San Juan/Semana 6: A prepararse para el mundo nuevo, pero ¿cómo será?
- 4 de mayo, 2020
Menú variado en San Juan. Oro y vino, en el subibaja. Comercio sobrevive como puede?si sobrevive. Se viene la reapertura, de qué manera? En industria, siguen los vivarachos. Por Sebastián Saharrea Llename el tanque y te doy el vuelto. Una humorada que podría haber conquistado cualquier estación de servicio, incluidas las de San Juan, en tiempos en que la cotización del petróleo operó en negativo hace un par

Menú variado en San Juan. Oro y vino, en el subibaja. Comercio sobrevive como puede?si sobrevive. Se viene la reapertura, de qué manera? En industria, siguen los vivarachos. Por Sebastián Saharrea
Llename el tanque y te doy el vuelto. Una humorada que podría haber conquistado cualquier estación de servicio, incluidas las de San Juan, en tiempos en que la cotización del petróleo operó en negativo hace un par de semanas y si es cierto eso de que el precio que uno paga es el que corresponde al valor del crudo.
Por supuesto que eso es ciencia ficción. Porque no hay en la nafta sólo petróleo, es lógico, y porque los petroleros/estacioneros siempre corren la escalera (para su lado), es más discutible. Pero sí es útil para graficar el mundo patas para arriba que está quedando en pleno tránsito de una pandemia que arrasa con todas las columnas inamovibles del mundo como lo conocemos hasta hoy.
Los valores en que llegó a negociarse el crudo en sus dos versiones (el WTI para el mercado norteamericano y el Brent para Europa) son de comedia. El primero bajó a valores de -0,34 dólares, producto de la parálisis del mundo que no consume combustibles y los pozos que siguen activos, por lo tanto ya no hay donde guardarlo. Calculan que en un par de meses, cuando atraquen en la costa Este de EEUU los cargueros que vienen del golfo, volverá a cotización negativa.
Refleja el caso la calamidad que son las cotizaciones en mundo, con casi todos los títulos, bonos y comodities a la baja y algunas reflexiones sobre la economía sanjuanina. Porque en el medio que cae todo, cabe preguntarse qué es entonces lo que sube, cuáles son las reservas de valor que elige el capital para guarecerse del huracán.
Entre ellas figura el oro. Es de los pocos refugios de las inversiones, aunque tampoco con una corva definida. En el último trimestre, el oro subió el 20% respecto del año pasado, pero la última semana definió una trayectoria indefinida. Afectan su cotización los inconvenientes que hay para operar en las minas, especialmente en los emprendimientos más importantes del mundo que son los que se ubican en Sudáfrica, que definen las cotizaciones.
Allí están las minas más profundas del mundo, más complejas para explotar y más ahora con las regulaciones por la pandemia que hacen muy difícil el trabajo. Especialmente en un país como Sudáfrica, que ha tomado medidas drásticas como Argentina para dejar penetrar el virus, y también lo viene consiguiendo.
¿Y por qué esto es importante para San Juan? Sencillamente, porque los emprendimientos mineros son en la actualidad los principales oferentes de trabajo registrado en San Juan, el oro es el principal producto exportado en San Juan. El presente y el futuro parecen estar atado al brillo dorado: si el oro cotiza alto en los mercados, las empresas invierten, y si lo hacen necesitan trabajadores, a los que pagan bien. Regla de tres simple.
Si el oro consigue definir una curva hacia arriba y sostenible (algunos hablan de 3.000 dólares la onza en un par de años, hoy está en 1.750), será ese un gran dato para el San Juan post crisis. Además de Veladero, tiene la posibilidad abierta de su ampliación, y el desarrollo de otros emprendimiento que son eternas promesas pero aún esperan en el banco de suplentes.
Incluso el cobre, otro metal que atravesó altibajos y ahora volvió a encenderse al ritmo de las noticias sobre una eventual reactivación de la actividad económica en el mundo. El cobre mueve a un país, Chile, por la riqueza extraída en el mismo cordón sobre el que se apoya San Juan. Pero San Juan no produce cobre, envuelta en el llanto eterno de los dueños de sus yacimientos descubiertos, empezando por Pachón. A revisar para los que piensan en el futuro.
La vitivinicultura es la madre de las actividades agrícola e industrial de San Juan, envuelta en una polémica insólita. La Coviar salió a lamentar una supuesta merma del 30% en el consumo de vino desde marzo, como consecuencia de la pandemia y su impacto en la principal fuente de consumo del producto: los sacacorchos de los restoranes. Pero habló también de una presunta caída en los despachos internacionales del 19%, de la mano de un freno en el consumo mundial.
Los viñateros lo frenaron en seco y lo contradijeron con ganas. Juan José Ramos sostuvo que la caída en marzo fue sólo del 6%, y que si se computan los primeros tres meses del año les da un aumento del 6% sobre el 2019. Sobre las exportaciones, sus datos tuvieron una diferencia más amplia: según su óptica subieron un 36%. Insólito, más del 50% de diferencia entre uno y otro.
