Que los gobiernos populistas son los cánceres de los países donde funcionaron o continúan funcionando, no hay duda alguna. Y lo son porque están contra el progreso de los mismos.
Por Rosendo Rodríguez Labat
Los gobiernos populistas, como ocurre en nuestro país y en otros que tuvieron o tienen la desgracia de padecerlos, necesitan que exista pobreza, que exista desocupación. Que exista analfabetismo. Es que si no existieran esos flagelos, ellos tampoco existirían. Cuando hay plena ocupación y cuando se tiene la educación necesaria, recién el hombre es libre y no sufrirá la humillación de sentirse esclavo de quienes se enriquecieron a expensas de ellos, como ocurrió con los gobiernos del matrimonio Kirchner-Fernández, o el de Mario Das Neves en nuestra provincia.
Esos hipócritas políticos, que hoy se oponen a la explotación de la minería, son los mismos que se oponían al requerimiento de capital extranjero para la explotación petrolífera, o a Aluar cuando se instaló en Puerto Madryn. Hoy la realidad les muestra cuán equivocados estaban. La Patagonia fue otra. Puerto Madryn tuvo un impulso extraordinario, en lo que su aporte fue de singular importancia. La mediocridad en la mayoría de la dirigencia política argentina, y especialmente en la Patagonia, ha tenido un crecimiento alarmante. Está reflejada en la administración pública. Y es de oídos prestos a los discursos de quienes defienden descoloridas banderas extrañas a nuestra idiosincrasia que afortunadamente están desapareciendo a medida que los pueblos progresan.
El Gobierno de la provincia debe perder el miedo y no perder más el tiempo escuchando a charlatanes de feria y abandonar la idea de consultas populares y poner manos a la obra. Hay demasiada desocupación. Hay demasiadas familias buscando sobras de comida que tiran quienes se oponen a la minería. Es un imperativo de consecuencia. Es una cuestión de solidaridad humana. Es muy fácil hablar con la heladera llena. Con una mesa bien servida. Pero hay mesas donde falta el pan. Hay niños que no pueden ir a la escuela porque no tienen zapatillas. Hay una pobreza demasiado humillada.
El Chubut