Mendoza: El Frank Romero Day, ese monstruo al que le ha comenzado a temer Suárez

Los temores a una posible recepción adversa para el gobernador en el Acto Central de la Vendimia comenzaron a corporizarse desde la reacción social contra su decisión política, luego trunca, de impulsar la megaminería. Por: Marcelo Torrez @MarceloTorrez El sólo hecho de imaginar, como una mera posibilidad en potencia, que una silbatina de propo

Los temores a una posible recepción adversa para el gobernador en el Acto Central de la Vendimia comenzaron a corporizarse desde la reacción social contra su decisión política, luego trunca, de impulsar la megaminería.

Por: Marcelo Torrez

@MarceloTorrez

El sólo hecho de imaginar, como una mera posibilidad en potencia, que una silbatina de proporciones le dé la bienvenida cuando la multitud lo descubra transitando los pasillos de ingreso a la zona de los palcos del teatro griego Frank Romero Day en la noche de la realización de la Fiesta de la Vendimia ha llegado al punto de helarle la sangre al gobernador Rodolfo Suarez.

El jefe del Gobierno provincial ha optado por recluirse o concentrarse en otros asuntos, supuestamente, más importantes de la gestión y evitar asistir a las celebraciones departamentales de la Vendimia que se han venido realizando desde unos cuantos días a esta parte. La fiesta central, el acto cultural y artístico más importante del calendario anual que ofrece Mendoza al mundo entero como una forma de celebrar y agradecer a los frutos de la tierra y a su producto insignia, el vino, que la ha hecho trascender y ganarse un lugar donde se precie, este año se realizará el sábado 7 de marzo. Para ese día, el entorno del gobernador está haciendo cálculos y analizando opciones que le eviten al jefe de Estado un mal trago, como aquellos que han sucedido en otras épocas y que afectaron a no pocos antecesores.

Los temores a una posible recepción adversa para el gobernador comenzaron a corporizarse desde aquellos días en que una importante movilización social se enfrentó a su decisión política, luego trunca, de impulsar el desarrollo de la megaminería, la minería metalífera o a cielo abierto en el territorio provincial. Desde aquellos días a esta parte, Suarez no ha dejado un solo instante de pensar que ese malestar y fastidio pueda llegar a exteriorizarse el día del Acto Central en un ámbito que, desde hace un tiempo, la política ha llegado a comparar con los efectos de lo que se conoce como "El monstruo", esa denominación popular a la que apelan los chilenos cuando en el Festival de Viña del Mar se decide reprobar la actuación de alguno de los artistas participantes.

Suarez ha quedado preocupado, como está dicho, y algo "tocado" con aquellos acontecimientos públicos y manifestaciones en las calles que marcaron sus primeros días en el Gobierno y determinaron que, por mucho tiempo de aquí en más, se vuelva a pensar en el desarrollo minero a gran escala en Mendoza. Tanto que, incluso, ha ordenado realizar una serie de mediciones sobre el grado de humor social sobre su novel gobierno, claro está, pero más que nada sobre el estado de ánimo de la sociedad en general. Los resultados de tales trabajos, al menos dos, están en manos de un puñado de sus colaboradores más cercanos, no más de tres o cuatro.

Uno de sus asesores ha llegado, incluso, a sugerirle que retome la iniciativa en todo sentido y vuelva a ocupar el centro del ring para conducir la agenda de los temas públicos. Entre esos asuntos está la Vendimia, con todo lo que trae aparejado, los temores y las dudas. Entre las propuestas que le han acercado, figura una que tiene ver con invitar a la fiesta máxima a los padres de los chicos abanderados de las escuelas de la provincia o que tengan los mejores promedios y, por supuesto, hacer pública la medida.

Hay que decir que este tipo de iniciativas no es del todo sorprendente o extraño: en algunos años se dispuso invitar a pequeños productores, viñateros o trabajadores vinculados con la cultura del vino y de la vid como una forma de acercar el Gobierno a sectores de los que se ha estado distanciado. Pero hubo tiempos en los que las acciones para evitarle un disgusto de proporciones al gobernador de turno llegaron lejos y resultaron a ser, en cierto modo, un tanto escandalosas. Como cuando, en el 2008, el por entonces gobernador, Celso Jaque, dispuso que los integrantes de la escuelita de fútbol que conducía el campeón del mundo Leopoldo Jacinto

Luque asistieran a la fiesta con el fin de que los chicos, uniformados con camisetas azules, le hicieran un cordón de bienvenida al gobernador y lo recibieran a puro aplauso y grito de vítores nomás. El hecho, denunciado por uno de los gremios estatales, pasó a la historia ya y es recordado como el caso de los "aplaudidores de Jaque".

Hay que decir que todo este estado de expectativa y de cierto grado de temor del oficialismo respecto de cómo puede ser recibido Suarez en los actos públicos que se avecinan, de alto impacto y masivos absolutamente, está dentro de un contexto más amplio y general en el que el gobernador está buscando hallar una nueva actitud, si es necesario, y compostura que lo rescaten positivamente tras aquella vuelta atrás que debió asumir con la política de impulso a la minería.

De todas maneras, de acuerdo con algunas fuentes de confianza, aquellos trabajos de sondeo para identificar el humor social frente a un escenario económico a todas luces negativo han determinado que es cierto que el Gobierno ha pagado un costo por decidir impulsar el desarrollo minero cuando la sociedad no estaba todavía preparada para darle su aval y su licencia, pero se trata de un costo compartido con la clase política y dirigencial, si se quiere, más que una derrota exclusiva del Gobierno. Y, en resumen, aquellos episodios terminaron siendo una victoria del pueblo y la sociedad en su conjunto frente a la clase política.

El Sol