Martín Pérez de Solay: "Sin este tipo de financiamientos es muy difícil construir proyectos en la Argentina"

  • 27 de julio, 2023
El CEO mundial de Allkem, junto a la jefa global de Minería del IFC, Namrata Thapar, hablaron sobre el desembolso de US$180 millones que harán en Catamarca para desarrollar el litio

Domitila Dellacha

LA NACION

WASHINGTON.– La expansión de la industria del litio es un fenómeno que pone a la Argentina como un foco atractivo para el negocio. El corredor noroeste nuclea una de las concentraciones más altas del mineral y en un mundo que atraviesa un proceso de electrificación sin precedentes, el país se ha convertido en un especial atractivo. Esta semana, la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) –rama del sector privado del Grupo Banco Mundial– firmó un préstamo verde de US$180 millones a la compañía australiana Allkem –una de los principales productores mundiales de litio, con operaciones en producción en la Argentina, Australia y Japón, y proyectos en desarrollo en el país y en Canadá– para apoyar el desarrollo de Sal de Vida, en la provincia de Catamarca. Esta inversión –sujeta al cumplimiento de objetivos sustentables– contempla el desembolso de US$100 millones del IFC y otros US$80 millones en fondos movilizados.

Se espera que el proyecto llegue a una producción inicial de 15.000 toneladas anuales de carbonato de litio equivalente (LCE) en su primera etapa. En términos de exportaciones (con un valor aproximado de US$30.000 cada tonelada de litio) la compañía australiana prevé operaciones por unos US$450 millones.

En diálogo con LA NACION, el director gerente y CEO de Allkem a nivel mundial, Martín Pérez de Solay, y la jefa global de Minería del IFC, Namrata Thapar, evaluaron las implicancias del préstamo verde otorgado para la operación catamarqueña, analizaron el futuro de la industria, destacaron la importancia del sector privado en la industria y consideraron los principales desafíos en el universo litífero. Además, respecto de la posibilidad de una integración vertical del sector en el país, Pérez de Solay advirtió: “El componente de litio no llega a representar ni al 5% de los costos totales de una batería. Entonces, ¿vas a importar el 95% restante para reexportar el 100% en un país que tiene una necesidad de moneda extranjera?”.

-¿Qué significa este préstamo para un mercado como el de la Argentina?

-Martín Pérez de Solay (MPS): Nos sentimos honrados de ser la primera inversión del IFC en el sector del litio, sobre todo conociendo su rigurosidad. Es importante, porque desarrollar proyectos de largo plazo en la Argentina, proyectos que llevan entre siete y nueve años hasta que se ponen en producción, es muy complejo hacerlo con fondeo de accionistas netamente. Esto visibiliza poder invertir en contextos volátiles como los que tenemos en la Argentina. Además, esto nos coloca en una muy buena posición en términos de lo que hemos estado diciendo muchas veces: nadie quiere un auto eléctrico sostenible fabricado con minerales no sostenibles. En todos los aspectos, estamos desarrollando algo nuevo. Encontramos a un socio para que nos lleve a dar un paso más allá, no solo lo vemos con un financiamiento que nos da ventaja en competencia a nivel financiero, sino una ventaja desde un punto de vista sostenible.

-Namrata Thapar (NT): Esto ha sido un gran logro. Han pasado dos años desde que nos involucramos en este proceso y hemos llegado a una solución óptima, tanto para la empresa como para nosotros. Es nuestra primera inversión minera en litio a nivel mundial y hemos sido muy selectivos; hemos visto una serie de proyectos de litio, pero Allkem se ha destacado y es por eso que nos hemos asociado con ellos en este camino. El equipo está comprometido con los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), lo que significa que tenemos un socio que está dispuesto a ir más allá de lo esencial para hacer las cosas sostenibles y responsables.

-¿Cuánto pesa la coyuntura local a la hora de acceder a un préstamo de esta categoría?

-MPS: Lo pondría de otra manera: la coyuntura local hace que sin este tipo de financiamiento sea muy difícil construir proyectos en la Argentina. Estos financiamientos te permiten resolver el problema de la coyuntura que tenés y, a su vez, creo que mucho tiene que ver con el proyecto con el tipo de producto que producimos, que le da viabilidad a un financiamiento del estilo. Que sea un préstamo atado a objetivos de sostenibilidad hace que sea muy atractivo para desarrollar esto en el país.

-La integración vertical del proceso productivo, desde la extracción del cloruro de litio hasta la producción final de la batería, ¿es posible en la Argentina?

-MPS: En la Argentina se extrae cloruro de litio, por lo que el proceso de carbonato de litio ya es un paso industrial importante. Lo que seguiría es producir el material activo de las baterías, lo que podría comenzar a complicar más la operación, porque las baterías requieren cobalto, níquel. La industria tiene un montón de eslabones en la cadena; tenemos que tratar de ir creciendo en esos eslabones de manera ordenada y, en la medida que vamos hacia eslabones más complejos, además, debemos tener una demanda local: el componente de litio no llega a representar ni al 5% de los costos totales de una batería. Entonces, ¿vas a importar el 95% restante para reexportar el 100% en un país que tiene una necesidad de moneda extranjera? No pareciera ser el mejor uso que le podemos dar, sino que lo que tenemos que hacer es tratar de maximizar y vender carbonato de litio en grado batería, que estamos haciendo nosotros. En el corto plazo es lo mejor que podemos hacer. En la medida que vamos creciendo, como país podremos desarrollar más valor agregado y creo que tenemos que hacerlo, pero hay ciertas cosas que se empiezan a complicar. Tenemos que soñar con querer hacerlo, pero va a llevar un proceso largo.

