La creciente importancia de la plata como materia prima de la industria tecnológica ha ampliado su demanda hasta provocar un déficit de suministro que, según los analistas, puede determinar el crecimiento de su precio a lo largo de 2019.
por José Ángel Pedraza
El precio de este metal creció un 9,1% en el pasado mes de diciembre, en lo que significó su mayor subida mensual de los últimos dos años. Para 2019, la incertidumbre en la economía global ha limitado la inversión en exploración de nuevos proyectos por parte de las compañías mineras, lo que podría disparar su precio a lo largo del año hasta los 17,50 dólares la onza, desde los 15,36 en que se encuentra ahora, según una encuesta entre analistas y traders realizada por Bloomberg.
Desde Societe Generale estiman que la producción de plata se elevará a unas 26.000 toneladas en 2019, la cantidad más baja desde el año 2013, mientras que la demanda de metal volverá a superar al suministro, por séptimo año consecutivo.
Una demanda que está impulsada por la industria fotovoltaica, electrónica y médica, y a la que contribuyen también la joyería y fabricación de objetos de plata, y la inversión.
Según John LaForge, jefe de estrategia en Wells Fargo Investment Institute, el crecimiento del suministro de plata ha comenzado a ralentizarse más que el de cualquier otro metal precioso.
Alrededor del 55% de la demanda anual de plata procede del sector industrial, que también acapara el 10% de la producción de oro. La plata cuenta con una alta conductividad eléctrica y del calor, es sensible a la luz y tiene propiedades antibacterianas, por lo que se utiliza en la fabricación de cientos de productos.
Se espera que el sector de aplicaciones industriales aumente su demanda de este metal durante 2019, según los analistas de Bloomberg Intelligence. Para el año 2023, esta demanda habrá crecido un 50% respecto a las cifras actuales, frente a un 17% más del cobre y un 11% del oro.
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