Nuevos enfoques de la minería: ¿Ciencia Natural o Ciencia Social?, Por Favio Casarin

  • 8 de abril, 2024
Las ciencias naturales son aquellas disciplinas que se interesan por comprender las leyes que rigen la naturaleza, y que lo hacen conforme al método científico y al método experimental.

Estudian la naturaleza de manera objetiva, amparándose en el razonamiento lógico, la repetición en ambientes controlados de fenómenos observados naturalmente, y contemplando en menor medida los asuntos subjetivos propios del ser humano.

Las ciencias naturales, comprenden a las ciencias físicas, que son aquellas que se ocupan de las leyes fundamentales del universo perceptible. Dentro de estas están las ciencias de la Tierra, que son las encargadas del estudio sistemático de los fenómenos naturales que tienen lugar en la superficie del planeta, en su interior y en el espacio que le rodea.

La Geología es la ciencia que estudia la composición, estructura, dinámica e historia de la Tierra, y sus recursos naturales, así como los procesos que repercuten en su superficie y, por tanto, en el medio ambiente. La Geología Económica es la rama de la geología que estudia la composición y estructura de la Tierra para determinar la ubicación, características, posibilidades económicas y relaciones estructurales en un depósito mineral.

Las ciencias sociales son aquellas que estudian los aspectos sociales y culturales del comportamiento humano. Se interesan tanto por las sociedades en su conjunto como por las relaciones entre los individuos y los grupos que forman parte de esas sociedades.

Las principales áreas de investigación de las ciencias sociales son: el poder político y sus medios de obtención; la autoridad y la legitimidad del poder; el origen y funcionamiento del estado; la administración pública; el comportamiento político de las sociedades; la comunicación política y la opinión pública; las relaciones internacionales.

Diferencias y similitudes

- Las ciencias naturales estudian los fenómenos del mundo físico y de la naturaleza. Las ciencias sociales se interesan por la sociedad y las relaciones entre los individuos que la componen.

- Las ciencias naturales emplean el método científico, mientras que las ciencias sociales utilizan tanto el método científico como otros métodos de investigación, como ser el análisis crítico.

- Las ciencias naturales trabajan, por lo general, con variables restrictivas, lo que permite predecir con facilidad el resultado de la investigación. Las ciencias sociales habitualmente no pueden controlar las variables de los fenómenos que investigan y, por lo tanto, no pueden prever de manera exacta los resultados.

- Las ciencias naturales trabajan en mayor medida con datos obtenidos en experimentos, en los que se recrean artificialmente los fenómenos naturales. Las ciencias sociales trabajan preferentemente con datos obtenidos de experiencias de la vida real (entrevistas, encuestas, historias de vida).

- Ambas utilizan observaciones en sus investigaciones.

- Las dos son ciencias empíricas o fácticas, es decir, contrastan sus hipótesis a través de la percepción sensorial y la experimentación.

- Tanto las ciencias naturales como las sociales buscan establecer principios de aplicación general.

No obstante ser mayores las diferencias que las similitudes, las ciencias de la Tierra que se ocupan de la exploración y explotación de los recursos naturales, luego de utilizar sus propios métodos, confluyen en una relación con algunas ciencias sociales, en especial aquellas que tienen que ver con la política, el estado, la administración pública, y el comportamiento social. Y las ciencias sociales, según el enfoque con que aborden su objeto de estudio, pueden tender a las ciencias naturales y utilizar métodos semejantes a ellas.

En su relación con las ciencias naturales, nos interesan algunas ramas de las ciencias sociales. Una de ellas son las ciencias políticas, en cuanto al estudio de la praxis, la teoría política, y a la descripción y el análisis de los sistemas políticos. Otra es la economía política, en lo referente a la incidencia de la economía y sus procesos sobre el modo de operar de la política. También la sociología política, que estudia el modo en que se relacionan la constitución cultural, psicológica y social de las comunidades con las formas de poder y dominación que eligen para organizarse.

Tendencias

Las ciencias naturales se rigen por una relación de causa y efecto. En el mundo físico, si existe una causa, el efecto se producirá. Son relaciones (leyes naturales) regidas por el principio de causalidad. El mundo social, es un orden distinto a la naturaleza, donde la interacción humana, no se rige por el principio de causalidad. Es decir, una misma causa, no necesariamente producirá el mismo efecto. Además, el resultado obtenido en el mundo de la naturaleza, puede no ser comprendido del mismo modo en el mundo social.

