Los desafíos logísticos en torno a la minería del cobre y del litio
- 19 de septiembre, 2025
Entrevista a Juan Madero, business development manager en Miebach de Argentina; y Osvaldo Varela, especialista en minería.

¿Cuáles son los desafíos que ven hoy en torno a la minería?
Juan Madero: Creo que estamos en un momento de un camino largo, en el inicio de un proceso. Hoy se habla de minería y se la entiende como parte del desarrollo económico. La minería llegó para quedarse y todos -empresas, organismos y sociedad en general- estamos apostando a una fuente de dólares estable, genuina, que no dependa del clima, la lluvia o la sequía. Ese es un punto común en este tema.
La minería tiene tiempos distintos a cualquier otra actividad económica a la que estamos acostumbrados como país. Sus plazos van más allá de un período de gobierno y de decisiones de corto o mediano plazo. Son proyectos de largo aliento. Desde que se empieza a hablar de un proyecto de minería hasta que logra consolidarse y convertirse en realidad pasa un proceso largo que recién está comenzando.
Tampoco se puede perder de vista el contexto internacional. La minería depende de capitales globales y de empresas con inversiones en distintos mercados. No somos ajenos a lo que pasa en el mundo. Hoy la situación global es especial y, si bien en Argentina hay cambios, todavía son incipientes, dentro de un período electoral que ni siquiera llegó a la mitad de mandato. Aún falta mucho para que los proyectos mineros se materialicen con la fuerza y el volumen esperados.
Eso no significa que no debamos planificar ni poner el tema sobre la mesa. Las proyecciones a largo plazo coinciden en que la minería traerá importantes problemas logísticos: cómo transportar cargas, cómo trasladar personas, cómo dar servicios a vehículos, y cómo garantizar energía, gas y electricidad.
La minería está dando sus primeros pasos, pero cuando tome velocidad, enfrentará desafíos logísticos importantes en múltiples lugares.
Osvaldo Varela: La minería en Argentina comenzó hace años, principalmente en el sur, con el proyecto Cerro Vanguardia, el primer proyecto de oro de la región. También había algunos proyectos antiguos de plomo en el norte. Todo el macizo del Deseado (Pcia. De Río Gallegos), donde están las mayores reservas de oro del sur, tiene buena infraestructura y está encaminado; desde 2007 o 2008 están trabajando y exportando.
Hoy el gran desafío está en el litio del norte y en el cobre. Hay solo cuatro operadores activos en el litio, concentrados en Salta, Jujuy y Catamarca. El resto de los proyectos están en distintas etapas: prospección, perforación o construcción. El freno se debe en parte a la caída del precio internacional del litio. Hace dos años se esperaba una suba que nunca llegó. Algunas empresas siguen invirtiendo, pero no con la velocidad que se esperaba.
Si mañana el litio volviera al precio más alto que tuvo, la infraestructura no alcanzaría. Habría que mejorar caminos, tender líneas eléctricas y de gas, y sumar muchísimos camiones. La logística del litio es muy distinta a la minería metalífera: se necesitan muchos más camiones de entrada y salida. En cambio, en la minería metalúrgica salen pocos camiones con producto terminado y entran cantidades moderadas de insumos.
En oro y cobre, con proyectos en el sur y en San Juan, la actividad está madura. En litio, en cambio, el avance es más lento por el precio internacional y por cuestiones geopolíticas —con fuerte presencia de inversión china en el norte. En el caso del cobre, se está intentando impulsar los proyectos, pero son desarrollos que no se resuelven de un día para el otro. Al país le vendrán muy bien, pero también requieren resolver la falta de energía, infraestructura y transporte en zonas de altura.
La infraestructura implica inversión, pero la falta de camiones es otro tema, y depende 100% de proveedores privados. Es el mismo problema que en Vaca Muerta. En los próximos diez años, el país va a enfrentar una escasez de camiones, salvo que se desarrollen planes para fabricarlos localmente o importarlos. ¿Hay alguna sensibilidad sobre eso?
Varela: En 2021 y 2022, cuando el precio del litio estaba alto, ya se veía venir este problema. Las terminales demoraban hasta un año en entregar una unidad nueva. Con esos plazos era imposible acompañar el crecimiento que se proyectaba. Después, con la baja del precio, el problema se aplacó, pero la solución de fondo no existe. No hay un plan que establezca cuántos camiones deberían producirse de aquí a 2030.
El problema de disponibilidad de camiones no es exclusivo de la minería: también se siente en la calle y se agrava por la estacionalidad del agro, que demanda unidades de manera muy intensa en determinados momentos. Una alternativa que se está explorando son los bitrenes, que permiten más eficiencia, pero también requieren inversión.
De todos modos, hay que entender que el camión siempre será la última milla, tanto en minería como en petróleo. El desafío es armar cadenas logísticas eficientes que minimicen su uso y lo concentren en los tramos inevitables. Resolver el transporte en la primera milla o en largas distancias llevará tiempo, dinero y planificación.
Madero: La minería, además, necesitará camiones especiales, distintos a los convencionales, por potencia, condiciones de altura y seguridad. Hoy suben a la montaña camiones que no están preparados, lo que genera riesgos, inseguridad y costos de mantenimiento altos. Cualquier accidente interrumpe la cadena logística porque no hay caminos alternativos. Esa última milla peligrosa es la que nunca resolverá el tren.
El tren aparece como alternativa, ¿pero su problema está en la infraestructura, en el material rodante, en las puntas…?
Madero: Hay dos ejes importantes. Por un lado, las puntas. Si no se resuelven las terminales y contenedores, toda la eficiencia del tren se pierde. Siempre va a necesitar complementarse con un camión. Y por otro lado, la discusión no es solo tren contra camión, sino cómo se transporta: a granel o en big bags. En el litio, por ejemplo, gran parte de la cadena funciona con big bags, lo que multiplica costos e ineficiencias. Hay que mirar la cadena de forma integral.
Varela: Esto es debido a que el material rodante no se mantuvo durante años. En el norte por ejemplo, es posible resolver las puntas, pero no tiene sentido si tenemos el material rodante abandonado y en mal estado.
¿Qué perspectivas ven hacia el futuro?
Madero: Me quedo con lo positivo: la minería llegó para quedarse. Un buen ejemplo es lo que está pasando con la arena en Vaca Muerta: sale de Entre Ríos y tiene que llegar a Neuquén. Allí, las empresas se organizaron de manera colaborativa para encontrar soluciones logísticas, entendiendo que la eficiencia beneficia a todos. Ese mismo enfoque será clave para la minería. Hoy aún no hay una solución, pero se trabaja de forma alineada: competirán en la última milla, pero todas están de acuerdo en que la eficiencia es fundamental.
Al mismo tiempo, hay que asumir que los capitales internacionales y los precios globales marcan el ritmo, pero no podemos esperar siempre que vengan otros a resolver los problemas. Se necesita fuerza local, empresas nacionales y actores de toda la cadena trabajando en conjunto: dadores de carga, empresas logísticas, proveedores y estados locales. Las empresas que vengan de afuera buscarán su propio rédito. Pensar fuera de la caja será fundamental para encontrar soluciones
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