El aporte de las paleontólogas de Salta, por Ricardo Alonso

  • 25 de abril, 2022
La Universidad Nacional de Salta, que este año celebra el 50§ aniversario de su fundación, formó o tuvo en su planta docente y científica a notables paleontólogas.

 

El aporte de estas estudiosas fue fundamental para entender el mundo de los seres extintos de distintos períodos geológicos. La paleontología es precisamente eso, tal como lo dice su etimología, el estudio de los seres del pasado, o sea de los fósiles. Y justo las montañas de Salta están repletas de fósiles que cubren al menos los últimos 600 millones de años de la historia de la Tierra, desde el lejano precámbrico hasta los sedimentos de la era glacial con restos de la megafauna del Pleistoceno.

Ahora bien, de todas las rocas presentes, las más ricas en fauna fósil son las de los mares ordovícicos. Esas formaciones geológicas contienen una increíble diversidad de invertebrados marinos que se remontan entre 450 y 490 millones de años atrás, aproximadamente. Y fueron esas rocas y esas faunas las más elegidas para ser estudiadas en fino detalle.

En general dichas rocas contienen en su interior trilobites, graptolitos, gasterópodos, bivalvos, braquiópodos articulados e inarticulados, ostrácodos y una amplia variedad de microfósiles, entre ellos los conodontes. Son las rocas que afloran ampliamente en el cerro San Bernardo y también en el núcleo de la mayoría de las sierras que limitan el Valle de Lerma y las cadenas que se elevan a ambos márgenes de la Quebrada de Humahuaca y que continúan al norte por la sierra de Santa Victoria hasta internarse en Bolivia.

También en las sierras de Pascha, vecina a la Quebrada del Toro, donde se encuentran concreciones con grandes y bellos trilobites, así como en otros cordones de la Cordillera Oriental y Puna. Son las rocas formadas en aquellos mares pretéritos y rebosantes de fósiles las que atrajeron la atención preferente de nuestras paleontólogas.

Es interesante destacar que, si bien algunas de ellas son nacidas en Salta, también llegaron notables científicas desde otras provincias. Y además que su formación original fue de geólogas en unos casos y de biólogas en otros. La paleontología, paleobiología o paleogeobiología es precisamente un campo de estudio que está a caballo de las ciencias de la geología y la biología. Incluso hay universidades que otorgan el título de paleontólogo.

Al parecer la primera mujer en estudiar los fósiles salteños fue la Dra. Paulina Mhlmann (1912-2009), quien vino a realizar su tesis desde la Universidad de Buenos Aires (UBA) a comienzos de la década de 1930.

Otra especialista que se ocupó de los viejos fósiles ordovícicos del norte argentino fue la Dra. Hildebranda Castellaro (1913-1995), también de la UBA. Ella escribió, entre otros trabajos, unas guías paleontológicas de los sistemas Cámbrico, Ordovícico, Silúrico y Devónico, que siguen siendo obras de referencia obligada para los estudiosos del tema. Y además colaboró en la monumental obra de la Universidad de Kansas y publicada en inglés en 1957 sobre los "Trilobites ordovícicos de Argentina", de los doctores Horacio J. Harrington y Héctor Leanza. Allí se describieron más de un centenar de trilobites provenientes de las montañas del noroeste argentino y entre ellos unos 70 nuevos para la ciencia. Ese trabajo enciclopédico marcó y sigue marcando el derrotero de todos los paleontólogos argentinos que se dedican al tema.

La Dra. Teresa Sánchez (1945-2011), llegó a Salta procedente de la Universidad Nacional de La Plata, con su esposo, también paleontólogo, el Dr. Juan Luis Benedetto. En pocos años, a comienzos de la década de 1970, realizaron una gran obra paleontológica, especialmente en las mentadas rocas ordovícicas. Si bien se interesaron en todo el contenido fosilífero de la región, estaban compenetrados especialmente en los bivalvos y braquiópodos. Publicaron decenas de trabajos, dirigieron tesis y formaron discípulos. Con el golpe de estado de 1976 partieron al exilio, primero a Bolivia y Venezuela, y finalmente a Francia. Regresaron con la vuelta de la democracia y se establecieron en Córdoba. Ambos ocuparon cargos de profesores por concurso. Teresa Sánchez era una gran especialista en las faunas bentónicas. A propósito, es siempre recordado un curso sobre el tema que dictó en la Universidad Nacional de Salta en 1984, titulado "Introducción a la paleoecología del Bentos Marinos". Además de su cuantiosa obra científica dejó como legado un libro titulado "La historia de la vida en pocas palabras", de mucho provecho para estudiantes e investigadores.