Alguien está mintiendo, sencillo. Los viñateros argumentan que con esos datos están justificando los malos precios de la cosecha, insinuando que abrieron el paraguas con datos falsos. No es un tema sujeto a opinión: son datos. O subió o bajó, simple, hace falta solamente saber contar. En el medio, está la salud de la industria madre, deteriorada antes de la pandemia y ahora arrasada por una anarquía que llega a los liderazgos e, insólitamente, a los datos. Una vergüenza innecesaria.
El sector comercial es un universo bien diverso, con expectativas disímiles. En general, opera el tembladeral de la falta de caja, rubro por rubro y lugar por lugar. Muy pocos esquivan ese fuego: las despensas barriales, la Susana de cada lugar puede seguir fiando y tomando el pulso de las necesidades.
El resto, en más o en menos, no tiene espaldas para seguir soportando la parálisis. Explica eso la lógica desesperación del que no puede abrir sus puertas y mira todos los días cómo pasan los vencimientos. En San Juan, la ausencia de casos los empuja a animarse. Lógico es también desde quienes tienen la potestad de abrir o cerrar las canillas del tránsito, las autoridades, poder explicar que si San Juan se mantiene con ese arco poco vencido es justamente a consecuencia de la conducta y el freno a los flujos de gente.
Difícil entonces obtener recetas terminantes, se opera en consecuencia con la vara de la prueba y el error. Y el riesgo de la dificultad en mensurar, cuando un error puede reflejarse a los 15 días. O cuando no se tiene bien el claro cómo se comporta el bicho. O cuando se miran las imágenes de los lugares donde se mueven sin freno y hay muerte sin freno (EEUU, Europa, ahora Brasil).
Cada provincia maneja una situación diferente, incluso dentro de cada provincia hay matices, cada rubro también es un mundo aparte. Un concesionario de autos podrá decir con sus razones que en sus comercios no entra nunca gente en cantidad. También algunos negocios de ropa, donde el delivery no funciona porque la gente quiere ver, probarse. O alguna cadena de electrodoméstico, ya raleadas de clientes por la pandemia de la crisis económica del año pasado, que ya parece olvidada.
Las autoridades que manejan el grifo pueden argumentar también que una semillita arriba de la otra presenta sus dificultades para manejar, aún en un una provincia como San Juan que está (siempre tocando madera) alejada por ahora del pico fuerte de la pandemia. Y que esa conquista de mantenerse con bajos índices es lo que más hay que defender, porque es un beneficio para todos. Aunque el costo impacte más sobre unos que sobre otros.
Y allí radica la flexibilidad que seguramente a partir de ahora se irá viendo, siempre que los números sigan acompañando. Desde la semana pasada, las provincias tienen mayores potestades, más atribuciones para definir lugares y modalidades para ir aflojando. Claro que esa es una hoja de doble filo porque nadie quiere que un exceso de confianza termine agravando la situación frente al virus. Nadie.
Con cautela, ya se fue viendo la voluntad de que el sector comercial comience a reactivarse integralmente desde el 11, siempre si los datos acompañan como hasta ahora. Y a partir de allí, a prepararse para las imágenes del nuevo mundo. Un abanico de nuevas costumbres que no estarán operativas por una quincena, u mes o dos, sino tal vez por un año.
Habrá algunos más rezagados, por ejemplo el sector gastronómico. Y aun andando, aquellas viejas costumbres de almorzar o cenar todos amontonados, al cajón de los recuerdos por largo tiempo. Los rubros de alta densidad, como boliches o cafés, seguir esperando. Espectáculos y deportes, con cuidados. Comercio en general, con protocolos estrictos. Nuevas costumbres de hecho irán naciendo. Otro mundo.
La industria en San Juan viene encendiendo los motores desde la semana pasada. Primero la relacionada con actividades esenciales, bajo estrictos protocolos de seguridad, de a poco el resto hasta completar la totalidad.
Acechan varias amenazas. La que relata el presidente siempre que puede a modo de ejemplo general. No sirve de nada levantar las barreras en general si un operario entra a una fábrica y contagia a todos sus compañeros. Clara evidencia de que en ese caso -potencial pero posible si se habilita el tránsito abierto- no se lograría el objetivo sanitario ni el económico. Doble fracaso.
También acechan otros peligros. El de saturar el transporte público es uno. El de las avivadas es otro. Como el empresario sanjuanino que fue condenado por mantener su local con empleados en plena vigencia de cuarentena estricta, Vallejo, y que fue a juicio oral la semana que pasó. Se resistió a aceptar la infracción, llevó como testigo a la plana mayor industrial (Hugo Goransky y Juan José Igualada), pero igual fue encontrado culpable como sus colegas Soberman y Brant.
A la salida, se declaró ofendido y dijo que la sentencia en su contra infunde miedo en todo el sector industrial. Este diario consultó con los principales referentes de la industria local: ninguno quiso hablar a grabador encendido, una especie de manto de piedad, pero todos hablaron por lo bajo de la actitud personal y lejana de lo que ocurre que generó molestias en las instituciones.
En suma, ningún miedo por el fallo contra Vallejo, más bien lo contrario. Una cruel contracara de los alcances de la chantada.
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