El mal momento de la potente minería chilena

  • 12 de abril, 2023
El Gobierno de Gabriel Boric ha adoptado diversas acciones y decisiones que tienen a la minería chilena como blanco privilegiado.

Con el argumento de defender el medioambiente o incrementar los ingresos del Estado para dedicarlos al desarrollo de las regiones, el Gobierno de Gabriel Boric ha adoptado diversas acciones y decisiones que tienen a la minería chilena como blanco privilegiado.

Y como consecuencia de ellas, como lo han advertido voceros del sector, la sólida posición del país en el mercado minero mundial podría ponerse en riesgo.

Los sectores productivos expresan su malestas y hasta elaboraron un resumen detallado de las razones que han generado el ambiente de creciente tensión entre la industria y el Gobierno.

Tras las promesas que había hecho como candidato durante su campaña, la minería chilena estaba ya advertida de los cambios que un eventual Gobierno de Gabriel Boric introduciría en sus relaciones con la industria.

Por ello, como lo habían hecho ya en la campaña, los mineros chilenos vienen librando una dura batalla para contener los efectos de las acciones y decisiones que, el ahora ya gobernante, viene adoptando para convertir esas promesas en realidad.

Y es que desde el primer día en que asumió el mando del Gobierno -el 11 de marzo del 2022, encabezando una coalición de izquierda-, Boric y su administración detallaron los puntos de preocupación y las medidas que priorizarían dentro de la agenda relacionada con la poderosa industria minera chilena.

Así, a un año de gestión, y tal como lo había adelantado, el Gobierno ha adoptado medidas concretas en tres ámbitos determinantes para la actividad minera: el ambiental, el tributario y el normativo.

En el primero, mediante la reciente cancelación definitiva del proyecto minero-portuario Dominga.

En el segundo, con la propuesta de imposición de un ‘royalty’ a la actividad. Y en el tercero, a través de diversas modificaciones introducidas en el Código de Minería. Y como resultado de esas medidas, las relaciones entre el Gobierno y la industria, hoy, se encuentran marcadas por una creciente tensión.

Debe recordarse que, a diferencia de otros países donde la minería genera resistencia, en Chile hay un orgullo minero muy arraigado, y el sector ha sido por años pilar del crecimiento del país. Por estas razones, el mal momento de la potente minería chilena comienza a inquietar también en el ámbito político.

El Esquiú