Chubut: Otro papelón frente al mundo y las mezquindades políticas que erosionan cada vez más a una Provincia que es un polvorín

Nadie es ingenuo en esta historia. Pasó en febrero con Nicolás Trotta. Pasó ayer con el máximo representante político de Argentina. Todos sabían que podía pasar.

 

Sabía el Gobierno nacional. Sabía el Gobierno provincial. Sabían los intendentes. Sabía el PJ. Y También lo sabía Federico Massoni.

Por: Nicolás Gil

Los que no esperaban esto eran aquellos que aguardaban la visita del presidente de la Nación, Alberto Fernández, para aliviar un poco la angustia y sus almas con una serie de anuncios. Y hasta esperaban un abrazo fraternal del Jefe de Estado de la Nación.

Pero pasó. Un grupo de violentos insultó, escrachó, golpeó y rompió vidrios del vehículo que transportaba a Alberto Fernández, a su esposa Fabiola Yañez y a la comitiva presidencial. Un nuevo papelón. Un nuevo escándalo. Un nuevo hecho vergonzoso para los propios chubutenses, pero también para el resto del país y gran parte del mundo, que se hizo eco del bochorno en Lago Puelo.

Europa Press, CNN, France 24, Los Ángeles Times, DW, El Universo de Ecuador y RFI, solo por nombrar a algunos, fueron de los tantos medios internacionales que reflejaban en sus primeras planas el escándalo en Lago Puelo.

Era la primera vez que Alberto Fernández pisaba suelo chubutense desde que asumió en diciembre de 2019. Y puede haber sido la última.

La imagen de una piedra de gran tamaño que ingresó al interior del vehículo que transportaba a la comitiva presidencial fue el fiel reflejo de la intolerancia, de la violencia y de la falta de empatía, solidaridad y respeto en una Provincia que es un polvorín. 

¿QUÉ FALLÓ EN LA SEGURIDAD AL PRESIDENTE?

Todo. Absolutamente todo. Primero, desde la organización que estuvo a cargo del intendente de Lago Puelo, Augusto Sánchez y del diputado nacional Santiago Igón.

Sánchez, pero principalmente Igón, conoce a la perfección la intolerancia de los grupos antimineros.

Confeso antiminero, el diputado que responde a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, vivió momentos incómodos y tensos con escraches en su vivienda y con su familia en el interior del domicilio hace a penas un puñado de semanas.

El presidente fue recibido por el legislador nacional, Santiago Igón y el intendente local, Augusto Sánchez.

Los antimineros no distinguen condición y posicionamiento. No son todos, pero un grupo se ha encargado de generar rechazo a una idea genuina que vienen defendiendo desde hace al menos 18 años: La oposición a la minería. 

¿Por qué un intendente y un diputado estuvieron a cargo de la organización? Por los egos, por las diferencias políticas que todos tienen con el gobierno provincial y porque en Nación no confían en la gestión de Mariano Arcioni. 

Pero Sánchez e Igón no son los únicos protagonistas en esta historia. Lo que ocurrió es transversal a toda la política, sin importar partido, credo o religión.

Nación trajo a una zona totalmente antiminera a un puñado de policías federales para resguardar la seguridad del Jefe de Estado. Tenían el antecedente del ministro de Educación, Nicolás Trotta, que en febrero viajó hasta Chubut para intentar resolver un conflicto de tres años en Chubut.

Trotta se sentó en una mesa con funcionarios provinciales y gremios docentes y tuvo que retirarse de la capital provincial en un intento de “operativo despiste” que no engañó a docentes autoconvocados y, nuevamente, antimineros, que reclamaban sobre un tema que nada tenía que ver sus intereses. 

A pesar de eso, viajaron a Lago Puelo con no más de 10 escoltas de la Federal y el resultado fue pobrísimo: Apedrearon el vehículo del Presidente, su esposa y sus funcionarios.

Provincia también tiene su cuota de responsabilidad. No hizo nada para garantizar la seguridad de Alberto Fernández. Nada.

En Nación están convencidos que los sectores antimineros están en contra solo del gobernador Mariano Arcioni y no de Alberto Fernández. Y se equivocan.

El Presidente impulsó tanto o más el proyecto de zonificación minera que Arcioni. Todos lo saben, incluso el propio Partido Justicialista de Chubut. Basta con recordar el viaje de “urgencia” que hicieron el titular del PJ provincial, Carlos Linares, y el intendente petrolero, Juan Pablo Luque, a Buenos Aires tras un llamado del mismísimo Alberto Fernández para encaminar el tema de la minería.

Si en Nación creían que sin Arcioni en Lago Puelo esto no ocurriría, se vuelven a equivocar. El desenlace hubiese sido el mismo.

El ministro de Seguridad, Federico Massoni, se defendió después de los hechos consumados y apuntó contra todos: Casa Militar, Sánchez, Igón y hasta el propio Linares al que acusó de “fogonear” a los sectores antimineros.

Massoni se justificó y dijo que “no teníamos el itinerario” del Presidente y hasta dejó entrever que desde Lago Puelo “falsearon” la hoja de ruta para que la Policía del Chubut no conozca las actividades del máximo mandatario nacional.

Al margen de si las manifestaciones de Massoni son reales, el ministro por las suyas debería haber “inundado” de seguridad policial el exterior del lugar en el que se encontraba Alberto Fernández.

El ministro Federico Massoni y toda la cúpula de la Policía del Chubut intentando explicar la escasa participación en la seguridad del Presidente.

En primer lugar, porque ya había dos facciones con intereses diametralmente opuestos a escasos metros entre ellos y a corta distancia del lugar donde estaba Alberto Fernández.

Por mucho menos, Massoni ha hecho un despliegue de fuerzas policiales sin precedentes. Pero ahora, estaba en juego la seguridad del Presidente de la Nación y no había efectivos policiales en el lugar de los hechos.

Para no quedar afuera y aumentar la efervescencia, intendentes y diputados del PJ se solidarizaron con el presidente de la Nación y responsabilizaron del hecho a Arcioni y Massoni. Con razón, pero nada dijeron de Sánchez que organizó, coordinó y fue el anfitrión del evento. Tampoco hubo un solo reproche para la exigua seguridad que trajeron desde Casa Rosada. 

Las mezquindades y la “guerra política” que tienen con el gobierno provincial, no ayuda y menos en un tema tan delicado como la visita del Jefe de Estado a Chubut.

Las magnitudes de lo que aconteció en Lago Puelo fue tal, que hasta el propio expresidente de la Nación, Mauricio Macri y el “enemigo político” N° 1 del gobierno nacional, Horacio Rodríguez Larreta, se solidarizaron con Alberto Fernández y repudiaron los hechos de violencia.

En medio de la pandemia, que empieza a preocupar nuevamente a los intendentes por el relajamiento en todas las ciudades, y con una tragedia de magnitudes exponenciales como los incendios que devoraron miles de ilusiones, la dirigencia está sumida en un juego político con miras a las elecciones legislativas de este año, donde hay mucho en juego: Tres bancas en la Cámara alta y dos en la Cámara baja.

Lo que pasó ayer en Chubut, fue un papelón. Un escándalo. Un hecho casi sin precedentes en la Provincia. Los chubutenses estaban frente a la oportunidad histórica de recibir la primera visita de Alberto Fernández desde que asumió con anuncios para los que perdieron todo. Y falló todo. Solo quedan los anuncios y la asistencia que brindará Nación. El resto, un bochorno que alcanza a todos.

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