Liderazgo, tecnología y dignidad en la minería contemporánea, Por Ricardo Rodríguez

Non tantum permanere, sed cum sensu transcendere" (No solo permanecer, sino trascender con sentido)

El desafío del sentido en la minería contemporánea

En tiempos de transformación tecnológica, automatización y presión por la productividad, la minería enfrenta una pregunta que va más allá de los balances y los indicadores: ¿para qué hacemos lo que hacemos?; esta pregunta, antigua como el hombre y moderna como la inteligencia artificial, nos recuerda que el verdadero progreso no se mide solo por toneladas extraídas o por márgenes de rentabilidad, sino por la capacidad de preservar el sentido humano del trabajo en medio del cambio

La frase latina “Non tantum permanece, sed cum sensu transcendere” —no solo permanecer, sino trascender con sentido— resume la esencia de este desafío, permanecer es resistir; trascender es evolucionar sin perder el alma; la minería del siglo XXI está llamada a ambas cosas: a permanecer como motor de desarrollo y a trascender como actor ético, social y ambientalmente consciente.

De la extracción a la excelencia social: el nuevo contrato de la minería

El sector minero se encuentra en una encrucijada crítica, durante décadas, nuestro valor se midió casi exclusivamente por la tonelada extraída, la pureza del mineral o la rentabilidad financiera, hoy, esa métrica es incompleta; el nuevo contrato social que la minería debe firmar con las comunidades y el planeta exige mucho más: una Licencia Social para Convivir (LSC) que se gana con coherencia, transparencia y compromiso sostenido.

En muchos lugares del mundo, la minería sigue siendo vista como una fuerza ajena, una actividad que llega extrae y se retira dejando cicatrices ambientales y desconfianza social, esa percepción es nuestro mayor riesgo operativo, incluso más que las fluctuaciones del precio del cobre o del oro; sin una LSC sólida, los proyectos, por más viables que sean, se detienen, pierden apoyo y terminan erosionando su propio valor. La LSO es una estrategia central de sostenibilidad corporativa.

La verdadera sostenibilidad va más allá del cumplimiento legal o de destinar presupuestos a la filantropía, implica una integración genuina en el tejido social y económico del territorio; esto significa actuar con transparencia real no ficticia de compartir información, reconociendo errores y dialogando con humildad; crear valor compartido, asegurando que el desarrollo minero se traduzca en oportunidades, educación y crecimiento local; y planificar el cierre de mina desde el día uno, para que el paisaje post-minero sea más valioso que antes.

La demanda global de minerales estratégicos nos ofrece una oportunidad de oro para reescribir la historia; si queremos ser los proveedores del futuro verde, primero debemos ser los guardianes responsables del presente.

La minería del futuro no será la que extraiga más profundo, sino la que siembre más fuerte en las comunidades donde opera. Esa es la nueva excelencia social.

Minería con sentido: del recurso al propósito

Extraer minerales no es un fin, sino un medio; el cobre, el litio o el oro no son únicamente commodities; son vehículos del desarrollo humano cuando se extraen con responsabilidad, respeto y visión de futuro; sin embargo, toda tecnología, por avanzada que sea, se vuelve vacía si no responde a una finalidad más alta, es decir no sólo producir más, sino producir mejor, con justicia, con equidad y con esperanza.

La minería con sentido exige recuperar tres dimensiones que suelen diluirse en los procesos industriales:

1.           El valor de la persona que trabaja. La dignidad no se negocia: se protege, se promueve y se celebra.

2.           El respeto por la comunidad que convive con la actividad; ningún proyecto será sostenible si la comunidad no se siente parte.

3.           El cuidado del entorno natural. La sostenibilidad no es un discurso, sino una práctica diaria que exige coherencia.

Trascender con sentido: el nuevo liderazgo minero

Trascender con sentido implica liderar con propósito, no desde el control, sino desde la inspiración; los nuevos líderes —sean gerentes, supervisores o delegados sindicales— tienen la tarea de ser intérpretes del cambio y guardianes del sentido. Formar líderes que comprendan la complejidad del presente y actúen con responsabilidad ética es la mejor inversión de cualquier empresa que aspire a dejar huella más allá del mineral.

Porque al final, no trascenderá la empresa que más produzca, sino aquella que más contribuya al desarrollo humano, y no permanecerán quienes se adapten mecánicamente al cambio, sino quienes lo guíen con sentido, con humanidad y con visión.

En consecuencia, la minería tiene futuro cuando recuerda su pasado y actúa con conciencia presente; permanecer es resistir las crisis; trascender es darle significado al porvenir y el desafío de nuestro tiempo es construir una minería que no solo extraiga recursos, sino que extraiga sentido de su propia existencia.

Porque, en definitiva, como decía el humanismo clásico, “ubi homo, ibi societas”: donde hay un ser humano, hay comunidad; y donde hay comunidad, debe haber sentido.

Ricardo Rodríguez

Abogado – Lic. en Relaciones Laborales – Magíster en Antropología – Auditor Tri Normas ISO. Mediador y Coach Ontologico

Prensa GeoMinera