En este punto, no debemos entrar en la común confusión, de catalogar a las ciencias naturales como “verdadera ciencia”, y las sociales como una especie de metafísica. Como dice Kelsen en su obra “Teoría Pura del Derecho”, “el objeto de las ciencias sociales no es irreal, puesto que le corresponde cierta realidad, sino que se trata de una realidad distinta de la natural, a saber: una realidad social”. Quien no lo tiene en cuenta, y es muy común en los naturalistas, ingresa en el primer gran error, del que difícilmente podrá despojarse en lo sucesivo, y nunca entenderá los motivos de los rechazos sociales a la explotación de recursos naturales.

Los exploracionistas de recursos naturales, partiendo de ciertos indicios sobre la existencia de minerales, profundizarán primero la exploración para transformarlo en recursos, y a posteriori evaluarán la conveniencia económica de su explotación. En caso positivo, el esquema para el naturalista está cerrado, y pretende que en la realidad o mundo social se llegue a la misma conclusión, ya que esa explotación acarreará beneficios para la sociedad.

En el mundo social, que no se rige por el principio de causalidad, la interpretación es más compleja, porque intervienen creencias, sentidos, y percepciones que no son admitidas en el cientificismo naturalista. Entonces, el naturalista, al no comprender como se forma la percepción social, compara la misma con su aciertos metodológicos-científicos, y termina en una discriminación cultural, o en la subestimación de la comunidad (“no entienden nada”; “les metieron mitos en la cabeza”; “es imposible el debate”).

Un ejemplo claro, es cuando desde la industria minera se comparan los volúmenes del recurso agua que se utilizan en las distintas industrias, y resulta que los utilizados en la minería, son significativamente menores a lo que la creencia social supone. Estos resultados están científica y experimentalmente comprobados con datos estadísticos duros. Se lo expresa con ese sentido, pero resulta que la comunidad no los cree, aunque resulten datos oficiales. Los expositores confunden conocer con el interés en conocer la verdad, que es un fenómeno social que puede tener varias aristas, y para el cual los comunicadores mineros formados en las ciencias de la Tierra, no están preparados para entender.

En estas columnas, ya hemos abordado el tema de la importancia de la política (ciencia social) en la industria minera. Para desarrollar la industria minera, lo más importante, es el recurso. Pero, en una minería moderna, pasar del recurso a reservas y a la extracción y comercialización, es imposible sin política de Estado. La importancia de la política se refleja en como compartiendo la Cordillera con Chile, este país se ha desarrollado como potencia mundial minera, frente a una minería escasamente desarrollada como la Argentina. Y para peor, comparando dos provincias vecinas como San Juan y Mendoza, una tiene a la minería como política de estado, y la otra la prohíbe aún con grandes recursos. Los ejemplos tienen que ver con fenómenos sociales, que no se explican desde las ciencias naturales.

Herman Heller en su célebre “Teoría del Estado”, señala que “la situación geofísica de un territorio es relativamente constante y en cambio su situación geopolítica varia con relativa rapidez y facilidad”. El mismo Heller señala que “el proceso ascensional de Inglaterra, hasta llegar a convertirse en una potencia mundial, coincide, en el tiempo, con la explotación, en la segunda mitad del siglo XVIII, de sus yacimientos de hierro y carbón”. Y rematando con “Ningún hecho geográfico tiene importancia política con independencia del obrar humano”.

El enfoque de la explotación de los recursos naturales de hoy, es un conjunto integrado por la potencialidad del recurso, la protección del medio ambiente, y la sostenibilidad social. Participan interrelacionando ciencias naturales, ambientales y sociales. Ninguna es más importante que la otra, es un sistema que se retroalimenta. El tratamiento parcializado que se le ha dado al tema, en algunos países que no lo han entendido de este modo, como por ejemplo en Argentina, ha conducido al fracaso y al subdesarrollo de la industria minera.

La mirada ausente de perspectiva, creyendo e insistiendo en que por el solo hecho de poseer recursos mineros, la comunidad social debe aceptar su explotación bajo la promesa de mejorar su calidad de vida, es un concepto erróneo y, -valga la parodoja- experimentalmente probado que no da resultado. Estos postulados, inertes y repetitivos, no tienen nada que ver con un rigor científico, sea de las ciencias naturales, de la geología minera, y mucho menos por cierto, de las ciencias sociales.

No se percibe desde la industria minera, que la realidad muestra un escenario en que la sociedad duda, intuye que los beneficios que quedarán en la comunidad son escasos, que la movilidad ascendente es limitada. En síntesis, la comunidad concluye en que la transacción a cambio de entregar los recursos no renovables por promesas sin sustento y de riesgos ambientales, no es atractiva. En consecuencia, prefiere preservar los recursos, el medio ambiente, y continuar con el status quo de no mejorar, pero tampoco perder. La antiminería no existe, lo que sí existe es desde el propio sector minero, una interpretación errónea sin el auxilio de las herramientas de las ciencias sociales.

Favio Casarín

 Geólogo y Abogado

Profesor de Derecho Minero

Prensa GeoMinera