Desde Minería de la Nación esperan que Argentina se convierta en el segundo productor mundial de litio. En esa proyección Salta juega un papel preponderante, pero ¿cómo redundará esto en cuanto a la creación de puestos de trabajo?
Pablo Ferrer
Tomemos como ejemplo una empresa de litio mediana, como las que se instalará en el Salar del Rincón, para una producción de unas 20.000 toneladas por año de carbonato de litio. Una firma de esas contrata de forma directa unas 250 personas. De ese total, entre 30 a 35 son profesionales, sobre todos ingenieros. Otros 180 son técnicos empleados para las tareas de operación y mantenimiento, estamos hablando de técnicos mecánicos, electromecánicos y electrónicos, mineros, etcétera. Entre 40 a 50 son personas con oficios como torneros, personal de vigilancia, soldadores, maquinistas y choferes, entre otros. Y si se considera la mano de obra indirecta, la gente que le presta servicio a esa empresa, a esos 250, hay que multiplicarlo por cuatro. Es decir que un emprendimiento mediano genera unos mil puestos de trabajo.
¿Cómo están trabajando con el tema del cuidado ambiental, que es siempre una preocupación en toda explotación minera?
Todas las empresas, desde las que extraen áridos de los ríos y hasta la explotación de Taca Taca, en el otro extremo, para tener una concesión minera tienen que presentar un informe de impacto ambiental. La concesión se la otorga el sistema judicial a través un juez de Mina, que nos pasa a la Secretaría de Minería ese informe para que lo evaluemos con una mirada técnica, operativa, ambiental y social. En la Secretaría hay funcionarios que son especialistas en cada uno de esos temas. Luego de esa evaluación nosotros le otorgamos el permiso a la empresa para que haga lo que pretende hacer, un muestro, perforaciones, etcétera. Nosotros damos los permisos siempre y cuando el informe ambiental cumpla con la normativa. La pata social del informe también es muy importante. El proyecto tiene que admitir la licencia social de las comunidades que están viviendo en la zona, donde se va hacer la exploración o explotación. Si cumple con los requisitos normativos de manera consistente entonces se otorga un permiso que dura dos años, finalizados esos dos años, si la empresa pretende seguir trabajando tiene que volver a presentar un informe de impacto ambiental indicando lo que hizo y lo que pretende hacer en los dos años siguientes y se repite la evaluación.
¿Por qué Salta empezó a ocupar el interés de los inversores mineros?
Salta tiene recursos geológicos de oro, plata, plomo, uranio, litio, boratos, cal, áridos, cesio, cobalto y otros. Estamos bendecidos con nuestros recursos. Tenemos, además, una normativa de fácil entendimiento, eso no lo digo solo yo sino las empresas. Y luego Salta se caracteriza por brindar seguridad jurídica, en el sentido que no cambian las normativas ni tampoco la parte tributaria, eso hace que haya un horizonte sin cambios en el mediano y largo plazo, que es lo que necesita el sector. Hay una política de Estado que viene desde hace tiempo.
El Tribuno