Las raíces históricas de la geología argentina, por Ricardo Alonso
- 14 de octubre, 2025
Conocer la Tierra fue siempre una inquietud dominante de la humanidad y se convirtió en objeto de estudio.

La primera semana de octubre de 2025 se realizó en San Salvador de Jujuy el VII Congreso Argentino de Historia de la Geología (VII CAHGEO). Dicho acontecimiento académico reunió una vez más a los interesados en la historia de las ciencias geológicas basada en sus pioneros, protagonistas, viajeros, la evolución de las instituciones, entre otros múltiples aspectos. Hubo trabajos y participación de varias universidades argentinas lo cual quedó plasmado en un libro de actas con una treintena de trabajos.
El congreso fue organizado por la Universidad Nacional de Jujuy bajo la presidencia de la Dra. Beatriz Coira y estuvo dedicado a la memoria del Dr. Gilberto F. Aceñolaza (1941-2024) figura señera en muy diversos campos del conocimiento, la política y la gestión.
Gilberto Aceñolaza
Aceñolaza, de quién El Tribuno publicó oportunamente una importante reseña de su vida y obra, es recordado por haber sido presidente del Conicet en la década de 1990, diputado nacional por Tucumán impulsando leyes claves en educación y minería, haber desempeñado un rol fundamental en la construcción de soberanía en los temas referidos a la plataforma continental, el talud y la ampliación del territorio nacional, haber defendido la pertenencia geológica de las Islas Malvinas a América del Sur y no a África como postulaban los geólogos ingleses, además de una extensa vida académica con la dirección de decenas de tesis y la publicación de más de 350 trabajos científicos y libros.
Aceñolaza tuvo un fuerte compromiso con el noroeste argentino. Tanto con Tucumán, su universidad de adopción, como por Salta y Jujuy. Recolectó cientos de ejemplares de trazas fósiles del límite Precámbrico-Cámbrico y restos de invertebrados del Paleozoico inferior, especialmente trilobites y graptolitos. Formó la mayor colección de trazas fósiles de la República Argentina en el Instituto Miguel Lillo y se convirtió en un referente internacional en el tema. Una biografía con rasgos importantes de su vida y obra acompañó la edición del libro de Actas.
El estudio de la Tierra
Isaac Newton escribió en 1675: "Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes". Desde entonces se ha tomado conciencia que solo apoyándose sobre el conocimiento previamente acumulado la ciencia puede avanzar. La geología es esencialmente una ciencia histórica y el geólogo es un historiador de la Tierra. El geólogo escudriña en las rocas, fósiles, minerales e isótopos en busca de registros de eventos que le permitan des-complejizar la trama de esos mundos superpuestos que lo transportan hasta el mundo actual. Para ello utiliza todas las herramientas metodológicas que le proporcionan la mente y el martillo; "Mente et Malleo", como reza el logo internacional de la Geología. Y lo hace a través del conocimiento geológico, la imaginación geológica, la intuición geológica y lo más valioso a través de la pasión geológica.
Hubo un tiempo en que los geólogos eran reacios a estudiar la historia de su propia disciplina y la de sus protagonistas. De allí el desconocimiento acerca de cómo se fue construyendo el corpus doctrinario de la disciplina. Muchas figuras prominentes de la historia universal tuvieron un gran compromiso con las ciencias de la Tierra tal el caso de Leonardo Da Vinci (autor del Codex Leiscester, un pequeño texto de Geología por el cual Bill Gates pagó la exorbitante cifra de 30 millones de dólares), Charles Darwin que era geólogo y pasó a la historia como biólogo; o Benjamín Franklin, que dedicó sesenta años de su vida a las geociencias y la mayoría solo lo conoce por el pararrayos o su imagen en el billete estadounidense de mayor denominación. Sin descuidar los valiosos textos geológicos que dejaron tres de los más grandes filósofos de la historia universal como René Descartes, Gottfried W. Leibniz e Immanuel Kant.
Grandes historiadores de la Geología han dejado obras emblemáticas y enciclopédicas. Entre ellos vale recordar a Karl von Zittel, Archibald Geikie, Franks Adams o Kirtley Mather. Este último, autor del monumental "Source Book in Geology" (Mc Graw Hill, 1939, 702 p.), fue un geólogo petrolero que trabajó en su juventud para la Standard Oil en el sistema subandino argentino-boliviano e hizo aportes sustanciales en las primeras décadas del siglo XX. La República Argentina tiene el privilegio de haber contado con la visita de un sabio universal como fuera Charles Darwin y precisamente fue en nuestra costa atlántica y en el cruce de los Andes donde él pensó muchas de las ideas que cristalizarían más tarde en sus obras mayores.
Antes que él, ya habían pasado por el territorio argentino el alemán Anthony Z. Helms, el checo Tadeo Haenke y el francés Alcides D'Orbigny los que dejarían obras seminales para el conocimiento de la naturaleza, incluidos allí elementos básicos de geología.
