Algo está llenando de oro el universo... pero nadie sabe qué lo hace posible
- 7 de octubre, 2020
Hasta la fecha. se desconoce cómo se han podido generar las ingentes cantidades de oro que hay en el espacio. Un estudio trata de hallar una aproximación a este misterio RUBÉN RODRÍGUEZ Hace solo unos años, la NASA daba a conocer una de las noticias más impactantes de los últimos tiempos: acababan de encontrar el yacimiento de oro más gr
Hasta la fecha. se desconoce cómo se han podido generar las ingentes cantidades de oro que hay en el espacio. Un estudio trata de hallar una aproximación a este misterio
RUBÉN RODRÍGUEZ
Hace solo unos años, la NASA daba a conocer una de las noticias más impactantes de los últimos tiempos: acababan de encontrar el yacimiento de oro más grande nunca antes conocido y, efectivamente, se encontraba en el espacio. Se trataba de '16 Pysche', un asteroide que se encuentra entre Marte y Saturno y que está compuesto fundamentalmente de oro, además de otros materiales pesados como hierro o el níquel. Haciendo un cálculo estimativo, la NASA considera que el valor de esta roca es de 10.000 cuatrillones de dólares. Pero su naturaleza sigue siendo todo un misterio.
Desde hace algunos años, los expertos se afanan en tratar de contabilizar a cuánto oro tiene acceso el ser humano y cuánto quedaría por extraer de las entrañas de la Tierra. A día de hoy, este material es básico, pues además de ser un importante símbolo de riqueza es fundamental en la industria tecnológica. Pero todo el mundo sabe que, como cualquier otro mineral, se trata de un elemento finito y que, por tanto, tiene fecha de caducidad. Sin embargo, los expertos siguen haciéndose la gran pregunta: ¿cómo nace el oro? Y aún más importante: ¿qué es lo que provoca que se encuentre en grandes cantidades en el espacio?
Descubren el mayor yacimiento de oro del mundo... y está en mitad del espacio
RUBÉN RODRÍGUEZ
Se trata de un asteroide llamado '16 Pysche' y que tiene tal cantidad de oro que su valor es de 10.000 cuatrillones de dólares, que serían unos 1,3 billones por persona en la Tierra
Desde hace varios años, los expertos se afanan en realizar todo tipo de estudios para tratar de descubrir de dónde nace el oro. Se sabe que está compuesto por 79 protones y 118 neutrones que terminan por formar un solo núcleo atómico, todo ello gracias a una intensa reacción de fusión nuclear. Durante muchos siglos, los más afamados alquimistas investigaron la fórmula para conseguir hacer oro, pero nadie la ha hallado. Sin embargo, la respuesta debe de estar en el espacio: el oro es un elemento presente en todo el universo, pero no hemos conseguido aún saber por qué.
Para tratar de explicar su naturaleza, Chiaki Kobayashi, astrofísico de la Universidad de Hertfordshire, en Reino Unido, ha llevado a cabo un nuevo estudio muy pormenorizado que ha sido publicado en The Astrophysical Journal, en el que se hace referencia a otras 341 publicaciones sobre el tema. Aprovechando esa base científica y tratando de hallar una solución, este experto ha llegado a una conclusión: la principal fuente de creación de oro que el ser humano ha sido capaz de hallar no es capaz de explicar la ingente cantidad de este material precioso que hay en nuestro universo.
Kobayashi considera en su nuevo estudio, tal y como explica en LiveScience, que la teoría más ampliamente apoyada por la comunidad científica sobre el origen del oro es cierta. O, dicho de otra manera, las colisiones entre estrellas de neutrones han confirmado la fabricación de oro. Sin embargo, existe un problema fundamental: Este tipo de reacciones son tan escasas que es improbable que sea la principal explicación sobre la existencia de oro. Por esa razón, el científico se ha lanzado a buscar otras posibles explicaciones complementarias que ayuden a entender la presencia de oro en el espacio.
Las colisiones que tienen lugar entre las estrellas de neutrones dan lugar al surgimiento de oro tras romper los protones y neutrones que están juntos en núcleos atómicos, para volver a enviarlos al espacio en una nueva unión. Otro de los eventos espaciales que podría ser similar es el de las supernova regulares, pero el estudio también lo descarta: las estrellas que son suficientemente masivas como para fusionar oro antes de morir, aparte de ser realmente extrañas, se convierte en agujeros negros en el momento en el que explotan, sin que exista presencia de oro en su acción. Esto lo descartaría por completo.
Otra de las acciones barajadas está relacionada con las supernovas magneto-rotacionales, que son similares a las primeras pero con un giro muy rápido. En este caso, la estrella moribunda empieza a girar muy rápido, sacudida por campos magnéticos muy fuertes que hacen que gire sobre sí misma hasta explotar y lanzar chorros de materia al espacio. Al ocurrir esta situación, sí que fusionan oro procedente de su núcleo y lo envían al espacio, pero ocurre lo mismo que en el caso de las estrellas de neutrones: son tan extrañas que por sí solas tampoco explicarían la cantidad ingente de oro que hay en el espacio.
Para Kobayashi, solo existen dos respuestas posibles para explicar la presencia de tanto oro en el espacio: en primer lugar, y mucho más posible, que exista algún proceso a día de hoy desconocido por los científicos que esté fabricando oro y que aún no haya sido observado; en segundo lugar, que tanto los choques de estrellas de neutrones como las explosiones de supernovas magneto-rotacionales en realidad expulsen cantidades de oro mucho mayores que las que los modelos de predicción existentes nos estarían mostrando en realidad.
A pesar de no haber conseguido llegar a una conclusión exacta que explique qué proceso es el que se encarga de la generación del material precioso más valioso en la Tierra, el estudio sí ha conseguido ofrecer otras explicaciones: si pudieron llegar a la conclusión de cómo se forman átomos tan ligeros como el carbono -12 (seis protones y 6 neutrones) o el uranio -238 (92 protones y 146 neutrones). De momento, se trata del estudio más preciso para intentar conocer de dónde surge el oro pero, de momento, seguimos sin conocer su verdadera naturaleza.
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