Una costosa gira, tirada a la basura: Las rabietas y caprichos de Milei dejaron solos a 140 inversores alemanes
- 15 de febrero, 2024
El presidente había enviado a Flavia Royón, por entonces secretaria de Minería de la Nación, a presentar el potencial argentino en la materia a Berlín.
Logró avances significativos pero, una semana después, el presidente la despidió generando confusión en el rubro minero.
Flavia Royón, junto a un grupo de gobernadores, había viajado días atrás a presentar el potencial minero argentino en Berlín, Alemania. La noticia fue presentada en el propio portal del gobierno nacional el primero de febrero, horas antes de su escandaloso despido.
Junto a la secretaria de Minería de la Nación, posaron para la foto los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz, Jujuy, Carlos Sadir, San Juan, Marcelo Orrego, y el catamarqueño Raúl Jalil. Difícilmente, los representantes alemanes que se hicieron presentes imaginaron que, tan sólo unos días después, Royón sería despedida en un arranque de furia del presidente Javier Milei.
Paradójicamente, la delegación argentina comunicó, ante una audiencia presencial de más de 140 inversores, dirigentes políticos y referentes del sector minero y de la transición energética alemana, que había llegado el momento de las reglas claras. Tan sólo una semana después, en la tarde del 8 de febrero, el presidente Milei decidió exigir la renuncia de Royón tras el fracaso de la ley Ómnibus en la Cámara de Diputados.
Las reglas claras exigen, entre otras cuestiones, una continuidad en la persona encargada de oficiar como interlocutora en entre dos países. Los avatares de la política argentina y las rabietas juveniles del presidente Milei hicieron que los más de 140 inversores alemanes ahora no sepan con quién tienen que hablar.
Junto a Royón se fue expulsado el titular de la ANSES, Osvaldo Soriano. Sus condenas fueron impulsadas por responder a gobernadores peronistas que decidieron no acompañar la iniciativa parlamentaria del gobierno nacional. Una curiosa vendetta de un presidente que dejó algo asegurado: las reglas claras son, hasta el momento, las grandes ausentes en una gestión preocupantemente impredecible