Margarita Toro Aldunate (1947-2015) fue una distinguida paleontóloga salteña, autora de estudios sobre los trilobites del cerro San Bernardo, que partió al exilio en 1976. Se radicó en Bolivia, donde desarrolló una obra paleontológica que la posicionó como una de las grandes investigadoras científicas de ese país. En El Tribuno hemos publicado una larga columna sobre su vida y obra.

Susana Malanca es otra autoridad en el estudio de los fósiles paleozoicos del norte argentino. Nacida en La Rioja, realizó toda su actividad académica en Salta. Hasta su jubilación ocupó la cátedra de Paleontología de la Universidad Nacional de Salta. Estudió las faunas fósiles del cerro San Bernardo, de la sierra de Aguilar y la sierra de Cajas en Jujuy, el gliptodonte del río Chico o Xibi-Xibi de Jujuy, huellas de dinosaurios, entre otros temas. Tanto Margarita Toro como Susana Malanca fueron discípulas y tesistas del Dr. Juan Luis Benedetto, actualmente uno de los grandes paleontólogos argentinos.

Una excelsa profesional salteña de la paleontología fue la Dra. María Cristina Moya (1949-2022). Ella tuvo una descollante actuación nacional e internacional con un estudio profundo de las faunas fósiles paleozoicas del norte argentino. Publicó decenas de trabajos académicos junto a científicos argentinos y extranjeros, especialmente españoles y alemanes.

 Dividió y subdividió varias de las formaciones precámbricas y paleozoicas del noroeste argentino por su estratigrafía o contenido paleontológico, estableciendo edades geológicas en base a las asociaciones de fósiles. Se ocupó también de las arcillas marinas como fuente de materia prima para su uso cerámico y del contenido de fosfatos en las rocas producto de la acumulación de conchillas de braquiópodos, los inarticulados del tipo língulas. Junto a su esposo, el paleontólogo Julio Argentino Monteros (1944-2021), estudiaron las faunas de graptolitos y descubrieron especies nuevas para la ciencia, además de establecer una excelente correlación y edades bioestratigráficas en las columnas sedimentarias presentes en la región con sus equivalentes en otros lugares del mundo. Son estudios que desarrollaron en el marco de sus investigaciones para el Conicet, Ciunsa, Centro de Estudios Geológicos Andinos (CEGA) e Instituto Superior de Correlación Geológica (Insugeo), además de la extensa obra publicada en revistas nacionales e internacionales, congresos, capítulos de libros, etcétera, dejaron un rico legado de valiosas colecciones fosilíferas. La Dra. Moya dirigió a decenas de tesistas de grado y doctorales, una amplia gama de discípulos que la recuerdan por su calidad humana y dedicación.

La Dra. Rosa Argentina Marquillas es una geóloga experta en calizas cretácicas que también realizó trabajos paleontológicos en trazas fósiles, huellas de dinosaurios, gasterópodos y estromatolitos. Fue profesora de Geología Histórica en la UNSa e investigadora del Conicet hasta su jubilación.

La Dra. Alejandra Dalenz Farjat es una geóloga boliviana doctorada en la Universidad Nacional de Córdoba y experta en faunas marinas del Paleozoico sudamericano, especialmente bivalvos. Desde hace un par de décadas trabaja en Salta en relación con la industria petrolera.

La Dra. María Josefina Aris, es doctora en Ciencias Biológicas de la UNSa y actualmente ocupa la cátedra de Paleontología en la carrera de Geología de esa universidad. Se especializó en las faunas del Ordovícico y es autora del hallazgo de un raro artrópodo extinto, un marelomorfo.

Las mujeres mencionadas en este artículo, todas ellas relacionadas profesionalmente con el mundo de la paleontología, permitieron que conozcamos más profundamente cómo era la antigua geografía de Salta, los mares que la inundaron y los animales y plantas que vivieron en aquellos tiempos pretéritos.

El Tribuno