Es tan notoria que ya se torna inocultable la inconsistencia de las constantes críticas y ataques de legisladores locales a la empresa estatal Camyen, que al mismo tiempo es respaldada por las máximas autoridades nacionales de Cambiemos.
A poco de haber sido creada, Camyen fue fustigada sin pausas por un sector de la oposición, que arremetió contra la minera catamarqueña en incontables declaraciones públicas, que en varios casos tuvieron también continuidad en denuncias y presentaciones formales. La tarea de demonizar a Camyen y señalarla una y mil veces como sinónimo de turbiedad y corrupción se sostuvo sistemáticamente.
La incongruencia más visible surge porque representantes locales de Cambiemos asumen una posición tan tajante cuando simultáneamente adhieren a las políticas e ideales del Gobierno nacional, que a su vez no pierde ocasión de acompañar a Camyen. Desde el ministro de Energía y Minería de la Nación, Juan Aranguren, hasta la comitiva argentina en pleno que participó de la feria mundial minera en Toronto supieron valorar lo que la estatal catamarqueña del rubro representa y las posibilidades que abre para la provincia. Y si existía alguna sospecha de que aquí simplemente se potenciaba demasiado alguna foto de ocasión, los convenios firmados esta semana ya no dejan dudas: el presidente de YMAD, Santiago Albarracín y el directorio en pleno de la empresa desembarcó en Catamarca para sellar significativos tratos con Camyen. Incluso el PRO catamarqueño se sumó al acto orgánicamente y a través de sus legisladores.
¿Enviaría Nación a firmar documentos con una empresa estatal si, como la describen aquí algunos legisladores, fuera un parásito inútil, corrupto e improductivo? Seguramente no. Lo que conduce a pensar que la cúpula nacional de YMAD no le otorga mayor entidad a las denuncias formuladas constantemente por un sector de la oposición local. Si a este detalle se suma que también la Fiscalía Federal desestimó denuncias contra Camyen y más tarde el juez federal también desestimó denuncias contra Camyen, es posible que haya sido un error convertir a la empresa en prenda para la pelea partidaria desde la denuncia compulsiva. A esta altura se presume más sano dejar la pirotecnia a un lado y sumar acompañamiento, lo cual puede pueda ayudar no a un Gobierno, sino a la provincia.
El Esquiú
