Se cumplió en estos días un año desde la presentación en Casa Rosada del Acuerdo Federal Minero, elaborado luego de un extenso debate que consumió meses de discusiones a lo largo del país.
Con la adhesión y conformidad de casi todas las provincias, finalmente el Acuerdo fue presentado y se anunció su tratamiento en el Congreso de la Nación, que debe ratificar sus términos para darle entidad de Ley.
Un año después, en lugar de avances se observa un claro retroceso. El Parlamento nacional nunca trató la iniciativa y su principal impulsor, el secretario de Minería Daniel Meilán, presentó su renuncia al cargo.
Minería formaba parte del Ministerio de Energía y Minería que conducía Juan José Aranguren, desplazado de su cargo por el presidente Mauricio Macri.
No fue sólo un cambio de funcionarios, ya que además se dispuso cambiar la órbita del área minera, que se incorporó al ministerio de Producción, ahora en manos de Dante Sica.
Estas marchas y contramarchas abren diversos interrogantes y hacen temer que pueda ser tirado por la borda todo aquello que se acordó.
El nuevo acuerdo tiene aspectos interesantes, entre ellos el explícito compromiso de promover inversiones cuidando el medio ambiente.
Pero por encima de sus puntos específicos, establecía la política minera como una prioridad de gestión, protagonismo que en estos momentos queda, por lo menos, en suspenso.
Como provincia protagónica y directamente interesada, Catamarca permanece a la espera de prontas definiciones.
El Esquiú