Las compañías mineras no hacen negocio con la subida del precio del oro

  • 30 de enero, 2018
Oroinformación.com
A pesar de que el oro está protagonizando la mayor subida de precio desde 2010, las compañías mineras que lo extraen no están haciendo precisamente un buen negocio. El valor de las transacciones protagonizadas por el sector cayó más de un tercio en 2017, hasta unos niveles de hace 12 años.
Según Bloomberg, la industria minera del oro ha tendido a recortar las operaciones corporativas e inversiones durante los últimos años, después de que una serie de pésimas inversiones provocaran unas pérdidas de miles de millones de dólares en el sector. Ni siquiera la escalada de precios protagonizada por el metal durante 2017 y lo que llevamos de 2018 ha servido para animar las operaciones de la industria minera. El valor de las transacciones de la industria, desde adquisiciones a financiación de capital riesgo se ha desplomado en más de un tercio durante el pasado año, hasta los 8.950 millones de dólares, la cifra más baja de los últimos 12 años. Un declive que, según Bloomberg, refleja la frivolidad de una industria que se embarcó en una oleada de adquisiciones entre 2010 y 2011, cuando el precio del oro alcanzó un nivel récord, que luego les pasó factura en forma de incremento de la deuda e importantes devaluaciones de activos cuando cayó el precio. A pesar de que el precio ha subido durante los últimos dos años, los responsables de las mineras se muestran reticentes a iniciar otra oleada de inversiones que fueron muy criticadas por los accionistas en el pasado y que, según John Paulson, provocaron devaluaciones de activos por valor de más de 85.000 millones de dólares desde 2010. El precio del oro sigue estando un 30% por debajo del máximo alcanzado en septiembre de 2011, aunque durante el mismo periodo, las acciones de las principales compañías mineras han caído a menos de la mitad. Las prisas por aumentar la producción en 2011, cuando el precio del oro estaba por las nubes, provocaron que las compañías gastasen una cifra récord de 38.700 millones de dólares en acuerdos de adquisición e inversión de capital riesgo. En ese año, el oro alcanzó su máximo histórico: 1.921,17 dólares la onza. En 2012, el valor de las reservas del subsuelo había alcanzado los 224,23 dólares la onza, triplicando la cifra de seis años antes. En septiembre de 2015, el precio del oro había caído hasta los 1.115,09 dólares la onza, mientras que el valor de las reservas en el subsuelo era de 90,90 dólares. En 2013, por ejemplo, Barrick Gold, la primera minera de oro del mundo, comunicó unas pérdidas de 10.400 millones de dólares, debido a la devaluación de activos y a varios proyectos de adquisiciones que no habían salido como esperaban. Entre 2012 y 2014 dejaron la compañía dos CEO. Los resultados de las principales compañías lastraron las cuentas de la industria, que en 2015 registró su cuarto ejercicio consecutivo de pérdidas. Varias compañías comenzaron a deshacerse de activos improductivos y buscaron fórmulas de reducir costes y deuda. Desde entonces, aunque ha aumentado el beneficio por acción de las 15 mayores compañías mineras de oro, la cifra es menos de la mitad de lo que era en 2008. Los accionistas, molestos y agitados por algunos inversores como John Paulson, que comenzó a invertir en oro y acciones de compañías mineras en 2010, se han organizado en torno a un Consejo de Accionistas de Oro, un grupo de inversores institucionales molestos por la política de fusiones de la industria minera, las excesivas retribuciones de sus ejecutivos y los nombramientos en los consejos de administración. Sin embargo, la industria tampoco debe dejar de lado la inversión y concentrarse en la reducción de costes, ya que eso podría comprometer el futuro de la producción. Según Tom Brady, CEO de Newmont Mining, la falta de inversión va a provocar que el ritmo de producción caiga un 1% anual durante los próximos años. La buena noticia para el sector es que los costes de producción han caído un 27% de media en el tercer trimestre de 2017, hasta los 904,50 dólares la onza, respecto al máximo alcanzado hace cinco años. Una cifra que se ha obtenido porque las compañías se han centrado en los yacimientos con mayor concentración de oro lo que ha beneficiado sus cuentas, a costa de agotar los depósitos con mayor rapidez. El problema es que, en las nuevas explotaciones, los yacimientos suelen ser de menor concentración: las explotaciones que entren en servicio este año producirán una media de 2,1 gramos de oro por tonelada de mineral, cifra que caerá hasta los 0,8 gramos en 2019. Según Bloomberg, esto va a provocar que las compañías mineras que se hayan mantenido durante los tiempos de vacas flacas se muestren ahora reacias a invertir en nuevos activos, a menos que sean rentables económicamente a los precios actuales. Barrick, por ejemplo, tiene como objetivo que sus nuevos activos supongan un retorno de capital de entre el 10 y el 15%. Para que cuadren las cifras, los precios tendrán que subir hasta los 1.400 dólares la onza (un nivel que no se ha visto desde 2013), para convencer a los inversores del futuro de su producción.

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