Catamarca: Los apuntes del Secretario muestran los funcionarios que pasaron de ser promineros a antimineros

  • 23 de mayo, 2022
"Pobres por decisión propia"

 

Catamarca es una provincia pobre, pobrísima, desde hace más de dos siglos. Sin embargo, contiene en sus entrañas extraordinarias riquezas mineras que, de ser bien explotadas, la colocarían en una situación de privilegio entre sus hermanas argentinas. Chile, un país potencialmente menos pudiente que la Argentina, tiene proporcionalmente mejores números económicos porque hizo de la minería su principal fuente de recursos, sino la única. Semejante distancia de criterios políticos, a esta altura de los tiempos, cuando los catamarqueños miramos con ojos de envidia a las riquezas de la pampa húmeda, resulta incomprensible. Y el tema no surge de los últimos acontecimientos de beligerancia en las serranías andalgalenses, sino que proviene desde hace más de 50 años cuando se planteó la dicotomía “minería si, minería no”. La responsabilidad absoluta de una situación lindante con el absurdo tiene como responsables absolutos a los políticos que, por mezquindades que atentan contra los intereses de todos los catamarqueños, nunca pueden ponerse de acuerdo para establecer una ley que convierta a la actividad minera en “cuestión de Estado irrevocable”. Cuando los radicales estuvieron en el poder –al menos tres décadas de las últimas cinco-, quienes ponían palos en la rueda eran los peronistas. Cuando éstos recuperaron el gobierno, recibieron “la devolución de gentilezas” y se llegó a la locura de no poder hablar de minería en una provincia que es netamente minera. Un diagnóstico digno de ser estudiado por siquiatras, sicólogos y todos los expertos del comportamiento humano.

De promineros a antimineros

Para que los lectores entiendan mejor lo que referimos en el primer bloque. Los gobiernos radicales que encabezaron Arnoldo Castillo, Oscar Castillo y Eduardo Brizuela del Moral dieron luz verde al proyecto más preciado de los catamarqueños: Bajo de la Alumbrera. Los dueños de la mina, las empresas Glencore y Yamana –suiza la primera, canadiense la segunda- pagaban por regalías el 1.5% y otro porcentaje que recibía YMAD por ganancias que nunca fueron debidamente controladas a la salida del mineral por los puertos argentinos. Ahora que gobiernan los peronistas, sólo aparecen problemas para que las mismas empresas que explotaron Alumbrera lo hagan en Agua Rica. Con un agravante: los acuerdos para firmar el contrato definitivo incluyen mejores porcentajes de ganancia para la provincia y sus municipios. Aquellos radicales que eran promineros en los años 90 ahora son antimineros y apoyan a un centenar de ambientalistas que hacen un culto de la intransigencia. Frente a esta situación, vale mucho la invitación que el gobernador Jalil le hizo a la oposición y que fue rechazada con chistes de mal gusto. Y si las cosas siguen ese rumbo será el propio gobierno quien deba tomar decisiones más certeras y creíbles para que, definitivamente, terminemos con esta increíble controversia que castiga a todos los catamarqueños, no solo a los andalgalenses, porque se sabe y lo establece la Constitución que los recursos naturales pertenecen a la provincia. No hay interpretación forzada o justificativo que vaya contra el aserto de la ley.

El Esquiú