Minería: la licencia social no se afirma, por Roly Olivera
- 9 de enero, 2024
Los resultados de la encuesta a la que nos tiene acostumbrado Ernst & Young sobre los riesgos para la Inversión Minera, profundiza nuevamente la atención en la Licencia Social

Ese delgado hilo que une a la comunidad con la actividad minera.
En el último quinquenio se ha mantenido en los TOP FIVE, lo que el mundo llama “Licencia para Operar”, y a pesar de que en el mismo tiempo ha desmembrado sus elementos componentes, no ha podido salirse el rpeligroso sitial de riesgo.
Recuerdo algunos años atrás, una encuesta mostraba que el 60% de una comunidad cordillerana decía que su economía no había mejorado a pesar de la actividad minera que estaba en su esplendor. Era evidente que había un divorcio entre la empresa y la sociedad, porque toda la comunidad había y todavía lo tiene, un desarrollo social increíble fruto de la actividad de la empresa productora.
Cuando ese dato llegó a mis manos, la pregunta fue inmediata ¿Qué estaba pasando?
Había tres errores marcados:
1.- La realidad del mal manejo de la relación social.
2.- La gestión inadecuada de la sensación social.
3.- Los resultados numéricos no marcaban la realidad.
En el primero de ellos, luego se hicieron grandes e importantes cambios, que hoy dieron sus resultados positivos y eso se advierte.
En lo segundo, la comunicación estratégica bajo un nivel, y se situó más cerca de la realidad urbana en el clima rural.
Los resultados numéricos debieron estar acompañados de un trabajo de percepción terrenal que nunca se hizo. Esto es peligroso, porque se manejan con media verdad, tal como si fuera un número distinto y muy favorable, también sería media verdad.
En ese sentido, las empresas mineras han adolecido como eje transversal de una mirada y una acción de terreno, y han afirmado las acciones separadas entre la comunicación de cercanía y las acciones de relacionamiento cuyos profesionales se ensucian los calzados sin problema.
El problema no es de la comunicación, sus números muestran buenos resultados.
Tampoco es problema del relacionamiento; sus acciones son bien recibidas y sus responsables son muy queridos localmente.
Entonces cabe preguntarnos ¿Qué sucede?
Parece simple, pero no lo es.
Sucede que todo se maneja sin coordinación, sin timón monocomando, y con números fríos que muchas veces están alejados de la real sensación social.
Debieran tener una jornada de trabajo multipartita, en donde el gobierno, las productoras, las exploradoras, los proveedores, las comunidades, los encuestadores, y por supuesto los trabajadores, etc., pudieran aportar sus ideas, sus diagnósticos y sus propuestas de trabajo.
Suena imposible, pues si nunca se comienza siempre lo será.
Nadie toma la posta, cada uno en su kiosco, cada uno mirando como produce, como amplía su propia licencia, como factura más sin que le toquen el kiosquito, etc.; olvidándose que la actividad en su conjunto merece el análisis del riesgo, su tratamiento y su accionar para modificar esa realidad.
Los protagonistas no han cambiado mucho, debemos pensar entonces que el enfoque tampoco; por lo tanto, lo que cabe es “mover el avispero” a los dichos del abuelo, para que las “avispas” produzcan movimientos certeros de cuidado a que una picada nos enferme, y en algunos casos mortalmente como Huachi en San Juan y otros tantos a lo largo de la cordillera.
Se aproxima el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) con el que se espera el avance de las inversiones mineras, es obligatorio tenerlo en cuenta.
Por su parte la organización nacional empresaria CAEM, puso en movimiento un plan de comunicación mostrando como otras tantas veces que tan mineralizada está nuestra vida, como si eso estuviese en juego. Eso ya no es discusión, eso es pasado. La realidad de hoy es ¿Qué me da la minería para defenderla? y ¿Es verdad que la minería no contamina?
Todo lo demás es pura cháchara al decir del viejo político catamarqueño Vicente Saadi, quien supo bregar por la actividad minera.
Dr. Roly Olivera
Abogado – Periodista
Consultor
Prensa GeoMinera