Sabios en la Argentina
En la década de 1850 llegarían al país los geólogos y geógrafos franceses, contratados por Urquiza, con tres grandes nombres: Auguste Bravard, Victor Martín De Moussy y Alfred Marbais Du Gratty.
En la década de 1860 lo haría el italiano Pellegrino Strobel quién más tarde sería sustituido por su connacional Juan Ramorino. En la década de 1870 la Academia de Ciencias de Córdoba se alimentaría de grandes figuras de la ciencia centroeuropea con Germán Burmeister, Alfred Stelzner y quienes lo sucederían, rescatando especialmente a Ludwig Brackebusch, Guillermo Bodenbender y Roberto Beder.
Una pléyade de científicos comenzaría a llegar al país alentados por la prosperidad económica decimonónica o por los conflictos bélicos europeos, así como también por la formación de instituciones nacionales orientadas al estudio geológico, mineralógico, hidrológico y minero del territorio argentino. Los suizos de La Plata (Hauthal, Roth, Burckhardt y otros); alemanes como Valentín, Keidel, Groeber, Rassmuss, Stappenbeck, Schiller, Windhausen y Avé Llallemant; italianos como Bonarelli, Feruglio, Frenguelli y Fossa Mancini fueron dando nacimiento y solidez a una ciencia geológica con buenos cimientos.
El país daría también figuras importantes como Francisco Javier Muñiz, Eduardo Holmberg, Francisco P. Moreno, Florentino Ameghino y Carlos Ameghino. Franco Pastore y Juan José Nágera serían los primeros geólogos argentinos, junto a José María Sobral que obtuvo su título en Suecia. Este curiosamente pasaría a la historia como el "Alférez Sobral" por su grado en la oficialidad de la marina cuando acompañó la expedición antártica de Otto Nordenskiold y quedaron atrapados dos años entre los hielos. A ellos se sumarían nombres como Harrington, Turner, Borrello, Peirano, Catalano, Tapia, Mórtola, Sgrosso, entre muchos otros. Víctor Ramos, conferencista invitado al congreso de Jujuy, es el autor de un grueso y enciclopédico volumen titulado "Historia de la Geología Argentina: una crónica de más de dos siglos" (AGA-SEGEMAR, 2023, 326 p., Bs.As.). Dicha obra salió traducida al inglés y publicada en 2025 por la editorial Springer (442 p., Switzerland). El suscripto tuvo el honor de prologar ambos libros.
El reciente congreso de Jujuy marcó la continuidad de un proyecto que se inició en San Miguel de Tucumán (2007) y fue continuado en Buenos Aires (2010), Salta (2013), La Plata (2016), Córdoba (2019) y San Miguel de Tucumán (2023), todos ellos bajo las presidencias de los doctores Gilberto F. Aceñolaza, Guillermo Ottone, Ricardo N. Alonso, Alberto F. Riccardi, Guillermo Albanesi y Guillermo Aceñolaza, respectivamente. Se presentaron y debatieron trabajos con enfoques diversos como las personalidades de Abel Peirano, Germán Avé Lallemant, Arnold Heim, Cristian Nelson, Moisés Kantor, Helge G. Backlund, Paul Loss, Germán Burmeister, Walther Schiller, Ricardo Stappenbeck, Egidio Feruglio, Ludwig Brackebusch, Karl Oenike, Pellegrino Strobel, Juan Carlos Porto, Ferdinand de Montessus de Ballore y John Leuba. Asimismo temáticas referidas a la "Historia de la volcanología Argentina", "El descubrimiento del yacimiento de petróleo Caimancito en Jujuy", "Historia de la exploración geológica petrolífera en el NOA", "Minería y metalurgia del Cobre del Famatina", "Pirquineros del Neuquén", "Leuba y Lacán: Un puente entre la Geología y la Psicología", "Geología de algunos sitios arqueológicos del norte argentino y Patagonia", los terremotos de Mendoza (Argentina) y San Francisco (California), Los "amonites" en el Triásico salteño descubiertos a principios del siglo XX en rocas hoy tapadas por el dique Itiyuro, Historia de las glaciaciones en Patagonia y Tierra del Fuego, Historia y catálogo de la Biblioteca "Ing. Carlos Stubbe" del IdGyM de la UNJu, Historia del Museo "Saturnino Iglesias" (MUSI) del IdGyM de la UNJu y sus colecciones, entre otros, cuyos resúmenes cortos o expandidos se encuentran compilados en la publicación del libro de actas y resúmenes. La obra fue confiada a Araoz Ediciones de Salta y contó con la diagramación de Irene Blanco. Se realizó además la "Exposición Oenike" con pinturas y fotografías de ese naturalista viajero que recorrió Argentina a lomo de mula en la década de 1880, exposición ya realizada con notable éxito en Buenos Aires, Salta, Mendoza y Asunción del Paraguay.
Desde 2007 la historia de la geología encontró en estos congresos nacionales nuevos y sucesivos peldaños en el crecimiento de su evolución y desarrollo
El Tribuno