Un columnario madrileño de 1729 conservado en el Museo de la Casa de Moneda de México
- 17 de abril, 2020
En el Museo de la Casa de Moneda de México se conserva un magnífico ejemplar de un columnario de mundos y mares de 1729, con marca de ceca de Madrid, una M coronada, pero que carece tanto de marca de valor como de sigla de ensayador. Por su peso se corresponde con una pieza de ocho reales o peso duro. Durante muchos años se han producido muchos debates sobre su autenticidad, por falta de documentación que explicara su existencia, pero debemos a don Jorge A. Proctor un exhaustivo estudio sobre la misma que muestra el porqué de su labra. por Pedro Damián Cano Borrego En la Pragmática de 9 de junio de 1728 se establecía expresamente que las muestras se enviarían ejecutadas en cobre, lo que produc?
En el Museo de la Casa de Moneda de México se conserva un magnífico ejemplar de un columnario de mundos y mares de 1729, con marca de ceca de Madrid, una M coronada, pero que carece tanto de marca de valor como de sigla de ensayador. Por su peso se corresponde con una pieza de ocho reales o peso duro. Durante muchos años se han producido muchos debates sobre su autenticidad, por falta de documentación que explicara su existencia, pero debemos a don Jorge A. Proctor un exhaustivo estudio sobre la misma que muestra el porqué de su labra.
por Pedro Damián Cano Borrego
En la Pragmática de 9 de junio de 1728 se establecía expresamente que las muestras se enviarían ejecutadas en cobre, lo que producía dudas a muchos investigadores, a pesar de la magnífica labra de este ejemplar. En su diseño, que coincide con esta bella moneda, se utilizó el tipo de dos hemisferios adosados bajo una corona, situados entre las columnas de Hércules, Abila y Calpe, asimismo coronadas, con rótulos en los que encontramos las inscripciones PLUS (izquierda) e VLTRA (derecha), todo ello sobre ondas de mar. Alrededor de estos motivos aparece la leyenda VTRAQUE VNUM (de ambos hizo uno, Carta de San Pablo a los Efesios, 2, 14), la fecha de acuñación y las marcas de ceca. Los tipos de las columnas de Hércules sobre ondas del mar y la leyenda PLUS VLTRA ya se habían usado en los Reinos de las Indias desde la época de Carlos V.
El diseño estaba aprobado ya el 8 de septiembre de ese año, dado que se cita en un Decreto fechado ese día. Sabemos que en fecha 26 de octubre de 1728 don Diego de la Casa, el Jefe de Talladores de la Casa de Moneda de Segovia, recibió el encargo de diseñar una nueva moneda para sustituir al circulante acuñado hasta entonces en las cecas de los Reinos de las Indias, de acuerdo con lo prevenido en la Pragmática de 9 de junio de ese mismo año.
Un año después, en 1729, el modelo definitivo fue realizado por el tallador salmantino Francisco Fernández Escudero. El 19 de agosto el Marqués de Feria confirmó haber recibido la solicitud de las muestras, y el 22 de agosto hizo saber que el tallador Diego de Sosa estaba terminando los cuyos de las piezas de a ocho, dos y los medios reales, dejando la de cuatro para la semana siguiente, y preguntaba si las muestras debían remitirlas en cobre o en plata.
En la respuesta de 24 de agosto, se recoge que las que debieran presentarse al monarca debían según la Junta se realizadas en plata, mientras que las posteriormente se habrían de remitir a las respectivas Casas de Moneda bastaba que fuesen acuñadas en cobre. En fecha 6 de octubre se entregaron dos muestras de todas las piezas del sistema monetario, desde los ocho reales a los medios, pasando por los cuatro, dos y sencillos, sin marcas de ensayador ni de valor. Como afirma Proctor, puede colegirse que uno de estos juegos fue entregado a don Nicolás Peinado Valenzuela, el nuevo director de la Casa de Moneda de México, que se dirigió a su nuevo destino junto a su teniente Alonso García Cortés y al tallador Francisco Monllor.
Para este autor, aunque se ha afirmado que las muestras fueron enviadas al virrey marqués de Casafuerte, en la Ciudad de México, ello no tiene sentido, dado que las muestras eran enviadas para uso interno de las cecas, es decir que era la norma ser enviadas a sus directores, para ser entregadas posteriormente a los talladores. En el registro de manifiesto rendido de los barcos donde se enviaron las nuevas maquinarias y herramientas en 1730 para la mecanización de la ceca no aparecen estas muestras declaradas oficialmente.
Proctor cita asimismo un escrito del Juez Superintendente de la ceca, José Fernández Veitia Linage de fecha 18 de septiembre de 1732, en el que da cuenta de la recepción de las matrices de punzonería, orlas, letras y gráfilas, así como las monedas efectuadas en plata, en cumplimiento de la Instrucción dada para el gobierno y dirección de las Reales Casas de Moneda de 1728.
La primera ceca en adoptar la nueva tipología fue la de México, que lo mantuvo de 1732 a 1772. La producción comenzó en la Ciudad de México el 29 de marzo de 1732, en presencia del virrey, el superintendente de la ceca, José Fernández de Veitia y Linage, el jefe de talladores, Francisco Monllor, y muchos otros dignatarios y técnicos. Una fecha alternativa para el comienzo de la emisión de los columnarios en México se ha dado en el 25 de febrero de 1732, cuando se produjeron unas cuantas piezas, posiblemente muestras enviadas a España, sin marcas de ceca ni de valor.
Estas monedas, realizadas con la técnica de cilindros, incluían en el canto de las monedas un cordoncillo, para evitar su cercén. Se batieron piezas de a 8, de a 4, de a 2, conocidos sucesivamente como peso, tostón y peseta, reales simples y medios reales. Estos tipos cohabitaron con los antiguos, de escudo grande en anverso y escudo cuartelado en reverso, que se batieron simultáneamente hasta 1734.
Otra moneda de las mismas características, sin marca de valor ni de ensayador, es la onza madrileña de 1729 que se acompaña a este artículo, también sin marca de valor ni sigla de ensayador, procedente de la subasta 260 de Áureo & Calicó, Lote 701, celebrada el 27-28 de mayo de 2014. La misma se corresponde con el nuevo tipo que en 1728 se ordenó a la ceca de México, como a las de Sevilla y Madrid en la Península, que se utilizase para las monedas de oro. Estos tipos consistían en busto del rey Felipe V a derecha cubierto con peluca en anverso y leyenda PHILIP V D G HISP ET IND REX y fecha, y en el reverso escudo grande rodeado de toisón y leyenda INITIVM SAPIENTIAE TIMOR DOMINI y marca de ceca M coronada.
Estas monedas comenzaron a acuñarse en México en 1732, como los reales columnarios antes estudiados. Cabe preguntarse si en el caso de esta muestra sucedió algo similar a lo estudiado por Proctor para el peso columnario de mundos y mares que se encuentra en la Casa de la Moneda de México. Si igualmente uno de los juegos de muestras que fueron presentados al monarca ese año, fue llevado a México posteriormente por el citado Nicolás Peinado. Parece una bonita línea de investigación.
Para saber más:
Archivo General de Indias (AGI): México, 749.
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