Construir prosperidad, por Alberto Carlocchia
- 18 de septiembre, 2025
Es hora de una evaluación honesta.

La Argentina, a pesar de su inmenso potencial y la romántica noción de ser el “granero del mundo” o un “país con todos los recursos”, no es actualmente una nación rica. Los indicadores socioeconómicos lo gritan: la pobreza persiste, la infraestructura es deficiente en muchos frentes, la inestabilidad económica es una constante y las oportunidades escasean para una parte significativa de la población. Esta realidad, aunque incómoda, es el punto de partida que debemos aceptar.
La ilusión de una riqueza inherente nos ha anestesiado por demasiado tiempo. Nos hemos engañado pensando que nuestros recursos naturales son, por sí solos, garantía de prosperidad. Pero la riqueza no es un regalo del destino; es el resultado de un esfuerzo colectivo, de decisiones estratégicas y de una ejecución disciplinada. Vivir anclados en la nostalgia de un supuesto pasado glorioso o esperar pasivamente un futuro que no llega solo es una receta para el estancamiento. El desarrollo no es algo que “sucede”; se construye, ladrillo a ladrillo, con trabajo duro y visión estratégica.
Sin embargo, aquí radica la verdadera oportunidad: contamos con los recursos naturales necesarios para ser una nación próspera; contamos con la materia prima para la economía global del futuro. Pero tenerlos en el subsuelo no es suficiente. El desafío es transformarlos en bienestar, en empleo de calidad, en infraestructura, en educación y en un futuro sostenible para todos los argentinos.
Este camino exige un cambio de actitud profundo. Implica dejar de lado divisiones estériles, la constante puja política partidista y los intereses sectoriales cortoplacistas y mezquinos. Requiere que la minería deje de ser un tema polarizante para convertirse no solo en una política de Estado, sino también en una verdadera “causa de Estado”, sostenida y empujada por una sociedad que “pide a gritos” progresar y consolidar una verdadera movilidad social ascendente para nuestros hijos.
Pero no solo se trata de minería, aunque esta pueda ser el motor que encienda el engranaje. Si nos paramos desde una perspectiva geopolítica, la posición geográfica de la Argentina es una ventaja estratégica inigualable. Implementar la visión de salida por los dos océanos (Atlántico y Pacífico) es clave no solo para potenciar la producción minera, sino también para impulsar la producción interna de todas nuestras industrias y la exportación de nuestros productos a más regiones del mundo. Esta visión no beneficia únicamente a un sector; es la base para el desarrollo de oportunidades para nuestra gente en todo el espectro productivo federal.
Con una adecuada infraestructura logística —que incluye puertos, ferrocarriles y rutas— y una política exterior proactiva, la Argentina puede consolidarse como un hub de productos críticos que sirva a mercados del hemisferio occidental y del oriental, fortaleciendo así su inserción global y contribuyendo a la seguridad de suministro de alimentos, productos industriales y minerales críticos en un contexto de transición energética. Este desarrollo infraestructural y logístico integral, impulsado inicialmente por la minería y al que deberán sumarse otros actores productivos de nuestro país, se transforma en un activo fundamental para la competitividad y expansión de toda la matriz productiva argentina.
Pero todo esto significa que la visión estratégica, su implementación y su desarrollo deben trascender los gobiernos de turno para generar el impacto transformador en nuestra gente. Como ciudadanos debemos perseverar para que esta causa sea parte de una estrategia nacional en el largo plazo, con reglas claras y predecibles, con un fuerte compromiso con la sostenibilidad económica, ambiental y social, y la capacidad de generar valor para toda la sociedad. Solo así podremos convertir nuestro vasto potencial en la prosperidad que la Argentina merece y necesita.
Ejecutivo minero, miembro de la Mesa Constructora de Minería de Plan País Argentina, expresidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras, líder del Comité de Minería de la Cámara de Comercio Argentino-Canadiense
Por Alberto Carlocchia
La Nación