Catamarca: YMAD, moneda de cambio para la supervivencia de Jalil y Corpacci en el poder

La empresa se ha convertido en un activo político clave que puede condicionar apoyos y cargos para los gobernadores Jalil y Lucía Corpacci.

Su control y designaciones internas funcionan como “moneda de cambio” para sostener mayorías, alianzas provinciales y nacionales, incluso para debilitar el kirchnerismo en la Cámara Baja, como ya ocurrió.

YMAD (Yacimientos Mineros Agua de Dionisio) es una empresa con participación estatal y provincial vinculada a la actividad minera en la región, cuyo manejo y directorio suelen ser objeto de negociaciones políticas entre gobiernos provinciales y la Nación. En los últimos meses, la gestión y los nombramientos en YMAD reaparecen como tema central en pactos y tensiones entre actores locales y nacionales.

Qué está en juego

El control del directorio y de contratos mineros ofrece acceso a recursos, empleos y capacidad de influencia local, elementos que los gobernadores pueden usar para consolidar apoyos legislativos y clientelas políticas. En Catamarca y provincias vecinas, la posibilidad de colocar directores afines o asegurar contratos es percibida como una forma directa de recompensar aliados y asegurar votos en el Congreso o en legislaturas provinciales.

Actores y motivaciones

Jalil: busca estabilidad política y mayor capacidad de negociación con el gobierno nacional; controlar o influir en YMAD le da palancas para intercambiar apoyos legislativos y recursos provinciales. Su relación con Cristina Fernández de Kirchner es tan distante que le otorga mayor libertad de movimientos, incluso soportar los embates propinados por el ex embajador argentino en el Vaticano, Eduardo Félix Valdés, quien intentó por todos los medios disuadir a Raúl Jalil de armar un bloque propio para apoyar las reformas de la Libertad Avanza.

Corpacci: históricamente vinculada a designaciones en YMAD, ha utilizado puestos en la empresa para fortalecer redes políticas locales; su interés es mantener presencia e influencia en la gestión minera regional. Ante los insistentes llamados de su amiga condenada, ha manifestado estar imposibilitada, políticamente hablando, de torcer el rumbo trazado por el actual gobernador y que se explica en el párrafo anterior.

Nación y otros gobiernos provinciales: ven en YMAD una pieza estratégica para distribuir beneficios y moderar conflictos interprovinciales sobre recursos coparticipables.

Riesgos y consecuencias

Políticamente, el uso de YMAD como moneda de cambio puede profundizar clientelismos y generar fracturas internas si sectores se sienten excluidos; también puede alimentar críticas por falta de transparencia. Económicamente, decisiones motivadas por intereses políticos (nombramientos, contratos) pueden afectar la eficiencia operativa y la percepción de inversión privada en el sector minero. A mediano plazo, esto puede traducirse en litigios, retrasos en proyectos y pérdida de confianza de inversores.

Conclusión y recomendaciones

Si YMAD sigue siendo tratada como ficha política, aumentan las probabilidades de conflicto institucional y de impacto negativo en la gestión minera. Para mitigar riesgos, sería clave mayor transparencia en nombramientos, reglas claras para licitaciones y mecanismos de rendición de cuentas que desvinculen decisiones técnicas de intercambios políticos; estas medidas reducirían la percepción de que la empresa es una “moneda de cambio” y protegerían la sustentabilidad del sector

Elpucara.com