no tiene valor gemológico).
Durante la visita es posible ver el cristal de cuarzo o el falso diamante, la amatista, el aguamarina, el topacio (imperial o amarillo, rojo y azul), la turmalina (negra, rosa y verde), la pirita o el oro de los tontos y las ágatas de diez colores, entre otras. Entre las piezas de intercambio se destaca la rodocrosita, que es la piedra nacional y se suele encontrar en Catamarca.
En la región recomiendan lavar las piedras con agua y cargarlas al sol o a la luz de la luna de llena. Entonces algunos visitantes consultan la fase lunar en el calendario, y en Wanda sonríen sin apuro: de las 32 hectáreas que posee la familia, aseguran que solo el 8% del terreno está explotado y que tienen por delante 200 años para extraer minerales.
Mientras tanto, la actividad turística es la otra joya del lugar y, aunque en estos días haya menos visitas, creen que también hay turismo para rato.
Clarín