-Algunos dirigentes de la clase política han protestado y piden procesos de nacionalización, como el modelo chileno o boliviano. ¿Qué opinión les merece la propuesta?

-MPS: Existen proyectos porque hay gente que cree que la economía tendría un mejor desarrollo si todo le perteneciera al gobierno nacional, mientras que otros piensan que los recursos del Estado nacional deberían ir a otras áreas y que el sector privado se ocupe de desarrollar estos recursos. No quiere decir que una idea sea buena y otra mala, son ideas que hay que discutir. Al final del día, todo se puede basar en la evidencia y los datos: ¿cuántos inversores ha atraído Bolivia con su modelo? En particular, el esquema chileno ha demostrado que no es capaz de atraer inversiones. Chile fue el primer país que empezó a producir carbonato de litio (LTE) a partir de salmueras y se quedó estancado en el tiempo en aumentar la capacidad de producción. Y cuando hablás con las provincias involucradas, ninguna quiere saber nada con la nacionalización del litio. La Argentina hoy sigue atrayendo inversión, me parece que tenemos un esquema que funciona muy bien. Eventualmente, la cantidad de nuevas unidades de carbonato o de hidróxido de litio que se requieran van a ser menores, entonces también hay una ventana temporal que no podemos olvidar. En ese aspecto, la visión de Bolivia y Chile los está dejando un poco afuera.

-NT: Creo que tomaré una visión general, porque somos [el IFC] un inversionista del sector privado. Para nosotros, habilitar al sector privado en los países es extremadamente importante, porque el sector privado se basa en el crecimiento económico del país. Específicamente en el espacio minero, el capital requerido y el tiempo de espera para poner los proyectos en producción en marcha son muy grandes en términos de capital y muy largos para alcanzar su desarrollo. Entonces, ¿es mejor que los recursos sean desarrollados por un sector privado que usar dinero del Estado para desarrollar un proyecto de largo plazo o un proyecto de alta intensidad de capital? Desde nuestro punto de vista, habilitar al sector privado en un país para el desarrollo de minerales es mucho más beneficioso, especialmente si está generando divisas y minerales debido a que la materia prima es commodity en EE.UU. que genera ingresos en dólares estadounidenses para el país, lo que a su vez ayuda a las cuentas ingresos fiscales. Entonces, nuevamente, hay formas: la nacionalización versus la habilitación del sector privado. Las personas pueden tener diferentes puntos de vista, pero también le corresponde al gobierno pensar cuál es un mejor uso de los ingresos fiscales y los recursos en general.

-¿Qué opina del marco regulatorio en la Argentina?

-MPS: Soy bastante pragmático. El país atrae inversiones, entonces el marco reglamentario no está tan mal. Las provincias están teniendo buena participación en los proyectos; están teniendo un 3% “boca-mina”, pero en el proyecto de Jujuy, por ejemplo, la provincia tiene además el 8% del valor de la compañía y está cobrando dividendos a partir de los buenos resultados que hemos tenido. Entonces hay un esquema de participación y la empresa deja valor en las distintas etapas en las comunidades locales en la provincia en el país. Esto es llevar el trabajo formal a lugares remotos, es generar ese cambio que le permite a la gente estar mejor, ser más previsible, tener un mejor lugar donde vivir. De eso se trata.

-¿Cómo se planta la industria minera frente al desafío de los cuestionamientos por el factor ambiental?

-NT: En mi experiencia con compañías mineras globales, las asociaciones son muy importantes y la colaboración en el terreno y el entendimiento entre partes es lo que permite lograr lo que hemos hecho aquí. Habrá preguntas y la clave es estar abiertos para manejar expectativas en nuestra industria. Queremos ser abiertos y trabajar en programas que tengan sentido para las comunidades involucradas. Con respecto al agua, por ejemplo, cuando hay un miembro de la comunidad involucrada o un accionista de la compañía con consultas al respecto, tenemos que estar preparados para dar esas respuestas. Sin embargo, existen algunos críticos que nunca querrán entenderlo y esa es su prerrogativa, pero queremos hacer lo que creemos que tiene sentido y ser responsables.

-MPS: Tenemos tres valores básicos que nos impulsan: el respeto, la humildad y la gratitud. Si no te sientes respetado, no estás dispuesto a entablar una relación y estos proyectos estarán allí durante 40 años, por lo que tenemos que construir esta relación. Así que, si queremos ser respetados, primero tenemos que respetar. Cuando surgen preguntas, hay que sentarse, comprender y escuchar con humildad. Es más escuchar que hablar, y esa es una parte clave de cómo lidiar con cualquier reclamo que surja. A veces -o muchas veces- tienen razón. Así que tenemos que ser lo suficientemente humildes para saber que no tenemos todas las respuestas y estamos trabajando con comunidades que han vivido allí durante más de 5000 años, conocen el medio ambiente mucho mejor que nosotros. Conocen esa forma de vida mucho mejor que nosotros. Estamos agradecidos por poder estar operando y generando recursos en estas comunidades. Sin la construcción de confianza a través de estos valores, no hay sentido en hacer análisis y estudios.

Domitila Dellacha

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