Un momento bisagra para el sector minero nacional, Por Eduardo Fleming
- 13 de mayo, 2025
Un momento en el que sí se hacen bien las cosas se puede poner a la minería en el lugar que le corresponde, pero con el riesgo también, de perder todo lo conseguido en los últimos años.

Este día de la Minería llega en un momento bisagra para la actividad, con la gran oportunidad de ubicar a la industria en el lugar que le corresponde, pero también con el riesgo de que se caiga por la borda todo el trabajo realizado en los últimos años.
Las numerosas encuestas y estudios efectuados nos indican que estamos frente al mejor momento en cuanto a la aceptación de la minería por parte de la sociedad y esta situación la industria no puede ni debe desaprovechar.
Por primera vez desde que se efectúan estas muestras de opinión, la minería cuenta con un respaldo, que nunca había logrado obtener.
Más allá de lo que pueden decir los números fríos de los puntillosos y exhaustivos estudios que realizan las diferentes consultoras, esta realidad uno la puede palpar en persona cuando visita las provincias donde se desarrolla la actividad minera, a su vez, a esto hay que sumarle que en las grandes ciudades, alejadas de los proyectos, la percepción hacia él sector ha ido cambiando positivamente con el paso del tiempo.
La frase principal que uno escucha es la de “queremos trabajar”, y ahí está el quid de la cuestión. El desempleo y las posibilidades que brinda la minería para contrarrestar este flagelo ponen a la industria ante un clima de época que las mineras no pueden dejar de lado.
Y estas posibilidades que otorga la actividad no solamente se dan en el propio proyecto minero, sino también en la cadena de valor que genera la minería con la puesta en marcha de una operación, sumando a los proveedores de todas las industrias al desarrollo, generando un impacto que pocos sectores pueden conseguir.
Siempre se afirma, y con razón, que la minería es una industria muy joven en Argentina, y para poder llevarla a cabo se necesita, más allá de realizar lógicamente una fuerte inversión, tener trabajadores y proveedores que estén a la altura de sumarse a estos proyectos. En este aspecto resultará clave la capacitación para que los mismos puedan acoplarse a las tareas que se van a requerir, donde estado y empresas deberán trabajar en conjunto para poder lograr que nadie se quede afuera.
Esta cambio de época también llega de la mano de las empresas, que se dieron cuenta que no era beneficioso continuar con esa política de perfil bajo que en muchos casos les jugó en contra. En este caso son dos las variantes más relevantes que tuvieron en consideración para salir de este ostracismo:
Por un lado tener una política de puertas abiertas, convocando a las comunidades para que conozcan el proyecto y participen del mismo.
Y por el otro, aunque de cierta manera viene emparentado al punto anterior, tener una mejor comunicación y mostrar los beneficios que genera la actividad.
Ahora bien, para no desaprovechar todo este potencial y esta transformación que podría generar la actividad minera, tanto desde los gobiernos como desde las empresas deberán actuar con seriedad y rapidez, ya que las expectativas que se han generado, anunciando cifras astronómicas en dólares y miles de empleos que se requerirán deberán estar acompañadas de acciones y hechos, ya que si estos anuncios no se concretan, se corre el riesgo de perder la tan ansiada licencia social. La gente ya está cansada de las promesas incumplidas, el momento es ahora, no sea cosa
que por especulaciones o interés non santo, todos estos muestreos positivos tengan el efecto contrario.
El gobierno nacional ya abrió el juego, quizás algunos piensen que demasiado, los provinciales en la mayoría de los casos hicieron lo propio, ahora la pelota para muchos está en poder de las empresas, que deberán arriesgar, cómo ya lo hicieron en otras oportunidades, y la apuesta en la mayoría de los casos terminó siendo muy beneficiosa.
Eduardo Fleming
Periodista. Editor de Once Diario
Prensa GeoMinera