El litio se convirtió en un commodity altamente demandado a nivel global, vinculado al desarrollo de vehículos eléctricos y energías alternativas. A nivel regional, en cambio, se ha convertido en un desafío que se debate entre promesas de desarrollo y tensiones socio-ambientales.
Por Vanina Lombardi
El carbonato de litio es uno de los componentes principales de las baterías de litio-ion que se utilizan en dispositivos electrónicos, como teléfonos celulares y computadoras, y se presentan como una tecnología del futuro por su potencial uso en el desarrollo de baterías de vehículos eléctricos y otros sistemas de almacenamiento energético, como en los paneles solares.
Por eso, el interés por este mineral, al que ahora llaman "oro blanco", se ha potenciado durante las últimas décadas. En 2016, por ejemplo, la demanda global de litio metálico fue de 37.800 toneladas (un 13,5% mayor a la de 2015), equivalentes a alrededor de 201.000 toneladas de carbonato de litio (LCE), según datos Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), y según estimaciones de Cochilco, se espera que siga creciendo hasta alcanzar las 372.288 toneladas de LCE, en 2021. De ese total, se estima que alrededor del 40% provendrá del sector de baterías para vehículos eléctricos. El resto es destinado a otras aplicaciones industriales tradicionales, como agregado en vidrios y cerámicos para hacerlos más resistentes a los cambios de temperatura, en grasas lubricantes que resisten calor, en aleaciones de aluminio y cobre, y en la elaboración de fármacos que estabilizan el ánimo.
No pasa lo mismo con el precio, que luego de mantener un crecimiento sostenido durante los últimos años, podría comenzar a decrecer. Según un informe del Ministerio de Energía y Minería de Argentina, de mayo de 2017, "la tonelada de carbonato de litio tuvo un incremento de un 48,02%, al pasar de un promedio de 5.050 USD en 2014 a 7.475 USD en 2016, con picos en el segundo semestre del año que superaron los 9.000 USD", pero otro análisis elaborado por el Instituto del Cobre de Chile, de diciembre de 2017, advierte que "existen riesgos que podrían provocar caídas en su precio en el 2019-2020", debido entre otras cuestiones a una sobre oferta en el mercado, menor intensidad en el uso del litio en las baterías y comienzo del reciclaje de las baterías actualmente en uso.
A nivel mundial, el litio se extrae de dos fuentes naturales: de minerales de roca (rocas pegmatitas), como lo hacen en Australia (que se posicionó como primer productor a nivel mundial en 2017), y de salmuera, como el que se encuentra en los salares del denominado "triángulo del litio", integrado por Argentina, Bolivia y Chile. Es un mercado dominado por un reducido número de corporaciones que suelen estar asociadas a las mismas compañías demandantes del LCE. Por ejemplo, se estima que solo cuatro empresas producen más del 80% del litio mundial (Albemarle, FMC, SQM y Tianqi), mientras que una decena concentra el 90% del mercado de baterías (entre ellas, LG Chem, Panasonic y Samsung SDI).
Obtener carbonato de litio de salares es menos costoso, por eso, la puna que atraviesa los límites geopolíticos de Argentina, Bolivia y Chile es privilegiada, ya que atesora el 80% de las reservas mundiales de litio en salmuera y más del 60% de los recursos totales de este mineral. Incluso, también hay proyectos de extracción de litio en desarrollo en Brasil y México.
En esta región, este tipo de emprendimientos extractivistas han generado tantas promesas y esperanzan como controversias e interrogantes al interior de cada uno de los países involucrados: ¿Cuáles son las técnicas extractivas más eficaces y sustentables? ¿Qué riesgos implica su extracción para el ambiente y las comunidades en las que se encuentra? ¿Quién controla el recurso y define cómo se procesa y se comercializa? ¿Cómo desarrollar una industria en torno al litio que no solo sea competitiva, sino que también atienda las necesidades de los países en desarrollo?
* Vanina Lombardi: Licenciada en Ciencias de la Comunicación y periodista científica, con especial interés en el vínculo entre los desarrollos científico-tecnológicos y la sociedad.
vaninalombardi@yahoo.com
NODAL