Gracias a las reformas que impulsa Milei, empresas de minería y desarrollo del litio quieren invertir en la Argentina

El proceso de desregulación que lleva adelante el Gobierno garantiza un marco normativo compatible con la inversión extranjera directa en el país, como no se veía desde la década del noventa

Cada vez más empresas demuestran un gran interés en la explotación de litio.

Uno de los principales potenciales exportadores de la Argentina es la producción de litio, esencial para la fabricación de baterías y para la generación de divisas en los próximos años. Este potencial se encuentra virtualmente dormido, pero el decreto de desregulación firmado por el Presidente Javier Milei abre el comienzo de una nueva etapa marcada por la inversión del sector privado.

El día martes la Canciller Diana Mondino se reunió con los principales directivos de la firma Summit Nanotech, los cuales demostraron un gran interés inversor en el sector del litio. También se relevó un acuerdo con la empresa australiana Power Minerals para colaborar en el desarrollo de un proyecto minero en la provincia de Salta.

Asimismo, la empresa india KABIL anunció inversores de por lo menos US$ 2,5 millones de dólares (equivalente a 211 millones de rupias) para comenzar actividades de exportación de litio en el área de Fiambala en Catamarca, como parte de un proceso que abarcaría hasta 5 años.

Esto se suma a los proyectos de litio que actualmente tienen vigencia en el país en las Provincias de Jujuy y Catamarca respectivamente. También crece exponencialmente el apetito inversor en el sector de la minería, en gran medida gracias al nuevo “Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones” (RIGI) que promueve la Ley Ómnibus.

Entre otras potestades, se garantiza a las empresas el hecho de poder repatriar sus ganancias y reglas de juevo estables, especialmente en materia fiscal y en lo que respecta al mercado cambiario, ambos requisitos fundamentales para el sector de la minería ya que las empresas deben incurrir en importantes costos hundidos para ingresar al mercado.

Por primera vez en dos décadas, la Argentina volverá a ofrecer un marco regulatorio estable y amigable con la inversión extranjera directa, revirtiendo así los cambios insólitos y disfuncionales que se habían introducido a lo largo de las sucesivas gestiones del kirchnerismo.

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