La nueva estrategia es volver a la flotación, defendiendo la "dinámica" y no "el precio" de la divisa. Se completa con el mantenimiento de la tasa en niveles por encima del 31% en el corto plazo.
El Gobierno avaló ayer el nuevo precio del dólar a 21,52 pesos. Al punto de haber acompañado la suba en los últimos minutos de la jornada. La posición oficial, transmitida por el Banco Central, fue ayer completar la faena iniciada el viernes pasado, cuando subió las tasas de interés por encima del 30%. Ayer, primer día hábil de la semana, la entidad que maneja Federico Sturzenegger, sin dudas y con convicción, decidió terminar y enterrar definitivamente el 28 de diciembre pasado. Hacia delante, el BCRA se moverá con un dólar más alto (casi un peso por encima de la comparación con el de 20,50 pesos de la semana pasada) y una tasas de interés lo suficientemente convincente como para separarla del índice de inflación que estima el mercado mes a mes. Para tener una idea de esta última posición, hay que estimar unos cinco puntos porcentuales en promedio.
La idea ahora, luego de haber dado la señal el viernes pasado sobre la voluntad de manejar la tasa de interés, es desde ahora dejar flotar más al dólar y seguir las convicciones del mercado, evitando perfiles riesgosos y "picos de cotización que alarmen".
La posición del BCRA de ayer es interpretar que la depreciación del peso se debió, fundamentalmente, a una cuestión internacional vinculada con la suba de la tasa del bono a 10 años en los Estados Unidos, lo que complicó a toda la región, y en especial a la Argentina. Siguiendo el razonamiento, la salida de tenedores de Lebac no residentes fue importante la semana pasada, pero no resultó el capítulo clave en la primera batalla de la semana. Lo fue, se reconoce, entre el miércoles y el jueves de la semana anterior, donde se vendieron unos 2.300 millones de dólares para atender la demanda de los extenedores de Lebac. La decisión de darles a estos inversores volátiles todas las divisas que reclamen fue tanto del BCRA como política, y obedeció a la orden oficial desde el Ejecutivo de "cumplir con la palabra empeñada" y "demostrar que esta gestión es diferente a cualquiera de los últimos años". Incluso, y en una visión bastante poco ortodoxa ideológicamente hablando, tanto desde el BCRA como en Olivos se sigue la máxima cavallista de las últimas horas que asegura que los dólares que se fueron la semana pasada son los que nunca debían haber entrado.
El cumplimiento de los compromisos con los tenedores de Lebac no residentes terminó el jueves con el cierre del mercado. El viernes comenzó la nueva estrategia de enterrar el 28/12 con la suba de tasas; cambio que terminó ayer con la vuelta del dólar flotante. La idea fue seguir la tendencia evitando los movimientos bruscos y las subas empinadas. La defensa es a la dinámica del valor, aunque sea alcista, y no a las alzas.
La intervención de ayer tuvo dos momentos. El primero fue al comienzo mismo de la jornada, cuando el mayorista pasó de $20,50 a $20,90 y la entidad colocó unos u$s300 millones. Allí el Central se retiró, para volver al final del día, cuando de los $20,90 la divisa mayorista trepó a $20,34. El cierre de fue a $20,20 con una intervención final de 504 millones de pesos.
La demanda local se vio además complicada por haber vivido Argentina dos feriados, con lo que la búsqueda de dólares de tres días e concentró en una sola jornada. La de ayer. Con respecto a las tasas, el BCRA no tuvo que tocar el techo de 31,70 para el corto plazo.
La bendición oficial a la estrategia vino ayer desde la Jefatura de Gabinete. Marcos Peña, en medio de la intervención oficial, insistió en que "no hay motivos para la intranquilidad" ante las fuertes tensiones en el mercado financiero por el aumento de la demanda de dólares, que alcanzó un nuevo récord de $21,52. "Lo importante para la tranquilidad de los argentinos es que hoy tenemos un Banco Central independiente con recursos y herramientas, que trabaja en cuidar las metas de inflación, que es su principal mandato, y defender el valor de la moneda
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