Minería y minorías, por Gabriel Conte
- 19 de octubre, 2022
Algo que hay que definir un poco más, ya que no se entiende: ¿cómo puede ser que "minorías intensas" tengan más poder que las mayorías?

La necesidad de romper con la actitud pusilánime en torno a la crisis de empleo.
Una mayoría decide y minorías concatenadas, disponen. Esa parece ser la síntesis de la realidad que se vive en Mendoza en un asunto central, cual es la imposibilidad manifiesta de avanzar en el desarrollo sostenible de la actividad minera. "Minorías intensas" son denominados ahora los sectores que logran inocular a la sociedad una mezcla de datos que van desde los rumores, las mentiras y enmascarados en algún puñado descontextualizado de verdades.
Lo consiguen, casi sin resistencia. Y no solo eso: el hecho de ser citados como la causa central de que en Mendoza no puedan discutirse desprejuiciadamente proyectos mineros, torna a una actividad lícita como esta en una acción casi desde la clandestinidad, a la vez que legitima a los que inducen al pánico antiminero.
Tiene razón el gobernador Rodolfo Suarez cuando dice que "no hay clima social" para avanzar. Está diciendo también que hay una tarea en la que nadie puede resignar su rol: descubrir la verdad, ponerla sobre la mesa y generar líneas que posibiliten empezar con la nueva línea productiva que claramente hace falta.
Entonces, el problema parece ser no solo que existan "minorías intensas", sino que su accionar se produce ante una "mayoría pusilánime". Y es aquí en donde vuelve a verse un problema político del que ya se ha hablado bastante y que pasa más por la urgencia por ganar la próxima elección, todo el tiempo, no importa cuando se lea esto, y no la construcción de espacios de negociación, diálogo (consensos y disensos racionales) y construcción de salidas económicas en función de diagnósticos claros.
A ese autopercibido "Superman" interesadamente ecologista se le debilita y desintensifica con una criptonita que se activa si la sociedad deja de lado su pusilanimidad (por definición, "ausencia de ánimo y falta de valor para emprender acciones, enfrentarse a peligros o dificultades o soportar desgracias").
Los dirigentes (funcionarios o no, oficialistas y opositores, empresarios y políticos) se quejan de que "la gente" no los acompaña. ¿Por qué sí creen que le otorgan intensidad a las minorías y no a ellos? Hay una tarea más que está pendiente y es la construcción de respaldo, cosa que probablemente hoy esté pasando por ofrecer garantías de que la actividad minera va a ser controlada eficazmente por el Estado, ya que el principal temor es a su descontrol y consecuencias.
No basta enumerar cuánto la agricultura o el petróleo -que sí parecieran tener gran aval social- contaminaron a lo largo de la historia Mendoza, o cuánto daño le han hecho al ambiente, en muchos casos en forma irreparable. La demanda está en que una nueva actividad no siga ese mismo camino y el inicio de una corriente que le abra camino es desmitificar todo y otorgarle ciudadanía a la discusión.
Hay que admitir, antes que nada, que el falso debate marginal está en otro lado y no en el futuro del empleo registrado y la rentabilidad económica que el desarrollo minero puede dar.
Un empresario mendocino que no es habitual ver en los medios graficó la situación de estancamiento en esta situación así: "Mientras aquí seguimos detrás de las ferias de vinos, en San Juan brindan con vino los acuerdos que multiplican la actividad, los resultados y el empleo minero".
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