San Juan: La UNSJ hace punta en el país y crea un programa científico para la nueva minería
- 1 de julio, 2025
Es un programa pionero en el país, que ya está trabajando con privados y otras universidades.

Por Carolina Putelli
Oportunidad. En la UNSJ llevan años desarrollando nanotecnología en el Instituto de Investigaciones Mineras y hoy podrían sumar más profesionales.
La Universidad Nacional de San Juan creó esta semana el Programa de Nanotecnología Aplicado a la Industria Minera, convirtiéndose así en la primera del país en tener uno de este tipo. El acuerdo se firmó esta semana y fue gracias a los avances que ya habían logrado los investigadores que hoy están dentro. Es que hay un grupo de ingenieros en minas y químicos que desde 2018 están buscando soluciones para esta industria modificando y buscando uso a materiales a las escalas más chicas posibles. Gracias a los descubrimientos que ya hicieron, hoy son un equipo pionero que trabaja de la mano de universidades de varias provincias y Chile y también empresas mineras.
La nanotecnología es la nueva joya de la industria. Es la ciencia que permite modificar los materiales en una escala de uno a cien micrones. Ariel Maratta, el director a cargo del programa y becario del Conicet, explicó que esta técnica les permite “modificar los materiales a nivel atómico o molecular”. De esta forma, agregó, pueden aprovechar que “los materiales tienen propiedades únicas y se comportan de forma distinta”. Así, logran que metales magnéticos se comporten de forma distintas, o se acentúe la dureza de otro. Todo esto permite que tengan más posibilidades para aprovechar.
En San Juan la investigación de nanotecnología empezó hace ocho años, dentro del Instituto de Investigaciones Mineras, que seguirá alojando el programa. En el mundo, es un rubro que tiene unos 40 años, explicó Maratta, y se encuentra en su auge. “Hoy los teléfonos y las supercomputadoras existen gracias a la nanotecnología”, explicó. Además, es una ciencia transversal, que se puede aplicar en una gran cantidad de industrias distintas. La novedad en los estudios también les da a los investigadores de San Juan una gran ventaja: tienen la posibilidad de lograr nuevos descubrimientos y patentarlos. Otra ventaja es que cuentan con buena parte de la tecnología para hacerlo y que no se trata de un área donde sea muy costoso investigar, lo que dificultaría conseguir los fondos.
Para el grupo de investigadores, ha cosechado buenos resultados hasta ahora. Maratta contó que en un principio se enfocaron en hacer pruebas y “construir un catálogo de materiales y usos”. Los avances que iban haciendo los publicaron en revistas científicas de todo el mundo, para darle mayor alcance al proyecto. Esto les permitió también el reconocimiento de instituciones científicas nacionales y de Chile. El año pasado recibieron dos premios por los desarrollos en nanotecnología con los que vienen avanzando y que son parte de dos tesis con aplicación industrial en minería (ver recuadros).
Para el sanjuanino a cargo del programa, la nanotecnología es una gran oportunidad y creen que el programa irá creciendo. “Hoy tenemos convenio con la Universidad Católica de Chile, donde uno de nuestros tesistas viaja, pero también puede sumarse un investigador de Mendoza que está intersado”, explicó. Si bien ahora el grupo trabaja dentro del Instituto de Investigaciones Mineras, una de las características de esta ciencia es que es transversal, esto abre la puerta a profesionales de otras ciencias, como es el caso del mismo Maratta, que es ingeniero Químico. El siguiente paso que buscarán es patentar los materiales con los que trabajan y también generar más convenios con privados. “Hoy puede significar saltos disruptivos para la minería aplicar nanotecnología”, explicó.
Remediación
Una de las tesis que están desarrollando investigadores dentro del Programa de Nanotecnología se llama “Desarrollo de un nuevo proceso de remediación de efluentes mineros a través de magnetoforesis a partir de nanopartículas híbridas magnéticas funcionalizadas”. Esto implica extraer con imanes los metales de los desechos mineros. La clave en este proyecto, que está investigando un ingeniero en minas de San Juan, es usar un material que a escala nanométrica funciona como un imán que atrae una gran cantidad de metales.
El material ya ha sido puesto a prueba y los técnicos lograron que las partículas atraigan los metales en medio de una solución acuosa. Así, los pueden separar del resto dejando el medio sin contaminantes. Una de las características que remarcó Maretta, es que las nanopartículas se pueden usar cientos de veces, ya que no transfieren el magnetismo y siguen teniendo por mucho tiempo su capacidad. Esa es una de las posibilidades que tienen al manipularlas a la escala molecular.
Este proyecto está todavía en etapa inicial y deben escalarlo, esto quiere decir probarlo en ambientes más grandes. Cuentan con un convenio con una empresa minera ubicada en el NOA que les da muestras con las que pueden trabajar y podrían probarla en las instalaciones de la misma.
Recuperación
La segunda tesis ya avanzada que tiene el equipo se enfoca en la extracción de cobre desde “PLS desde Lixiviado”, contó Ariel Maratta, el director del programa. En este caso no se enfocan en la remediación posterior de un proyecto minero sino en mejorar y hacer más barata la extracción del metal en sí mismo, ahorrando recursos y de forma efectiva. Según detalló, el ingeniero que está a cargo desarrollo “nanopartículas coreshell”. Este último término se refiere a que tienen una “coraza” a nivel molecular que los protege, ya que estarán trabajando en un medio muy ácido. Es que estas partículas serán las encargadas de actuar en la solución de una mina de cobre que extrae el metal con ácido sulfúrico.
El objetivo es que el nanomaterial atraiga las moléculas de cobre como un imán, ahorrando un paso dentro del proceso, que es cuando una vez lixiviada la roca, queda una solución con múltiples metales. Este proceso se hace en la actualidad con reactivos orgánicos, pero la idea es que con nanotecnología se ahorre agua y estos químicos. Una vez que las coreshell hayan terminado su trabajo también se pueden volver a reutilizar, por lo que simplifican en un paso el proceso y con menos gastos. El investigador a cargo está trabajando con una universidad de Chile, que tiene parte de la aparatología necesaria para seguir afinando la técnica
Diario de Cuyo