En España se preguntan si la minería en alta mar es una nueva amenaza para los fondos marinos
- 18 de agosto, 2020
La Autoridad Internacional para los Fondos Marinos (ISA, según sus siglas en inglés) planea lanzar un código para regular la extracción de minerales en alta mar. La publicación está prevista para este mismo año y numerosas voces -incluyendo organizaciones no gubernamental para el desarrollo (ONGD), organizaciones pesqueras y la propia Unión Europea- han pedido una moratoria de diez años. Argumentan que previamente es preciso estudiar los impactos potenciales que la actividad minera puede tener sobre la biodiversidad marina. Por Lorena Farràs Pérez La existencia de yacimientos de minerales en las partes más profundas del océano se conoce desde la década de 1860. Julio Verne ya predijo que la ab
La Autoridad Internacional para los Fondos Marinos (ISA, según sus siglas en inglés) planea lanzar un código para regular la extracción de minerales en alta mar. La publicación está prevista para este mismo año y numerosas voces -incluyendo organizaciones no gubernamental para el desarrollo (ONGD), organizaciones pesqueras y la propia Unión Europea- han pedido una moratoria de diez años. Argumentan que previamente es preciso estudiar los impactos potenciales que la actividad minera puede tener sobre la biodiversidad marina.
Por Lorena Farràs Pérez
La existencia de yacimientos de minerales en las partes más profundas del océano se conoce desde la década de 1860. Julio Verne ya predijo que la abundancia de recursos marinos podría satisfacer las necesidades de los seres humanos en su libro Veinte mil leguas de viaje submarino. Sin embargo, "hasta ahora nunca habían sido rentables de explotar", explica Eneko Aierbe, portavoz de Ecologista en Acción, entidad que se ha sumado a la petición de una moratoria. Gracias a los avances tecnológicos en la extracción y tratamiento de los recursos minerales del mar, "ya hay algunas zonas en el mundo en las que podría ser rentable", indica Aierbe.
Demanda no falta. Los yacimientos de minerales terrestres están sometidos a una presión cada vez mayor. Por otro lado, minerales estratégicos para los teléfonos móviles o las energías renovables como el litio, el cobalto y varias tierras raras son escasos en la corteza terrestre y se concentran en unos pocos países. El fondo marino es la gran esperanza.
El interés comercial de las minas submarinas se concentra en tres tipos de yacimientos: nódulos polimetálicos (que contienen una amplia variedad de metales como manganeso, hierro, cobre, níquel, cobalto, plomo y cinc, y pequeñas aunque apreciables concentraciones de molibdeno, litio, titanio y niobio); sulfuros polimetálicos (son ricos en cobre, hierro, cinc, plata y oro); y las costras cobálticas (contienen hierro, manganeso, níquel, cobalto, cobre y otros elementos metálicos y tierras raras).
En aguas españolas
En España, los potenciales yacimientos se encuentran en montes submarinos ubicados en zonas próximas a las Islas Canarias, frente a las costas gallegas y cantábricas, en el golfo de Cádiz y el mar de Alborán. Parece que estas zonas albergan cantidades significativas de cobalto, litio, tierras raras y otros metales de interés comercial. Sin embargo, también albergan "una biodiversidad extraordinaria, aún poco conocida, y sirven de hábitat y despensa para millones de especies", advierten desde Ecologistas en Acción. Varias de estas áreas están en vías de ser protegidas.
Aierbe denuncia que la representación española en la ISA recae en manos del Instituto Geológico y Minero de España (Igme). Una entidad "proclive a la explotación y muy preocupada por la rentabilidad", en palabras del portavoz de la organización ecologista. Asegura que se ha marginado a la comunidad científica, que es la que "mejor podría contribuir a la conservación y al análisis de los potenciales impactos en estos ambientes".
Un entorno del que poco se sabe
Se estima que hay unos 170.000 montes submarinos, de los cuales tan sólo se han investigado un 0,002%
Los montes submarinos son montañas que se formaron tras una actividad volcánica y se quedaron sumergidas bajo el océano. Son el hogar de una gran diversidad de comunidades de distintos hábitats y especies y refugio para la cría de muchas otras. Además, los nutrientes en suspensión que caen por las pendientes de estas elevaciones hasta los fondos marinos, las convierten en áreas de alimentación para la fauna que habita estos ecosistemas. Se estima que hay unos 170.000 montes submarinos, de los cuales tan sólo se han investigado un 0,002%, según datos de Greenpeace.
Desconocimiento de los posibles daños
El informe Ojos que no ven? La minería submarina en España, de Ecologistas en Acción, hace hincapié en los riesgos que puede suponer esta práctica extractiva. En sus páginas se explica cómo las nubes submarinas de sedimentos con metales pesados pueden desplazarse miles de kilómetros y afectar a zonas distantes; y cómo las perturbaciones de los fondos oceánicos pueden tener impactos globales, al alterar la capacidad de fijar carbono que realiza el fitoplancton.
Posibles afectaciones
Las nubes submarinas de sedimentos con metales pesados pueden desplazarse miles de kilómetros y afectar a zonas distantes
La organización ecologistas advierte que tendrá "enormes efectos sobre la biodiversidad marina en un ambiente muy poco conocido, pudiendo afectar a toda la cadena trófica y amenazando incluso la productividad pesquera". Señala, además, que "la destrucción o extinción de especies, provocadas por la minería submarina, podría impedir el descubrimiento de nuevas medicinas, asociadas a formas de vida de las profundidades oceánicas". Sin ir más lejos, el test de la COVID-19 se desarrolló utilizando una enzima aislada de un microbio hallado en respiraderos hidrotermales de aguas profundas, un hábitat muy escaso.
Aierbe propone que se busquen alternativas, pero, sobre todo, que se potencie el reciclaje de materiales, lo que reduciría las necesidades extractivas.
La Vanguardia