El gobernador prepara en silencio acciones de alto impacto con las que podría dejar su sello.
Por: Marcelo Torrez
@MarceloTorrez
Mientras se cuece a fuego lento la espera ansiosa de la política por las elecciones PASO de agosto, las que determinarán el único, certero y verdadero humor social hacia los dos bordes de la grieta que componen el oficialismo macrista y la oposición kirchnerista, Alfredo Cornejo prepara en silencio un par de acciones de alto impacto con las que podría, según imagina, dejar su sello hacia el fin del mandato de su gestión, que se producirá el 10 de diciembre.
Cornejo no deja pasar un día sin revisar y analizar los datos de las encuestas que ha recibido en las últimas semanas. El consultor en el que confía, Elbio Rodríguez, ya le habría dicho que es inútil realizar un nuevo sondeo provincial para escudriñar un poco más sobre las chances que tiene el oficialismo para retener el gobierno. Junto con eso, le ha sugerido esperar para después del 11 de agosto, el día en que en todo el país se realizarán las PASO presidenciales. Después será otra historia. E, incluso, se podrá averiguar con mayor exactitud cuánto del resultado de esas elecciones podría llegar a influenciar el voto de los mendocinos el 29 de setiembre, cuando en esta provincia se elija, finalmente, a su sucesor, entre el radical Rodolfo Suarez y la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.
Hasta ahora, y por lo que sabe, las elecciones de agosto vienen complicadas para el oficialismo en Mendoza. Cornejo llegó a ser candidato a diputado porque fue el acuerdo al que llegó con Mauricio Macri en diciembre del año pasado, cuando fue a confirmarle que desdoblaría las elecciones en la provincia. Nunca quiso estar en esa lista. El temor de antes, y que tiene ahora, es que se enfrentará, muy posiblemente, a una derrota. Intuye que Macri no podrá remontar en Mendoza la distancia que le saca el binomio de Alberto Fernández con Cristina Kirchner. Y, si bien las mismas encuestas le indican que en el mano a mano con Marisa Uceda ?la primera candidata K a diputada nacional? le saca casi el doble de intención de voto (48% a favor de Cornejo contra 24% de Uceda), no podrá resistir el efecto negativo que todavía existe en la sociedad mendocina sobre Macri. Con lo que avizora para el 11 de agosto una derrota de Juntos por el Cambio a manos del Frente de Todos. Si ocurriera lo contrario, hoy se asume como una suerte de batacazo impensado.
Mientras espera, como toda la política, que se acerque la hora de la verdad que mostrarán esas elecciones PASO, Cornejo imagina cumplir con dos de sus objetivos a lo largo de la gestión en los que no ha podido avanzar. Uno es presentar un proyecto amplio de reforma integral de la Constitución. No lo descarta en absoluto, aunque tiene dudas. El otro es pisar el acelerador para reformar algunos artículos de la ley 7.722 ?la famosa ley antiminera? que se sancionara durante la gestión de Julio Cobos.
En verdad, los cabildeos o dudas se siembran en las dos iniciativas, tan sensibles y problemáticas. Es obvio que esperará que termine el proceso electoral en Mendoza, a fines de setiembre, para ordenar el avance. Lo de la reforma de la Constitución, el gobierno de Cornejo lo tiene en agenda desde el arranque de la gestión. Está claro que se empantanó cuando los intendentes del peronismo decidieron sacarle el apoyo, que habían adelantado en un comienzo, al evidenciar que se incluía en la idea a discutir la reelección del gobernador. Se opusieron y cerraron el debate. La historia de la reacción de Cornejo a esa decisión también se conoce: resolvió promulgar el artículo 198 de la Constitución buscando cerrarles a los intendentes del PJ la recontra-reelección en sus comunas. Sin embargo, los intendentes están en carrera. Precisamente, para avanzar en su viejo proyecto reformativo e integral de la Carta Magna provincial, el gobernador esperaría no sólo que termine el proceso electoral en la provincia, sino también la resolución de la Suprema Corte sobre la reelección de los intendentes, y, especialmente, sobre las mayorías necesarias que requiere ?tras un referéndum? el abrir la posibilidad para modificar la Constitución. La interpretación que está en juego hasta hoy es la de la mitad más uno de los electores en condiciones de votar. Eso estipuló en su momento, en 1989, el fallo Kemelmajer y, desde esa fecha hasta ahora, todo intento de modificar la Constitución ha fracasado porque no se han alcanzado los votos positivos necesarios.
El segundo objetivo es ir por otra modificación, en este caso, de la ley antiminera, la 7.722. Meses atrás, cuando todavía no habían sucedido las PASO provinciales para definir los candidatos a gobernador, Cornejo reunió en un lugar neutral que ofrecieron los empresarios del CEM y de la UIM, a todos los precandidatos a sucederlo. A la cita fueron todos, pero Alejandro Bermejo envió en su representación a su hermano Adolfo. Mientras compartían un asado, Anabel, el mencionado Adolfo, Rodolfo Suárez y Omar De Marchi se comprometieron a permitir el tratamiento ?según trascendió también a la aprobación? de un nuevo proyecto de reforma de la 7.722 que podría enviar Cornejo a la Legislatura antes de finalizar su gestión. La idea es tomar las iniciativas de los peronistas Juan Agulles y Alejandro Abraham, y desde ellas elaborar un proyecto de ley más abarcador que corrija algunas inconsistencias.
En eso está Cornejo. Con algunas dudas respecto de las dos medidas. Quiere arrancarles a los representantes de la oposición un compromiso más efectivo que lo que aseguraron en aquel asado. "No queremos que termine saliendo gato en vez de liebre", dijo un vocero cercano a Cornejo, con oficina en el cuarto piso de la Casa de Gobierno.
Diario EL Sol
