Minería argentina: como el tango uno, Por Marcelo Bellini

Una vez más, un 7 de mayo nos encuentra celebrando (¿celebrando?), el Día de la Minería Argentina en coincidencia con la aprobación de la primera ley de fomento minero sancionada en 1813.

Esa fecha se considera como el punto de partida para el desarrollo minero de nuestro país, que se vio enormemente potenciado durante la gobernación y presidencia de Sarmiento, y que, casi 130 años después de la presidencia de nuestro comprovinciano, se vio fortalecida ante la sanción de la llamada Ley de Inversiones Mineras, que se complementó a la perfección con el recordado proyecto PASMA.

Estos fueron los primeros capítulos, necesarios para que “aterrizaran” las grandes inversiones que significarían el despegue de la gran minería en Argentina.

Y así fue. Cerro Vanguardia y Bajo La Alumbrera fueron los proyectos que dieron vida a la actividad minera a gran escala, que nos ilusionó a muchos que al igual que yo, decidimos estudiar Ingeniería de Minas, porque “en cualquier momento arranca Pachón”.

Sin embargo, no todo fue rosas en el camino transitado desde entonces hasta hoy. También hubieron muchas espinas (algunos clavos “miguelito” también) en el camino. En ocasiones por movimientos sociales alimentados por vaya a saber qué intereses: internos, externos, con intencionalidad política o intereses “non sanctus”, en otras por desatinos en las políticas mineras impulsadas por los gobiernos nacionales y/o provinciales (al menos así lo considero), modificando a su antojo y conveniencia leyes o decretos que le brindaban inestabilidad e inseguridad jurídica a las empresas, y también por errores cometidos por la propia actividad (empresas, cámaras o asociaciones), por errores de comunicación, licencia social poco consolidada o mal manejo de situaciones complejas.

Hoy, a poco más de 30 años de la sanción de la ley 24196, seguimos con los altibajos dentro de la actividad pero, como desde hace mucho más tiempo, con la esperanza intacta que la minería ingrese en el círculo virtuoso de exploración, desarrollo/construcción, explotación/producción y cierre de mina. Pero nos golpea la actualidad con minas en etapa de cierre o con fecha de posible fin de la producción, y ningún proyecto con etapa de desarrollo avanzado (hablando de metalífera), que avizore la puesta en marcha en el corto plazo, a efectos que ese círculo virtuoso no se rompa.

Esta opinión la estoy escribiendo un 1 de mayo, precisamente 24 horas después que diputados dieran media sanción a la denominada Ley Bases, que entre otros aspectos contiene capítulos o ítems que parecen beneficiar nuevamente a las inversiones mineras. Deseo que las urgencias del momento (actual o futuro) no hagan fracasar este intento de reinventar la gran minería metalífera en nuestro país. Espero que el oro, la plata, el litio, y fundamentalmente el cobre, nos conviertan en un verdadero país con minería.

Por ahora eso sería altamente satisfactorio ya que nos falta mucho camino para ser un país minero. Es más, creo que nunca seremos un país minero, pero sí estoy convencido que podemos ser un país agrícola ganadero (como siempre lo hemos sido), con una importante actividad minera metalífera y no metalífera, ya que no debemos olvidarnos de las cales (un orgullo para quienes nacimos en la tierra del gran Sarmiento), que también potencian la producción minera y son fuente importante de ingresos y de fuentes de trabajo.

En otra ocasión, mencioné la popular frase “Toda crisis representa una oportunidad”.  Argentina está aún en crisis, crisis que no surgió de la noche a la mañana, tiene varios lustros de desmanejo político-económico-financiero. Si nuestros gobernantes y la autoridad minera nacional, son capaces de entender y comprender que el negocio minero es una inversión de riesgo y de largo plazo, que no sirve “correr el arco a cada rato” porque los inversores miran de inmediato otros destinos, entonces habremos dado un paso importante para que el potencial geológico minero de nuestro país deje de ser potencial y se convierta en una “importante” cantidad de proyectos en diferentes etapas de desarrollo, y una destacada cantidad de minas en producción.

Capítulo aparte la indecisión política del presidente Milei para nombrar un nuevo Secretario de Minería en reemplazo de Flavia Royón, hecho que prácticamente paralizó la actividad durante casi 60 días.

Cinco mil kilómetros de cordillera, la Meseta Patagónica y un importante sector de la Puna, representan una inmejorable oportunidad para que la Argentina se convierta en un importante proveedor de materias primas minerales, y por qué no pensarlo, en productos minerales con valor agregado para el mundo.

Se necesita decisión política desde el estado nacional, acompañamiento de los estados provinciales, que la política no piense con una urna en la cabeza sino mirando las necesidades de las personas, para potenciar el desarrollo minero en nuestro país, junto con el resto de las actividades agropecuarias e industriales.

Por eso, y a pesar de estos altibajos: Uno busca lleno de esperanzas / El camino que los sueños / Prometieron a sus ansias / Sabe que la lucha es cruel y es mucha / pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina…

Una vez más, al levantar nuestra copa para el brindis minero, recordemos las palabras del Gran Maestro cuando le escribió al presidente Mitre: “Ayúdeme en las minas y enriquezco la república”.

Que así sea.

 ¡FELIZ DÍA DE LA MINERÍA!

Marcelo Bellini

 Dr. Ing. Profesor Titular Fac. de Ingeniería UNSJ. Secretario CADIM

Prensa GeoMinera